Capítulo 30.

16 6 0
                                    

El sonido de la puerta abriéndose me tomó por sorpresa. Estaba en nuestra habitación, terminando de organizar algunas cosas, cuando escuché las voces en la sala. No había planeado que nadie viniera hoy, y por la manera en que las palabras comenzaron a elevarse, supe que algo no iba bien.

Salí del cuarto lentamente, con una sensación de inquietud creciendo en mi pecho. Me detuve al escuchar la voz de Jae-min baja, pero con una tensión que me hizo fruncir el ceño.

—No es cuestión de quién me hace feliz o no —dijo Jae-min, su voz grave y más tensa de lo habitual—. Es cuestión de que ustedes no lo entienden.

Me acerqué más, apenas asomándome al pasillo, cuando vi a sus padres sentados en el sofá. El padre de Jae-min estaba rígido, con las manos apoyadas en las rodillas, mientras su madre tenía una expresión de preocupación en su rostro, como si estuviera atrapada en una tormenta emocional. Ambos vestían de manera impecable, como siempre, pero el aire de autoridad y control que solían transmitir ahora estaba teñido de incomodidad.

No sabía que ellos iban a venir. No tenía idea de que esta conversación iba a suceder hoy.

—Jae-min, hijo, aún no es tarde —intervino su madre, con un tono más suave—. Todavía puedes tener una vida normal. Incluso puedes encontrar a una linda mujer y formar una familia como siempre imaginamos. Sabes que eso es lo que te hará feliz a largo plazo. Esto... esto no es lo que habías soñado, ¿verdad?

Jae-min dejó escapar una risa amarga. Supe de inmediato que estaba perdiendo la paciencia, y con razón. Ya habíamos pasado por esto demasiadas veces, pero esta vez, algo era diferente. El hecho de que sus padres estuvieran aquí, en nuestro departamento, lo hacía más real, más doloroso.

—¿Una vida normal? —repitió Jae-min, su tono lleno de frustración contenida—. Mamá, papá... ya no soy un niño. No puedo vivir mi vida según lo que ustedes creen que es normal. ¿Por qué es tan difícil de entender que Do-hyun es parte de mi vida? No estoy pidiendo su aprobación, pero sí su respeto.

Mi corazón latió con fuerza al escuchar mi nombre salir de su boca en medio de esa conversación. Sabía que esto era un conflicto antiguo para Jae-min, uno que había estado evitando durante meses, quizás años. Pero ahora, verlo enfrentarse a sus padres de esta manera me hizo sentir una mezcla de orgullo y dolor por él.

—Do-hyun... —La voz de su padre resonó, llena de decepción. Sentí el peso de su mirada desde el otro lado de la sala, aunque no pudiera verlo—. Siempre dijiste que era tu mejor amigo. Nosotros lo conocimos desde que eran niños. ¿Y ahora pretendes decirnos que es algo más que eso? Que este es el camino que has elegido para tu vida.

En ese momento, mis pies se movieron casi por inercia. No sabía por qué lo hice, de hecho, era un error, pero ya estaba a mitad del pasillo cuando todos en la sala giraron la cabeza hacia mí. La incomodidad me golpeó de lleno. No debería haber salido de la habitación. Hubiese preferido ser devorado por la tierra hasta el núcleo y ahí desaparecer. Los padres de Jae-min me miraron con una mezcla de sorpresa y desagrado apenas disimulado, como si mi sola presencia en ese momento fuera una confirmación de todo lo que no querían aceptar.

—Señor, señora —los saludé, inclinando la cabeza ligeramente. La tensión en el ambiente era tan densa que casi podía cortarse. No sabía qué más decir. Mis ojos se encontraron con los de Jae-min por un segundo, y vi la tormenta emocional que atravesaba. Quería acercarme a él, poner una mano en su hombro, pero no lo hice. Esto era algo que él necesitaba manejar.

—Do-hyun —dijo su madre, en un tono de saludo apenas cortés, pero la frialdad detrás de sus palabras era imposible de ignorar.

Jae-min se quedó en silencio un segundo, mirándome, antes de hablar de nuevo, su voz temblorosa, pero firme.

Try Again © [BL] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora