La luz del amanecer se filtraba a través de las ventanas rotas del cuartel de la Liga de Villanos, pero la calma de la mañana estaba lejos de reflejar el estado interno de Izuku Midoriya. Habían pasado varios meses desde que se unió al grupo, y el tiempo había sido testigo de una transformación significativa en él. Su entrenamiento estaba completo, y su lealtad a la Liga se había solidificado, pero la misión que se avecinaba le hacía enfrentarse a las sombras de su pasado.
Izuku estaba en una de las áreas de entrenamiento, donde el eco de sus movimientos se mezclaba con el sonido de los golpes en el saco de arena. Dabi y Toga observaban desde la esquina, mientras él ejecutaba sus rutinas con una intensidad casi febril. Cada golpe, cada movimiento, era un intento de canalizar la energía acumulada y el dolor reprimido.
—¡Vamos, Izuku! —gritó Dabi, con una mezcla de desafío y aprobación en su voz. —Quiero ver esa rabia en cada golpe. No estás aquí para ser un simple peón, ¡muestra que tienes lo que se necesita!
Izuku asintió, sin dejar de golpear el saco. La rabia y el resentimiento estaban entrelazados con cada movimiento. A medida que el entrenamiento avanzaba, sus pensamientos viajaban hacia la misión que la Liga de Villanos estaba por llevar a cabo. Shigaraki había anunciado que estaban a punto de intervenir en una operación importante de un grupo de héroes en el centro de la ciudad, y la oportunidad de enfrentarse a sus antiguos adversarios le daba un impulso adicional.
Cuando la reunión se convocó, Shigaraki, con su aire de autoridad, anunció los detalles de la misión. —Los héroes están organizando una operación para capturar a algunos de nuestros aliados. No podemos permitir que tengan éxito. Nos infiltraremos en el edificio, interrumpiremos su operación y nos aseguraremos de que no logren su objetivo.
Izuku sentía una mezcla de anticipación y determinación. La idea de enfrentarse a los héroes, aquellos que alguna vez había admirado y que le habían causado tanto dolor, le llenaba de una furia contenida. La misión no era solo un trabajo; era una oportunidad para vengarse de aquellos que habían contribuido a su sufrimiento.
Con el equipo preparado, la Liga de Villanos se dirigió hacia el edificio de oficinas en el centro de la ciudad. La noche había caído, y las calles estaban envueltas en una atmósfera de misterio y expectación. Izuku avanzaba con una determinación férrea, sabiendo que esta misión era una chance para demostrar que había encontrado su lugar en el mundo, lejos de la imagen que los héroes y la sociedad habían forjado para él.
Al llegar al edificio, se movieron con la precisión de un grupo entrenado. Shigaraki, Dabi, Toga y Kurogiri estaban listos para actuar, cada uno con una misión específica. Izuku estaba encargado de neutralizar a los héroes que intentaran interponerse en su camino.
La infiltración fue meticulosa. Izuku se encontró cara a cara con un joven héroe en el pasillo del edificio. El héroe, con su traje brillante y una actitud de confianza, se convirtió en un símbolo doloroso de lo que Izuku había perdido. Los recuerdos de su antiguo sueño de convertirse en héroe, mezclados con el dolor del bullying y el desprecio, se entrelazaron en su mente mientras se enfrentaba a él.
El enfrentamiento fue feroz. Izuku utilizó sus habilidades con una precisión que reflejaba su entrenamiento y su determinación. Aunque sus movimientos estaban llenos de fuerza, también estaban imbuídos de una frialdad calculadora. No había lugar para la duda; esta era su oportunidad de demostrar que ya no era el mismo chico débil y humillado de antes.
El joven héroe cayó al suelo, incapaz de continuar la lucha. Izuku lo miró con una mezcla de satisfacción y tristeza. Había logrado neutralizar a otro héroe, pero el encuentro había sido un recordatorio de cuánto había cambiado desde sus días de aspiración heroica.
La misión concluyó con éxito. El grupo de héroes no pudo completar su operación, y la Liga de Villanos se retiró del edificio con una sensación de victoria. Sin embargo, mientras regresaban al cuartel, Izuku seguía sumido en sus pensamientos.
Se encontró solo en su habitación más tarde esa noche, con el eco de la misión aún resonando en su mente. Se sentó en la cama, su mirada perdida en el vacío. La misión había sido un éxito, pero también le había hecho confrontar la realidad de su vida. El dolor de su pasado seguía presente, pero ahora se había convertido en una fuerza que utilizaba para alimentar su determinación.
Izuku sabía que su decisión de unirse a la Liga de Villanos no había sido un error. Había encontrado un propósito y una identidad en un lugar que lo aceptaba tal como era. Los héroes, que alguna vez habían representado sus sueños, ahora eran los antagonistas a los que debía enfrentar. El resentimiento que sentía hacia ellos no era solo una motivación para la venganza, sino también una forma de reivindicación personal.
Se levantó de la cama, dirigiéndose a la ventana. Miró las luces de la ciudad, pensando en el futuro que aún no estaba claro. No sentía arrepentimiento por su elección. En lugar de eso, sentía una determinación renovada. La Liga de Villanos le había dado una nueva dirección en la vida, y estaba decidido a aprovecharla al máximo.
En la oscuridad de la noche, mientras la ciudad seguía su curso, Izuku se preparaba para enfrentar los desafíos que se avecinaban. Sabía que su camino estaba lleno de incertidumbres, pero también comprendía que estaba finalmente en un lugar donde podía luchar por lo que creía, lejos de las sombras de su pasado. Su venganza contra los héroes y su deseo de demostrar su valía eran ahora el motor que impulsaba su vida, y estaba dispuesto a seguir adelante con la misma determinación que había encontrado en la Liga de Villanos.
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El laberinto de la Culpa - Katsudeku
Science FictionIzuku, atormentado por el maltrato de Katsuki y su propia sensación de insuficiencia, se encuentra atrapado en un ciclo de autodesprecio y culpa. Al no recibir la ayuda que necesita, comienza a perder la fe en sí mismo y en su sueño de convertirse e...