Capítulo 12: La Llama de la Esperanza

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La fortaleza de las sombras se alzaba imponente ante ellos, un bastión de piedra oscura que parecía absorber la luz misma. La estructura estaba envuelta en una niebla densa, y el aire estaba cargado de una energía inquietante. Cada paso que daban hacia la fortaleza parecía más pesado que el anterior, como si el propio suelo tratara de retenerlos.

"Aquí es donde la oscuridad se concentra", susurró Evelyn, su voz apenas audible entre el susurro del viento. "Debemos estar preparados para lo que enfrentaremos".

Aiden asintió, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. "Hemos llegado tan lejos, no podemos retroceder ahora", dijo, tomando la mano de Evelyn. La conexión entre ellos era palpable, un recordatorio de la luz que aún existía en medio de la oscuridad.

Marcus, que había estado en silencio, miró hacia la fortaleza. "No se trata solo de nosotros. Lo que está en juego es mucho más grande. Debemos recordar por qué estamos aquí.

Al llegar a la entrada, Aiden sintió un profundo sentido de inquietud. Las puertas del castillo estaban adornadas con intrincados relieves que representaban antiguas batallas entre la luz y la oscuridad. Las figuras en el relieve parecían cobrar vida en la penumbra, sus ojos siguiendo a los tres mientras se acercaban.

Es como si el castillo estuviera observándonos", murmuró Evelyn, apretando el colgante alrededor de su cuello. La luz del objeto parecía parpadear, como si reaccionara a la presencia de la fortaleza.

Debemos entrar", dijo Marcus con firmeza, empujando las puertas. El chirrido de las bisagras resonó en el aire silencioso, y al abrirse, una corriente de aire helado salió de dentro, envolviéndolos en su abrazo gélido.

El interior era tan oscuro como el exterior, pero a medida que se adentraban, las llamas de antorchas comenzaron a encenderse a su paso, iluminando las paredes de piedra y revelando un largo pasillo que se extendía ante ellos.

Mientras avanzaban por el pasillo, Aiden no pudo evitar sentir que la fortaleza estaba viva. Ecos de risas, susurros y llantos parecían resonar entre las piedras, llevando consigo fragmentos de historias olvidadas.

"¿Escuchan eso?" preguntó Aiden, deteniéndose en seco. "Es como si las paredes estuvieran hablando".

"Son las almas atrapadas aquí", respondió Evelyn con tristeza. "Sus historias siguen vivas, incluso en la oscuridad".

Marcus frunció el ceño. "Debemos ser cuidadosos. No podemos permitir que nos distraigan. La oscuridad intentará manipular nuestras emociones".

Aiden cerró los ojos por un momento, concentrándose en los ecos. "Estas almas... están pidiendo ayuda. Quizás hay algo que podemos hacer por ellas".

Evelyn miró a su alrededor, sintiendo la carga de la tristeza en el aire. "Podemos ofrecerles nuestra luz. Tal vez eso les brinde un poco de paz".

Con esa idea en mente, Aiden levantó su espada y, con un gesto decidido, comenzó a canalizar la luz del colgante hacia las paredes. La luz se extendió, iluminando los relieves y las inscripciones en la piedra, revelando antiguos rituales y sacrificios que se habían llevado a cabo en la fortaleza.

A medida que la luz se expandía, las sombras comenzaron a retroceder. Las almas atrapadas se manifestaron, apareciendo como figuras etéreas en la neblina. Sus rostros estaban llenos de sufrimiento, pero también de esperanza.

"Gracias", susurró una de las figuras, su voz temblorosa. "Hemos estado atrapados aquí durante siglos. La luz que traen... nos da fuerza".

Aiden sintió una oleada de emoción. "No están solos. Estamos aquí para liberar a todos los que están atrapados en la oscuridad".

Susurros del Angel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora