Después del concierto y una tranquila caminata por la playa, finalmente regresamos al hotel. Aún llevaba la sensación de la arena en mis pies, y el sonido de las olas seguía resonando en mi mente, como un eco lejano. Estaba agotado, tanto física como emocionalmente. Cada vez que Jae-min y yo pasábamos tiempo juntos, era como si mi cuerpo se relajara de una forma diferente, pero mi mente no dejaba de pensar en él, en nosotros.
Tan pronto como llegamos a la habitación, no dudé en quitarme los zapatos y lanzarme a la cama. El colchón era suave, y la sensación de hundirme en él me hizo suspirar. A un lado, Jae-min hacía lo mismo, aunque con su habitual despreocupación. Podía sentir su mirada en mí mientras yo me hundía más en las sábanas.
—Estás agotado —comentó, su voz cargada de una mezcla de broma y preocupación.
—No tanto como tú después de ese concierto —respondí, manteniendo los ojos cerrados.
Dejé escapar una pequeña risa, pero no le di más importancia. A veces, estar con Jae-min era así. No necesitábamos hablar todo el tiempo. Su sola presencia era suficiente para que me sintiera cómodo. Pero ese confort pronto cambió cuando sentí algo diferente.
Un suave contacto recorrió mi pecho, trazando un camino lento y deliberado a través de mi camisa. El calor de sus dedos se extendía por mi piel, trazando un rastro que me ponía alerta, despertando algo más profundo que el cansancio. Abrí los ojos, pero no hice ningún movimiento. Me quedé inmóvil, esperando. Conociéndolo, sabía que él siempre encontraba una manera de llevar las cosas a su ritmo, y aunque ya debería estar acostumbrado, cada vez que lo hacía me tomaba por sorpresa.
— Jae-min...— murmuré su nombre, pero no tenía intención de detenerlo. Ni siquiera estaba seguro de si quería que lo hiciera. Mi voz sonaba más como una invitación que otra cosa.
Jae-min no respondió, al menos no con palabras. En su lugar, sus manos se movieron con más confianza, bajando lentamente hasta el borde de mis pantalones. Sentí su respiración un poco más pesada mientras me desabrochaba el pantalón y bajaba el cierre y, con un tirón decidido, me bajó los pantalones sin esfuerzo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al notar el aire frío en contraste con su toque cálido. Mi mente se nubló, y todo lo que podía sentir era su presencia, su cercanía, el deseo que flotaba en el aire entre nosotros.
Sus manos me envolvieron con precisión, su toque seguro y experto, haciéndome arquear la espalda y soltar un suspiro involuntario. Cerré los ojos, dejándome llevar por la intensidad de la sensación. Cada movimiento suyo era una descarga que recorría mi cuerpo. El cansancio se desvaneció, reemplazado por una oleada de placer que se acumulaba, lenta pero incesante.
Mi respiración se aceleraba, el ritmo de sus movimientos me llevaba más y más cerca del borde. Traté de mantenerme en silencio, pero era inútil. Jae-min sabía exactamente lo que hacía, cómo hacerme perder el control por completo. No tardé mucho en llegar al clímax, soltando un gemido ahogado mientras me derrumbaba sobre la cama, agotado pero satisfecho. El sudor cubría mi frente, y mientras intentaba recuperar el aliento, sentí el calor persistente del cuerpo de Jae-min a mi lado.
Pero no había terminado. Cuando abrí los ojos, lo vi sentado en la orilla de la cama, mientras me miraba con una sonrisa ladeada, una mezcla de diversión y deseo. Y entonces noté la evidente rigidez en su entrepierna, que no había pasado desapercibida para mí.
— Encárgate de esto— dijo en un tono bajo y autoritario, mientras se quitaba el cinturón con un solo movimiento fluido. Me quedé un segundo mirándolo, el eco de sus palabras resonando en mi cabeza, el peso de su orden haciéndome estremecer.
Me levanté lentamente de la cama, sin decir una palabra. Lo conocía lo suficiente para saber cuándo quería que yo tomara el control, aunque fuera bajo sus términos. Con cuidado, me acerqué frente a él y me arrodillé entre sus piernas, desabrochando su pantalón y liberando lo que había estado esperando atención desde hacía rato. Jae-min dejó escapar un suspiro profundo cuando mis dedos lo rozaron, su mirada fija en mí mientras yo me inclinaba hacia adelante.
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Try Again © [BL] ✓
Romance¿Puede una amistad de toda la vida transformarse en algo más profundo? Jae-min y Do-hyun han sido amigos desde la infancia, compartiendo secretos y sueños en las vibrantes calles de Seúl. Mientras Jae-min busca inspiración para su música y Do-hyun...