Capítulo 13.

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Ya era medio día, estaba terminando de levantar los platos de almuerzo junto a Jae-min, cuando Seung-ho me llamó a un lugar alejado de la cabaña, de Jae-min y de sus amigos para hablar con él

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Ya era medio día, estaba terminando de levantar los platos de almuerzo junto a Jae-min, cuando Seung-ho me llamó a un lugar alejado de la cabaña, de Jae-min y de sus amigos para hablar con él. Caminamos por unos minutos en silencio, cosa que me puso algo incómodo. Al llegar, estábamos en una pequeña colina con gran vista a donde estaban las cabañas, y podía ver claramente a Jae y a los amigos de Seung a pesar de la distancia.

—Entonces... vi algo interesante esta mañana —dijo Seung-ho, con un tono casual, rompiendo el silencio.

—¿Sí? —intenté sonar indiferente, pero mi voz salió un poco tensa.

—Sí, sí. Vi a dos de mis amigos muy cercanos... literalmente —dijo, con una sonrisa traviesa cruzando su rostro.

Suspiré, soltando una pequeña risa nerviosa.

—No te burles —dije, pero no pude evitar sonreír también—. No sé, Seung-ho, es complicado.

Había olvidado por un momento que Seung-ho nos había visto a Jae-min y a mí. Miré hacia otro lado, tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicar lo que había sucedido. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Seung-ho continuó.

—Hyun, sabes que no tienes por qué preocuparte —dijo, usando el apodo con el que me llamaba desde que éramos niños—. Te he dicho que no te voy a juzgar si te gusta Jae-min. Solo quería decir que estoy muy feliz por ti, hiciste lo que te dije que hicieras.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Seung-ho siempre había sido perceptivo y sabía armar momentos para que todo resultara como tenía que pasar.

—Desde que hablé contigo me sigue costando entender lo que siento. Y no sé cómo va a ser todo esto con Jae-min. Apenas estamos empezando a hablar sobre nuestros sentimientos.

Seung-ho asintió, cruzando los brazos y mirando hacia el horizonte.

—Lo que importa es que lo intenten. Todos tenemos derecho a buscar nuestra felicidad, y si tú la encuentras con Jae-min, entonces está bien. Solo quiero que sepas que tienes mi apoyo, pase lo que pase.

Me sentí aliviado y reconfortado al escuchar eso. Seung-ho era como un hermano para mí, y su aceptación significaba el mundo.

—Gracias, Seung-ho. No sabes lo que significa para mí escuchar eso.

Seung-ho sonrió, dándome una palmada en la espalda.

—De nada, Hyun. Ahora, ¿qué tal si volvemos con los demás? Los chicos nos van a matar si seguimos desaparecidos.

El resto del día pasó en un abrir y cerrar de ojos. Participamos en juegos de grupo, hicimos una pequeña fogata al caer la tarde y compartimos historias de nuestras infancias. Era como si aquel día fuera una burbuja fuera del tiempo, un momento en el que todo estaba en su lugar y donde los problemas parecían no existir. Jae-min y yo compartimos miradas a lo largo del día, una comprensión silenciosa flotando entre nosotros.

Finalmente, llegó la hora de regresar a Seúl. Tomamos el tren de vuelta, agotados, pero contentos por el fin de semana que habíamos pasado. Jae-min se había sentado junto a mí, y apenas el tren empezó a moverse, noté cómo sus ojos se cerraban lentamente.

—Oye, deberías dormir un poco —le dije en voz baja.

—Lo haré... —murmuró, y antes de que me diera cuenta, su cabeza estaba apoyada en mi hombro.

Sonreí, sintiendo una ola de ternura mientras lo veía quedarse dormido. Había algo tan pacífico en su expresión mientras dormía, tan diferente a la energía y carisma que siempre mostraba cuando estaba despierto. Con cuidado, empecé a acariciar su cabello, disfrutando de la suavidad de sus mechones entre mis dedos.

Mientras acariciaba su cabello, saqué mis auriculares y los conecté a mi teléfono, buscando algo de música que se ajustara a mi estado de ánimo. Después de unos segundos, encontré una canción que parecía perfecta para el momento.

"I remember when I first noticed that you like me back..."

El sonido del tren y el ritmo constante de la canción crearon una atmósfera que me ayudó a relajarme y disfrutar del presente. Miré hacia abajo y observé a Jae-min, su respiración era tranquila y serena. La paz que sentía en su presencia contrastaba con el caos y la confusión que habíamos enfrentado en las últimas semanas.

"Holding you until you fall asleep. And it's just as good as I knew it would be"

El viaje de regreso a Seúl fue tranquilo, y cuando finalmente llegamos a la ciudad, el sol ya se estaba poniendo. Desperté a Jae-min con cuidado, sacudiéndolo suavemente por el hombro. Abrió los ojos lentamente, parpadeando con confusión antes de darse cuenta de dónde estaba.

—Jae-min, estamos en Seúl —le susurré, acariciándole el cabello—. Es hora de despertar.

Jae-min abrió los ojos lentamente, estirándose y bostezando.

—¿Ya llegamos? —preguntó, todavía medio dormido.

—Sí, ya estamos aquí. —Sonreí—. Vamos a casa.

Jae-min se incorporó y me dio una sonrisa somnolienta antes de recoger sus cosas. Mientras salíamos de la estación, me di cuenta de que esa salida fue un éxito para aclarar las cosas entre nosotros. En el camino de regreso al apartamento, Jae-min me tomó de la mano, un gesto que, aunque pequeño, significaba mucho para mí. Lo miré de reojo y vi una chispa de complicidad en sus ojos.

—Gracias por el viaje, Hyun. —dijo Jae-min—. Fue justo lo que necesitaba.

—De nada. —Respondí—. Me alegra que lo hayas disfrutado.

Nos dirigimos a casa, el día estaba despejado y el aire fresco de la ciudad nos recibió de vuelta.

Nos dirigimos a casa, el día estaba despejado y el aire fresco de la ciudad nos recibió de vuelta

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