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Capítulo 12.

Desperté temprano esa mañana, la luz del sol se colaba por las rendijas de la cortina, proyectando rayos dorados en la habitación. Jae-min aún estaba tendido en el sofá de la sala, como si se hubiera desplomado allí después de una noche agotadora. Me levanté despacio, tratando de no hacer ruido, y me dirigí a la cocina para preparar café. Mi mente estaba ocupada con la conversación que había tenido con Min-ah el día anterior. A pesar de que la ruptura con ella había sido una decisión necesaria, me sentía culpable y perdido.

Mientras preparaba el café, mi teléfono vibró como loco sobre la mesa. Era un mensaje de Seung-ho, nuestro amigo en común. Con un bostezo, tomé el teléfono y leí el mensaje:

—¡Buenos días, Do-hyun! Sé que las cosas han estado tensas últimamente para ti y el tema de tus "estudios", así que pensé que podría ser bueno salir un poco del ambiente de siempre. ¿Qué les parece un fin de semana en el campo con algunos amigos? Solo chicos, para relajarnos y disfrutar. Me encantaría que se unieran.

Leí el mensaje varias veces, tratando de entender su intención, sé que mencionar mis "estudios" era un mensaje en clave para referirse a Jae-min. Seung-ho había notado la incomodidad entre Jae y yo y estaba tratando de darnos un cambio de escenario. Me sonreí. Parecía que Seung-ho estaba intentando suavizar las cosas. Terminé de preparar el café y me dirigí a la sala para despertar a Jae-min.

—Jae-min —dije suavemente, tocándolo en el hombro—. Despierta dormilón. Tienes que ver esto.

Se movió lentamente, estirándose como un gato, y abrió los ojos. Al notar mi presencia, sonrió con su característico desdén despreocupado.

—¿Qué pasa, Do-hyun? ¿Ya es hora de despertar?

—Sí, y tienes que leer esto —le dije, mostrándole el mensaje de Seung-ho en mi teléfono—. Parece que Seung-ho quiere hacer una escapada al campo este fin de semana, solo con algunos amigos.

Jae-min frunció el ceño mientras leía el mensaje.

—¿Un fin de semana en el campo? —dijo, con un tono interesado —. ¿Qué tiene en mente Seung-ho?

—Parece que está tratando de hacer algo diferente. —Le respondí—. Tal vez le haya mencionado que terminé con Min-ah y esto solo sea un pretexto para escaparse de la ciudad.

Jae-min asintió, y luego se estiró completamente antes de levantarse.

—Está bien. Vamos a hacerlo. Un cambio de escenario suena bien. Y tal vez te sirva a ti, cerebrito. — Se levantó y revolvió mi pelo, como si fuese un hermano menor a quien molestar.

Acordamos preparar nuestras cosas y salir esa misma mañana. No tardamos mucho en empacar, y pronto estábamos en camino hacia el campo. El viaje en coche fue tranquilo, con la carretera serpenteando a través de un paisaje que se transformaba lentamente de la jungla urbana a campos verdes y colinas onduladas.

Cuando finalmente llegamos al lugar, nos encontramos con una cabaña acogedora rodeada de árboles y un pequeño lago en el fondo. Seung-ho nos recibió con una sonrisa amplia y una actitud animada.

—¡Bienvenidos! —dijo, mientras nos mostraba la cabaña—. Vamos a acomodarnos y luego haremos una fogata esta noche. Es la mejor forma de terminar el primer día de este fin de semana.

El día transcurrió de manera relajada. Ayudamos a preparar el lugar y pasamos un rato conversando con los demás amigos que habían llegado. La atmósfera era ligera y alegre, y por un momento, me permití relajarme y disfrutar. Sin embargo, no pude evitar sentir que algo seguía sin encajar del todo.

Cuando la tarde se desvaneció y la noche se asentó, todos nos reunimos alrededor de la fogata. Las llamas iluminaban nuestros rostros, creando sombras danzantes y proporcionando una calidez reconfortante. Empezamos a contar historias y anécdotas, las risas llenando el aire y creando una sensación de camaradería.