Capítulo 16: El Despertar de Azazel

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El aire en la caverna era sofocante, cargado de un malestar que parecía retumbar en el mismo corazón de la tierra. Evelyn, Aiden y Marcus se encontraban al borde del altar donde la última pieza del ritual estaba a punto de caer en su lugar, el lugar donde Azazel, uno de los ángeles caídos más poderosos y temidos, había sido encerrado hacía milenios. El suelo vibraba bajo sus pies, anunciando que algo estaba despertando, algo mucho más antiguo que el mundo que conocían.

Desde que comenzaron su viaje, todo había sido un cúmulo de señales y advertencias que apuntaban a este momento, pero ningún texto antiguo, ninguna profecía advertía sobre la magnitud del mal que estaban por enfrentar. En lo profundo de la caverna, una sensación de vacío absoluto parecía extenderse, como si la realidad misma comenzara a desmoronarse. El despertar de Azazel no solo significaba la liberación de una entidad poderosa, sino la descomposición del orden natural, el colapso de las fronteras entre el mundo físico y el sobrenatural.

Están reunidos en las profundidades de una cueva olvidada, un lugar marcado por símbolos antiguos que ya habían visto antes en los textos y artefactos que habían recolectado durante su viaje. Cada uno de ellos está al límite de sus fuerzas, física y emocionalmente. Han visto morir a amigos y enemigos, han sido testigos de sacrificios y traiciones. El ritual que está a punto de completarse ha requerido un precio más alto del que esperaban pagar.

La clave del ritual de Azazel ha sido reunir tres artefactos antiguos: el Colgante de las Sombras, la Daga de Ashen y el Fragmento del Espejo Roto. Cada uno de estos objetos posee un poder inmenso y una conexión directa con el ángel caído. Su energía, combinada en el altar de sacrificios donde una antigua secta intentó, siglos atrás, liberar a Azazel sin éxito, es lo único que puede romper el sello que lo ha mantenido prisionero durante eones.

Pero el verdadero precio no es simplemente reunir los artefactos. El ritual requiere un sacrificio, algo que Evelyn había comprendido demasiado tarde. Uno de ellos tendría que ofrecer su vida, no solo en el plano físico, sino en el espiritual. Sería consumido por las sombras, entregando su esencia para abrir la puerta que liberaría a Azazel del Abismo. La pregunta que nadie quiere responder es: ¿quién será el elegido?

A medida que los personajes colocan los artefactos en su lugar, el ambiente se torna más opresivo. Los ecos de antiguos cánticos resonaban en las paredes de la cueva, como si los mismos fantasmas de aquellos que intentaron el ritual en el pasado observaran desde el otro lado. Evelyn, con su sensibilidad espiritual, percibe las voces como susurros incesantes, palabras de advertencia y tentación.

Marcus, el pragmático del grupo, siente una creciente desesperación. A medida que se acerca el momento, sus dudas sobre el éxito de su misión se transforman en pánico. Su mente racional no puede concebir cómo podrían sobrevivir a lo que están a punto de liberar. Por otro lado, Aiden, el líder del grupo, se encuentra en una encrucijada moral. Su sentido del deber lo empuja hacia adelante, pero sabe que, pase lo que pase, saldrán de la cueva con pérdidas irreparables.

A medida que las horas avanzan, el eclipse de sangre, mencionado en las profecías, comienza a formarse en el cielo, visible solo a través de las grietas de la cueva. El ambiente se carga de electricidad, y un frío sobrenatural invade la cámara ritual, indicando que la barrera entre el mundo y el Abismo está debilitándose.

El sacrificio es el momento culminante del capítulo. Evelyn, con lágrimas en los ojos, se da cuenta de que la única manera de detener la catástrofe es sacrificarse. Como la más conectada con las energías espirituales y conocedora de los rituales, entiende que su sangre, derramada en el altar, será la que complete el ciclo del ritual. No le cuenta a Aiden ni a Marcus de su decisión hasta que es demasiado tarde para detenerla.

En este momento, el capítulo se detiene en la lucha interna de Evelyn, en sus pensamientos mientras acepta su destino. Ella recuerda los momentos compartidos con sus amigos, las pérdidas que han sufrido y la esperanza que los ha mantenido unidos hasta ese punto. Es un sacrificio que ella realiza no solo para salvar el mundo de Azazel, sino también para redimirse de los errores pasados.

Mientras Evelyn coloca el Fragmento del Espejo Roto sobre el altar, una energía oscura comienza a envolverla. Marcus y Aiden intentan detenerla, pero ella los detiene con una mirada decidida. "Esto es lo que se necesita", les dice. Las sombras se agitan a su alrededor, y el aire en la cueva parece detenerse por un momento antes de que el Fragmento comience a brillar con una luz negra.

Con el sacrificio de Evelyn, la última barrera que mantenía a Azazel en el Abismo se desmorona. Las paredes de la cueva se sacuden violentamente, como si la tierra misma estuviera gritando ante lo que estaba a punto de ocurrir. Una grieta en el suelo se abre, y desde el Abismo, una figura comienza a emerger.

Azazel no se manifiesta de inmediato como una entidad física. En su lugar, su presencia inunda el espacio, como una sombra que se extiende y cubre cada rincón de la cueva. Los símbolos en las paredes comienzan a brillar con un fuego oscuro, y los personajes sienten una presión en el pecho, como si el aire hubiera sido arrancado de sus pulmones. La sensación es una mezcla de terror absoluto y una atracción imposible de resistir. Azazel no es solo una fuerza de destrucción, sino una entidad capaz de corromper los corazones de los más valientes.

Mientras la forma de Azazel comienza a tomar forma, los tres personajes -ahora solo Aiden y Marcus, pues Evelyn ha sido consumida por el ritual- sienten el peso de su fracaso. Azazel es más poderoso de lo que esperaban, una sombra que se expande sobre el mundo, arrastrando consigo todo lo que se interpone en su camino.

El despertar de Azazel no solo afecta a los personajes presentes, sino que tiene repercusiones globales. En ese preciso momento, el cielo se oscurece completamente, cubriendo el mundo con un manto de sombras. Las tormentas se desatan, los animales huyen aterrados, y en las ciudades más cercanas, las personas comienzan a sentir una opresión que no pueden explicar.

Azazel, un ser del Abismo, no solo representa el caos, sino la corrupción de todo lo que toca. A medida que su poder crece, la naturaleza misma parece rebelarse contra su presencia. Las criaturas del inframundo comienzan a aparecer en el mundo físico, atraídas por la energía desatada. Los ríos se desbordan, los árboles se marchitan, y el tiempo parece perder su sentido natural.

Los seguidores de Azazel, aquellos que han estado trabajando en las sombras para liberar a su maestro, se regocijan al sentir su presencia nuevamente en el mundo. Pero incluso ellos, que habían esperado su resurrección, se dan cuenta de que no pueden controlar la entidad que han liberado.

Aiden y Marcus se enfrentan a la realidad de que han fallado. No pudieron detener el ritual, no pudieron salvar a Evelyn, y ahora el mundo está condenado a la destrucción. Pero mientras observan la figura oscura de Azazel alzándose ante ellos, aún no pierden toda esperanza.

Aiden, en particular, siente que la batalla no ha terminado. Si bien Azazel ha despertado, todavía hay una oportunidad de detenerlo, de encontrar una manera de sellarlo de nuevo, pero saben que será más difícil que nunca.

Susurros del Angel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora