2. En la oscuridad del Cambio

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La mañana estaba llena de un bullicio indiferente mientras la ciudad despertaba. Sin embargo, para Izuku Midoriya, el día que se desplegaba frente a él no era uno común. Había tomado una decisión crucial la noche anterior, y ahora debía enfrentarse a las consecuencias de su elección.

Izuku caminaba por calles que antes le parecían familiares, pero que ahora se sentían distantes y frías. La decisión de unirse a un grupo de villanos le ofrecía una salida, una posibilidad de encontrar un propósito en un mundo que había sido cruel con él. La promesa de poder y respeto se sentía como un destello de esperanza en un horizonte sombrío.

Llegó a un edificio abandonado en una zona industrial de la ciudad. El lugar estaba deteriorado, con ventanas rotas y graffiti en las paredes, una representación visual de la decadencia que ahora sentía en su propia vida. Con un nudo en el estómago, empujó la puerta de metal que chirrió al abrirse y entró en el interior oscuro.

El interior del edificio era una serie de habitaciones vacías y ecos, con una atmósfera cargada de una tensión que casi podía tocarse. Un grupo de personas estaba reunido en el centro de lo que parecía ser una sala principal. Izuku se sintió intimidado por la mirada de estos desconocidos, cada uno con una expresión que variaba entre la curiosidad y el recelo.

El hombre que lo había contactado la noche anterior, con su presencia autoritaria y mirada fría, se acercó a él con una sonrisa enigmática. —Bienvenido, Izuku. —dijo con un tono que mezclaba cordialidad con un toque de distanciamiento.

Izuku asintió, su corazón latiendo con rapidez. —Estoy aquí, como acordamos. ¿Qué necesito hacer?

El hombre lo condujo a un rincón apartado, donde los miembros del grupo estaban reunidos. Las conversaciones se detuvieron cuando Izuku apareció, y todos los ojos se posaron en él. No había necesidad de hablar sobre su falta de quirk; el rechazo y el sufrimiento que había vivido eran evidentes en la forma en que lo miraban.

Uno de los villanos, una mujer con una cicatriz prominente en el rostro, lo examinó con una mirada crítica. —Entonces, ¿tú eres el nuevo? ¿El que decidió dejar atrás la vida de marginado para unirse a nosotros?

Izuku se encogió ligeramente, la familiar sensación de humillación regresando con la fuerza de un puñetazo. —Sí, eso es correcto —respondió, tratando de mantener la voz firme a pesar del temblor que sentía en su interior. —He llegado hasta aquí porque... porque no puedo seguir sufriendo como antes.

La mujer lo observó durante un momento, su mirada dura. —Este no es un camino fácil, Izuku. No solo es cuestión de obtener poder; es cuestión de sobrevivir en un mundo que te verá como un enemigo. ¿Estás seguro de que estás listo para eso?

Izuku sintió una oleada de dolor al recordar el rechazo constante que había experimentado debido a su falta de quirk. La sociedad había sido implacable, tratándolo como una carga y una decepción. Las palabras de la mujer resonaban con la realidad que había enfrentado, pero también con la desesperación que lo había llevado a tomar esta decisión.

—No tengo otra opción —dijo Izuku, su voz cargada de una mezcla de tristeza y determinación. —Quiero dejar atrás el sufrimiento, encontrar un propósito en este mundo que nunca me ha dado una oportunidad.

El grupo comenzó a instruir a Izuku en aspectos básicos que no involucraban quirk, sino habilidades de combate, tácticas y supervivencia. Aprendió a defenderse físicamente y a utilizar su entorno a su favor, pero también fue sometido a pruebas psicológicas que pusieron a prueba su fortaleza mental. El entrenamiento no solo era físico, sino también una serie de pruebas diseñadas para hacer que se cuestionara a sí mismo y su decisión.

Cada día que pasaba, la vida de Izuku se llenaba de una nueva rutina de actividades que le mostraban cómo sobrevivir en el mundo de los villanos. La brutalidad y el desafío del entrenamiento eran intensos, y aunque su cuerpo se estaba volviendo más fuerte, su mente seguía lidiando con el tormento interno del rechazo y la desesperanza.

Una noche, mientras se encontraba solo en una esquina del edificio después de una sesión de entrenamiento particularmente agotadora, Izuku se preguntaba si había tomado la decisión correcta. La soledad y el vacío que sentía en su interior eran abrumadores, y el peso de la vida que había dejado atrás se sentía como una carga que no podía soltar.

El hombre que lo había reclutado apareció nuevamente, su figura emergiendo de las sombras. —¿Cómo te va, Izuku? —preguntó con una mirada que combinaba interés y distancia.

Izuku lo miró con una mezcla de cansancio y dolor. —Es difícil. El entrenamiento es duro, pero lo más difícil es... lidiar con mis propios pensamientos. A veces me pregunto si esto es lo que realmente quería.

El hombre asintió, como si entendiera la complejidad de sus emociones. —Cada decisión tiene su costo. El camino que has elegido te llevará a lugares que nunca imaginaste. Solo tú puedes decidir si estás dispuesto a pagar el precio.

Con esas palabras, el hombre se alejó, dejando a Izuku solo con sus pensamientos. El eco de sus palabras resonó en su mente mientras miraba hacia el vacío, luchando por reconciliar su dolor pasado con el nuevo camino que había decidido seguir.

La noche se adentraba, y mientras el edificio permanecía en silencio, Izuku se enfrentaba a un conflicto interno, atrapado entre la desesperación y la determinación. El camino que había tomado le ofrecía una salida, pero el precio de esa salida era más alto de lo que había anticipado.

















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Espero que les guste!

El laberinto de la Culpa - Katsudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora