Capítulo 17: El Precio del Poder

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El poder siempre exige un precio, y en el mundo de sombras, este principio rige como una ley inmutable. A lo largo de su búsqueda, Aiden, Evelyn y Marcus habían tenido que enfrentar múltiples desafíos, batallas físicas y espirituales, pero ninguno de ellos estaba preparado para comprender lo que significaba el costo real de controlar las fuerzas que habían despertado. El poder que los rodeaba, las energías que fluían a través de los antiguos artefactos y las fuerzas oscuras que perseguían cada uno de sus movimientos, estaban lejos de ser simples herramientas. Eran entidades vivas, con voluntades propias, que exigían una deuda que tarde o temprano debía ser saldada.

A medida que avanzaban en su lucha contra el abismo, este principio se hacía cada vez más claro para ellos, especialmente para Aiden, quien portaba el colgante ancestral que alguna vez había sido su luz en la oscuridad. Aunque el colgante le había otorgado una conexión con el plano espiritual, proporcionándole acceso a una fuente de poder casi ilimitada, también había comenzado a drenar su energía vital. No de inmediato, ni de forma dramática, sino de manera lenta y constante, como una herida invisible que se agrandaba con cada uso de sus habilidades.

Aiden había comenzado a notar los efectos mucho antes de que estuviera dispuesto a reconocerlos. Pequeñas migrañas al final de cada batalla, un leve entumecimiento en las manos cuando activaba los poderes del colgante, la falta de sueño que se agravaba con el tiempo... Al principio, los síntomas parecían meros inconvenientes, señales de cansancio físico y mental que podía justificar por las circunstancias extremas que enfrentaba. Pero cuanto más se sumergía en el uso de los poderes del colgante, más claras se volvían las señales de advertencia. Y lo que más le preocupaba no era el costo físico, sino la creciente sensación de que algo dentro de él estaba cambiando, como si el colgante estuviera moldeando su alma de manera irreversible.

Evelyn, con su conexión intuitiva con lo oculto, fue la primera en percibir el peligro latente. Aunque no podía acceder directamente a los poderes que Aiden controlaba, su afinidad con las energías espirituales le permitió vislumbrar las consecuencias de usar el colgante. A través de los rituales que había estudiado durante su entrenamiento en la Hermandad del Abismo, había aprendido que no había poder sin sacrificio, y que las fuerzas que manipulaban estaban profundamente entrelazadas con las emociones y la esencia vital de quien las invocaba.

Una noche, mientras acampaban cerca del borde de un bosque sombrío, Evelyn confrontó a Aiden sobre el uso excesivo del colgante. "Cada vez que lo usas, te estás desgastando", le dijo con voz preocupada. "Lo sé. Lo siento. Algo dentro de ti se está perdiendo, algo que no podrás recuperar una vez que se haya ido del todo".

Aiden, aunque cansado, no quiso escucharla. "No tenemos opción", replicó. "El colgante es lo único que nos ha mantenido con vida hasta ahora. Si no lo usara, estaríamos perdidos."

Pero en el fondo, sabía que Evelyn tenía razón. Había visto cómo su reflejo en los espejos y ríos cercanos comenzaba a cambiar sutilmente. Sus ojos, antes brillantes y llenos de vida, ahora parecían apagados, como si la energía que lo sostenía estuviera menguando poco a poco. Había comenzado a tener pesadillas recurrentes, en las que se veía a sí mismo siendo absorbido por el colgante, su cuerpo desvaneciéndose en la oscuridad mientras la joya brillaba con un poder que no podía controlar.

Sin embargo, el verdadero momento de revelación llegó cuando encontraron un antiguo manuscrito oculto en las ruinas de un templo. Este libro contenía los secretos de los primeros portadores del colgante, aquellos que habían sido elegidos por las fuerzas del bien para combatir las sombras. El libro hablaba de cómo cada uno de esos portadores había sido consumido lentamente por el poder que llevaban consigo, cómo sus almas habían sido desgarradas y convertidas en algo irreconocible con el tiempo. Al final, cada uno de ellos había sucumbido al destino que había intentado evitar: convertirse en peones de las mismas fuerzas oscuras que habían jurado derrotar.

Evelyn insistió en que Aiden dejara de usar el colgante, o al menos, que encontrara una manera de neutralizar su influencia antes de que fuera demasiado tarde. Pero Aiden, pese a los riesgos, no podía dejarlo. En su mente, el colgante era la única herramienta que les daba una oportunidad real contra el abismo. Además, cada vez que lo utilizaba, sentía una extraña sensación de control, como si estuviera destinado a usar ese poder, como si algo más allá de su comprensión lo empujara a seguir adelante.

Y entonces, la verdadera naturaleza del precio del poder se reveló cuando Aiden, en medio de una feroz batalla con un espectro invocado por las sombras, intentó desatar el poder completo del colgante. El brillo de la joya alcanzó un punto crítico, y durante un breve instante, todo a su alrededor se detuvo. Aiden sintió como si hubiera atravesado el velo entre el mundo físico y el espiritual, experimentando una comunión directa con las energías cósmicas que regían el universo.

Pero esa conexión fue más de lo que podía manejar. En lugar de controlar el poder, fue el poder el que comenzó a controlarlo. A medida que el colgante irradiaba una luz cegadora, Aiden sintió que su mente comenzaba a fragmentarse. Recuerdos de su vida pasada se borraban, reemplazados por visiones de mundos oscuros y criaturas inimaginables que habitaban en los rincones más profundos del abismo. Su propia identidad comenzó a desmoronarse, y por un breve instante, no supo quién era. Solo sabía que el colgante lo estaba devorando desde dentro, reclamando lo que siempre había sido suyo.

Evelyn y Marcus, al ver lo que sucedía, intentaron intervenir. Marcus luchó contra las sombras que los rodeaban, mientras Evelyn realizaba un ritual desesperado para intentar romper el vínculo entre Aiden y el colgante. Pero el poder del artefacto era demasiado fuerte. Aiden, completamente consumido por la energía que lo rodeaba, gritaba en agonía mientras su cuerpo comenzaba a transformarse en algo inhumano.

En ese momento de desesperación, fue Evelyn quien tomó la decisión más difícil. Usando un antiguo encantamiento que había aprendido en sus días en la Hermandad, logró separar el alma de Aiden del colgante, pero no sin pagar un alto precio. Al romper el vínculo, parte de la esencia vital de Aiden se desvaneció para siempre, dejándolo debilitado y roto. Aunque su cuerpo había sido salvado, su alma había sido marcada de manera irrevocable por el poder del colgante.

Aiden despertó días después, en un estado de semiinconsciencia, sin recordar los eventos que lo habían llevado al borde de la destrucción. Pero algo había cambiado en él. Ya no era el mismo joven lleno de esperanza y determinación que había comenzado la búsqueda para salvar el mundo. El precio del poder lo había transformado, dejándolo con una comprensión más profunda, pero también más amarga, de las fuerzas con las que jugaba.

Evelyn, aunque aliviada por haber salvado a su amigo, sabía que el daño ya estaba hecho. El colgante seguía siendo una herramienta poderosa, pero ahora entendían el verdadero costo de su uso. Cada vez que Aiden lo tocaba, sentía el peso de las almas que lo habían portado antes que él, y sabía que algún día, tendría que enfrentar el abismo por completo.

Susurros del Angel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora