El laberinto de la Culpa - Katsudeku

4. Ecos del pasado y el renacer

Han pasado varios meses desde que Izuku Midoriya se unió a la Liga de Villanos. El tiempo ha transformado su vida de maneras que nunca habría imaginado. Las sesiones de entrenamiento, las estrategias y las nuevas relaciones con los miembros del grupo le han dado un nuevo propósito y una dirección clara. Sin embargo, a pesar de las nuevas oportunidades y el sentido de pertenencia, su pasado sigue resonando en su mente.

En una noche tranquila, mientras la luz de la luna se filtraba a través de las ventanas rotas del edificio abandonado que ahora llamaba hogar, Izuku se encontraba solo en su habitación. Se había acostumbrado a la rutina del grupo y a la vida en el edificio, pero a veces, en los momentos de soledad, las sombras del pasado volvían a atormentarlo.

Izuku se tumbó en su cama, mirando el techo con los ojos abiertos, perdido en sus pensamientos. Recordaba con claridad cada momento de humillación y dolor que había sufrido a lo largo de su vida. Su mente viajaba de regreso a su época en la secundaria, cuando el acoso de Katsuki Bakugou y sus amigos había sido una constante en su día a día.

Las imágenes de Katsuki burlándose de él, llamándolo "Deku" con una sonrisa cruel, volvían a aparecer en su mente. Izuku había sido incapaz de defenderse, y las constantes agresiones habían erosionado su autoestima. Lo que una vez había sido admiración hacia Katsuki, en su infancia, se convirtió en una fuente de dolor interminable.

En esos días, Izuku había empezado a ignorar sus sentimientos de admiración hacia Katsuki. Cada vez que su antiguo amigo le lanzaba insultos y humillaciones, Izuku intentaba convencer a sí mismo de que debía dejar de pensar en él de esa manera. El acoso constante hizo que esos sentimientos se sumergieran bajo una capa de tristeza y rechazo, reemplazados por una sensación de incapacidad y desesperanza.

La secundaria fue especialmente dura. La falta de un quirk le hizo sentir aún más aislado, y el constante bullying hizo que el sufrimiento se convirtiera en una constante en su vida. Hubo momentos en los que Izuku pensó en renunciar a todo, incluso en pasar a la otra vida. El dolor se volvió tan profundo que la idea de escapar de la realidad parecía una opción tentadora.

Pero entonces, el giro inesperado en su vida llegó en forma de la Liga de Villanos. Al principio, se sentía desconfiado y temeroso, pero con el tiempo, comenzó a ver un cambio en sí mismo. Aceptaron a Izuku no por lo que podría ser, sino por quien era realmente. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió valorado y aceptado.

Izuku se giró en la cama, mirando una foto en la mesa de noche. Era una imagen antigua de él mismo, antes de toda la oscuridad, con una expresión de esperanza en los ojos. Pensó en lo lejos que había llegado desde entonces, en la persona que había llegado a ser gracias al apoyo de la Liga de Villanos. La aceptación que había encontrado con ellos le había dado una nueva perspectiva sobre su vida y sobre sí mismo.

El dolor del pasado seguía allí, pero ahora, en lugar de ser una carga, se convertía en una fuente de fortaleza. La Liga de Villanos le había mostrado que no tenía que cargar con su sufrimiento en solitario. En su nueva vida, había aprendido a convertir sus heridas en una fuente de poder y determinación.

Mientras la noche se adentraba en el silencio, Izuku se sentó en el borde de su cama, respirando profundamente. Aunque el pasado seguía siendo una parte de él, ya no definía completamente quién era. La aceptación y el apoyo de sus nuevos compañeros le habían dado una nueva razón para luchar y para seguir adelante.

Con una sensación de paz y propósito renovado, Izuku se recostó nuevamente en la cama. Cerró los ojos, sintiendo una mezcla de alivio y esperanza. Sabía que el camino aún estaba lleno de desafíos y que el dolor del pasado a veces volvería a aparecer. Sin embargo, ahora tenía la fortaleza para enfrentar esos recuerdos y seguir adelante, sabiendo que, por primera vez en su vida, estaba en un lugar donde podía ser aceptado por quien era, no por lo que la sociedad esperaba de él.