Capitulo Cuarenta Y Tres.

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Giuseppe Mildford.

Suspire sacando todo el aire de manera tranquila y pacífica mientras miraba a los 8 jóvenes tirados en el suelo mientras respiraban con dificultad, Liam por su lado solo tenía sus manos en sus rodillas y aunque su respiración era aún más calmada se podía notar el pequeño tiemble de sus brazos.

Camine lentamente hacia donde se encontraba mi sudadera recogiendola y sacudiendo la tierra de la misma.

Tenían potencial podía sentirlo y creo que el poder demostrarles un poco del nivel de combate qué necesito de ellos los motivo, podía ver la sonrisa en sus caras aún estando exhaustos pero el asombro de los que habían estado observando me hizo ver con claridez qué tenían la determinación para entrenar.

Al voltear un poco más la mirada observe a Juulian junto a Daemon y mi padre el cual parecía ya haberse cambiado después de nuestra pequeña excursión.

Quiero que tengan en claro hacia donde los estoy guiando, en esta manada no hay ningún licantropo débil y mucho menos inepto.- Dije mirando a aquellos jóvenes sentados.- Ustedes serán capaces de llegar a un nivel de pelea mano a mano sin necesidad de usar su bestia interior, quiero verlos sobrepasando sus límites ¿entendieron?

Si Alpha.- Se escucho unísono al frente mio y a mis espaldas sabiendo que eran los jóvenes que había enfrentado hace unos minutos.

Acerquense a sus grupos y dividanse en parejas, déjenme ver de que están hechos.- Dije caminando hacia mi padre el cual ya me miraba con una sonrisa mientras negaba.

Mi caminar fue tranquilo hasta llegar a los tres hombres frente mio, Juulian parecía verme con bastante respeto mientras Daemon parecía extasiado al mirarme pero mi padre me veía tanto con admiración y una chispa de culpabilidad, sabía porque pero esperaba que lo olvidara con los años aunque parecía ser que eso aun no pasaba.

Juulian revisa a los jóvenes en sus combates junto a Liam.- Dije a lo que asintió caminando hacia el campo.

Alpha ¿desea que lleve al pequeño grupo de rastreadores a su entrenamiento?.- La voz de Daemon se hizo presente a lo que asenti mirando su pequeña sonrisa.

Llevatelos.- Le ordene mirando aquellos ojos chispeantes de color verde.

Como ordene.- Fue su última frase antes de irse dejándome sola con mi padre frente a todo el campo.

Estuviste perfecta en combate, sigues sorprendiendome cada vez que te veo pequeña.- Comento con aquella sonrisa amorosa qué siempre me brindaba.

No es para tanto, no di mi mejor rendimiento.- Conteste a sus palabras mirando a los jóvenes luchar entre ellos.

Eres muy modesta.- Dijo riendo un poco haciéndome soltar un pequeño suspiro.

Pensé que te quedarías con mamá hasta que volviera esta noche.- Dije esperando su broma en respuesta pero en ves de ello el silencio nos invadió.

Perdoname peque, tenemos problemas en la manada y debemos irnos lo antes posible.- Hablo después de aquel silencio haciéndome voltear rápidamente.

¿Problemas? ¿Necesitan ayuda con ello? Ire con ustedes si es de suma emergencia.- Dije haciendo que me mirara.

Tranquila, puedo resolverlo además tu debes emplear el título que ahora tienes Giu y ese es quedarte a proteger tu manada.- Sus palabras sonaban tranquilas pero eso no me bastaba a mi.

Puedo mandar a gente a tu manada si es importante.- Insisti haciendo que su mirada me calara el alma misma.

No te preocupes, solo venía por ti para que pudiéramos despedirnos antes de irnos linda.- Dijo haciéndome tragar la tristeza en la garganta, solo asenti ante sus palabras y su caricia en mi cabello me hizo sentir más cálida.

Atada en un destino de espinas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora