Capítulo 16.

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Las luces de Seúl se veían cada vez más pequeñas desde la ventanilla del avión, convirtiéndose en diminutos puntos brillantes que titilaban en la oscuridad de la noche

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Las luces de Seúl se veían cada vez más pequeñas desde la ventanilla del avión, convirtiéndose en diminutos puntos brillantes que titilaban en la oscuridad de la noche. Miré hacia el frente y vi a Jae-min concentrado en su libro. Había algo en su semblante tranquilo que siempre me calmaba, como si nada pudiera salir mal cuando él estaba cerca.

—¿Qué lees? —pregunté, tratando de romper el silencio que había caído sobre nosotros desde que el avión despegó.

Jae-min levantó la vista y me mostró la portada. Era un libro de fotografía, repleto de imágenes de paisajes y arquitectura. Sonrió de esa manera suya, con los labios apenas curvados, y volvió a centrar su atención en las páginas.

—Inspiración —respondió brevemente.

Sabía que le encantaba la fotografía, algo que descubrí cuando éramos pequeños. Era una de esas cosas que me fascinaba de él, su pasión silenciosa (a excepción de la música) y sus talentos ocultos. Era un artista de corazón, aunque no le gustaba presumir.

Era nuestra primera escapada juntos desde que habíamos comenzado a salir. Un respiro necesario, lejos de las miradas curiosas y de las expectativas de la sociedad. Sólo él y yo, disfrutando de nuestra compañía, en un lugar donde nadie nos conocía. El simple pensamiento de pasar unos días juntos, explorando la isla y disfrutando de la naturaleza, hacía que mi corazón latiera más rápido.

—¿Has decidido qué quieres hacer primero? —pregunté, girando la cabeza hacia él.

Jae-min levantó la vista del libro y me sonrió, esa sonrisa suya que siempre me desarmaba.

—Creo que deberíamos comenzar con algo relajante, tal vez un paseo por la playa. He leído que las playas aquí son impresionantes, con aguas cristalinas y arenas blancas.

Asentí, contento de seguir sus sugerencias. Después de todo, el simple hecho de estar con él ya era suficiente para mí.

La azafata pasó por el pasillo ofreciendo bebidas y bocadillos. Jae-min pidió café y yo me decanté por un té de manzanilla.

Después de eso, nos quedamos en silencio, disfrutando de la calma del vuelo. Sabía que esta era su manera de decirme que todo estaba bien y que no tenía nada de qué preocuparme. Y tal vez, por una vez, debería creerle y dejar de analizarlo todo.

Llegamos a Jeju al amanecer, solo estaríamos ahí un día, así que tendríamos que aprovechar todo el tiempo para ver las playas. La brisa marina nos recibió con un aroma fresco y salado, diferente al aire contaminado de Seúl. Después de deshacer nuestras maletas y acomodarnos un poco, salimos a explorar la isla. Jae-min había alquilado un coche, y mientras conducía por las carreteras bordeadas de palmeras, no pude evitar maravillarme ante la belleza natural de la isla.

Nuestra primera parada fue una pequeña playa escondida, lejos de las zonas turísticas. Las olas rompían suavemente en la orilla, y el sonido del agua era una sinfonía relajante. El sol brillaba en el horizonte, reflejando sus destellos dorados en el mar.

Try Again © [BL] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora