Susurros del Angel Oscuro

Capítulo 3: El Ángel Caído

El sonido del viento al golpear las viejas ventanas del anticuario resonaba como un murmullo distante, un eco del pasado atrapado entre las paredes de madera y piedra. Aiden y Nathaniel permanecían de pie en medio de la penumbra, su respiración entrecortada por la tensión de lo que acababan de experimentar. El aire a su alrededor era pesado, cargado de una presencia que parecía no querer dejarlos escapar.

Aiden miró a Nathaniel, sus ojos buscando respuestas en el enigmático hombre que acababa de entrar en su vida. No sabía si debía confiar en él, pero en ese momento no tenía opción. Las sombras la estaban persiguiendo, y él parecía ser el único que comprendía lo que estaba sucediendo. Pero había algo más, algo en la forma en que Nathaniel la miraba, como si estuviera protegiendo un secreto mucho más oscuro.

-Dijiste que las sombras me buscan... -Aiden rompió el silencio, su voz temblorosa pero decidida-. Dijiste que soy la clave para despertarlas. ¿Qué significa eso?

Nathaniel exhaló lentamente, como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado.

-Hay mucho que no entiendes todavía -dijo, su voz profunda y cargada de gravedad-. Y no todo puede ser revelado de una vez. Pero hay algo que debes saber ahora mismo, Aiden. La razón por la que las sombras te buscan... tiene que ver con el pasado. Un pasado que no puedes recordar.

Aiden frunció el ceño, su confusión aumentando.

-¿El pasado? ¿De qué estás hablando?

Nathaniel la miró fijamente, su expresión imperturbable.

-Hace siglos, mucho antes de que nacieras, existió una batalla entre la luz y las sombras. No una batalla física, sino espiritual. Una guerra invisible que ha continuado a lo largo del tiempo, incluso hasta nuestros días. En esa guerra, los ángeles caídos desempeñaron un papel crucial.

Aiden se estremeció al escuchar esas palabras. Aunque sonaba imposible, sentía que algo dentro de ella resonaba con lo que él estaba diciendo.

-Ángeles caídos... -murmuró-. ¿Cómo se relaciona eso conmigo?

Nathaniel hizo una pausa antes de continuar, su mirada volviéndose aún más penetrante.

-Tú no eres como los demás, Aiden. Nunca lo has sido. Hay algo dentro de ti, algo que heredaste de uno de esos ángeles caídos. Una marca que te conecta con el reino de las sombras. Y ahora, las sombras han despertado porque saben que puedes liberar su poder.

Aiden sintió que el suelo se tambaleaba bajo sus pies. Todo lo que Nathaniel decía sonaba completamente irreal, como una historia sacada de un antiguo libro de mitología. Pero al mismo tiempo, sentía que sus palabras estaban llenas de una verdad profunda que no podía negar.

-¿Un ángel caído? -repitió, incrédula-. Eso es... imposible.

-No lo es -dijo Nathaniel con una firmeza que no dejaba lugar a dudas-. He visto esto antes. He conocido a otros como tú. Personas con la marca de los caídos, que llevan dentro de ellos un fragmento de ese poder oscuro.

Aiden lo miró, su mente luchando por procesar todo lo que estaba escuchando. ¿Era eso lo que la hacía diferente? ¿Era esa la razón por la que siempre había sentido que no encajaba en el mundo, como si estuviera destinada a algo más grande, algo más peligroso?

-¿Y qué se supone que debo hacer? -preguntó, su voz apenas un susurro-. ¿Cómo se detiene esto?

Nathaniel la miró con una expresión sombría.

-No puedes detenerlo. Solo puedes controlarlo. Las sombras ya están despiertas, y no se detendrán hasta que te encuentren. Pero hay una forma de evitar que tomen el control por completo. Debes encontrar el ángel caído que te dejó esta marca. Solo él puede explicarte cómo dominar el poder que llevas dentro.