Capítulo 24.

27 10 1
                                    

Luego de recibir la llamada de Jung-ho, quedé algo sorprendido. Hacía mucho que no hablábamos, y menos de esa manera. Mi hermano menor siempre ha sido la persona más lógica y metódica que conozco. A pesar de ser solo dos años menor que yo, parecía tener el doble de madurez en algunas cosas. Jamás había sido del tipo que se involucraba en las emociones o los asuntos familiares, siempre estaba centrado en sus estudios de leyes. Pero esta vez algo era diferente. Su llamada no era solo un chequeo casual, estaba genuinamente preocupado. Incluso mencionó que estaba en Seúl.

Todavía no sé muy bien qué está haciendo aquí. No es típico de Jung-ho hacer visitas improvisadas o cambiar su rutina sin una razón válida. Aunque me dijo que iría pronto a Busan, no mencionó nada más. Había algo extraño en su tono, como si no quisiera dar muchos detalles. Aun así, acepté la invitación para vernos. La idea de volver a encontrarme con él después de tanto tiempo me daba algo de tranquilidad, a pesar de la tormenta de comentarios que aún inundaban mis redes.

Nos encontramos al día siguiente en un café discreto, lejos de miradas curiosas. Tan pronto como lo vi, reconocí su figura. Jung-ho tenía el mismo aire pulcro y organizado que siempre había mantenido. Llevaba gafas, y su cabello corto le daba una apariencia aún más seria. No pude evitar sonreír. Recordaba a ese niño que solía seguirme en silencio a todas partes cuando éramos pequeños, aunque su fachada fría y calculadora siempre había estado presente.

—Hyung —dijo con una sonrisa apenas perceptible mientras me daba un leve golpe en el hombro, como solía hacerlo cuando quería mostrar afecto sin ser demasiado obvio—. No tienes idea de lo que me costó escaparme para venir a verte. Creo que he aprendido de ti.

Solté una carcajada. Su seriedad habitual combinada con esa broma me sacó una sonrisa sincera, algo que no había sentido en días. Nos sentamos, y mientras él pedía algo de beber, observé sus gestos precisos, casi como si estuviera en una negociación. Nada en Jung-ho parecía dejado al azar.

—No puedo creer que hayas hecho algo así —le respondí, tratando de relajar el ambiente—. Aunque tampoco es como si te hubieras fugado de casa, ¿cierto? ¿Mamá y papá saben que estás aquí?

Su expresión no cambió mucho, pero pude notar un pequeño destello de travesura en sus ojos.

—No exactamente. Creen que estoy en Busan estudiando para mis exámenes. Pero aprendí de ti, hyung. ¿Recuerdas todas las veces que te fuiste sin avisar cuando vivíamos en casa? No sé cómo, pero siempre encontrabas una manera de escabullirte. Supongo que ahora soy yo quien se escapa un poco. —Sonrió con suficiencia.

Me reí con él, recordando aquellos días en los que solía desaparecer por las noches, escapándome de la rigidez de nuestra casa. Nunca pensé que Jung-ho lo hubiera notado tanto, pero aquí estaba, recordándomelo con una sonrisa casi cómplice. Me sentía orgulloso de su independencia, pero al mismo tiempo, la idea de que pudiera sentir la misma soledad que yo sentía en este momento me inquietaba. Sabía lo absorbente que podía ser la carrera de derecho, lo demandante que era. Y aunque él nunca lo decía, su vida social no era precisamente la más activa.

—Bueno, ¿y qué te trajo aquí en realidad? —pregunté con una mezcla de curiosidad y cautela.

Jung-ho tomó un sorbo de su café americano con hielo antes de responder.

—Vi lo que estaba pasando en las redes. Todos esos comentarios, los rumores... Sabes que no soy de leer esas cosas, pero estaban por todas partes. Decidí que tenía que verte. —Hizo una pausa—. Además, llevo mucho tiempo sin verte, hyung.

Había algo reconfortante en su preocupación, en saber que, a pesar de su fachada de frialdad, se preocupaba por mí más de lo que estaba dispuesto a admitir.

—Yo también te he extrañado—admití con una risa nostálgica, sintiendo cómo esa barrera de distancia que había entre nosotros comenzaba a desmoronarse un poco—. No es fácil, ¿sabes? Todo lo que ha pasado...

Decidí hablarle de los rumores, de cómo me sentía al respecto. Sabía que si había alguien en quien podía confiar para que me escuchara sin emitir juicios apresurados, era él.

—He estado en una montaña rusa desde que dejé la disquera. Los rumores, lo que se ha dicho... Es como si me hubieran convertido en un objeto. ¿Sabías que hay chicas en internet que están hablando de mí como si yo fuera alguna especie de... trofeo sexual? Es repugnante.

Jung-ho me miró fijamente, sus ojos escudriñando cada una de mis palabras.

—Lo vi —dijo con calma—. Y entiendo por qué te afecta. Aunque nunca he estado en una situación así, puedo imaginar lo difícil que debe ser. Pero no puedes dejar que esos comentarios te definan, hyung. La gente siempre va a hablar. Lo importante es cómo eliges reaccionar.

Sabía que tenía razón, pero eso no lo hacía más fácil de aceptar.

—Además, sospecho que no has hablado con Do-hyun en mucho tiempo. —Sus palabras eran directas, como siempre—. Si necesitas tiempo para aclarar las cosas, podríamos ir a Busan juntos. No tengo muchos amigos allá, y me la paso solo con mis libros. No digo que sean mala compañía, solo que no me molestaría tener a mi hermano mayor de visita por un rato.

Sus palabras me tomaron por sorpresa. No solo por la oferta, sino por la implicación emocional detrás de ella. Jung-ho no solía ser de los que buscaban compañía, menos aún la mía, y mucho menos cuando no había un motivo práctico detrás. Pero allí estaba, mirándome directamente, ofreciéndome una salida de toda esta locura.

No pude evitar esbozar una sonrisa, aunque fuera pequeña. —¿Tú? ¿Ofreciéndome compañía? ¿El mismo Jung-ho que no tiene tiempo para relaciones porque todo lo ves bajo un esquema lógico?

Jung-ho no era de los que proponía pasar tiempo juntos de forma tan espontánea. Pero al mismo tiempo, podía ver en él una necesidad, una soledad similar a la mía, que había estado ignorando por tanto tiempo. Sabía que no iba a admitirlo abiertamente, pero en ese momento, lo entendí. Ambos estábamos lidiando con nuestras propias cargas, aunque las lleváramos de maneras distintas.

Sin embargo, no podía ignorar lo que él había dicho antes. Los rumores, los comentarios de las mujeres que me trataban como un simple objeto sexual, y el hecho de que no había hablado con Do-hyun en tanto tiempo.

—¿Y si voy a Busan? —pregunté en voz alta, más para mí mismo que para él. —¿Qué voy a hacer allí? ¿Enfrentar a Do-hyun? Ni siquiera sé si está dispuesto a verme.

Jung-ho me dio otro leve golpe en el hombro, su gesto de apoyo. —No lo sabrás hasta que lo intentes, hyung. Además, ¿no es mejor enfrentar las cosas cara a cara en lugar de quedarte aquí, atrapado en los rumores?

Lo miré, sorprendido de nuevo por la simplicidad de su razonamiento, al menos sé que le iba bien en los debates al intentar convencerme. Era verdad. Estaba agotado de huir de mis propios pensamientos, de la presión que sentía por todas las voces que me rodeaban. Quizá Busan no sería una solución, pero al menos sería un cambio de escenario, una oportunidad para despejar mi mente y enfrentar lo que realmente importaba: mi relación con Do-hyun, y mi propia paz mental.

—Está bien —dije al final, con un suspiro. —Voy contigo a Busan

Jung-ho asintió, con esa pequeña sonrisa satisfecha que siempre tenía cuando sentía que había ganado un argumento. Pero esta vez, no se trataba de ganar. Se trataba de algo más profundo, algo que nos unía más de lo que cualquiera de los dos había estado dispuesto a admitir antes. Se trataba del apoyo de hermanos.

 Se trataba del apoyo de hermanos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Try Again © [BL] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora