Mikaila.
Desperté antes que Christopher, sintiendo su respiración tranquila a mi lado. Con cuidado, me deslicé fuera de la cama, tratando de no despertarlo. Me tomé un momento para observarlo; parecía tan sereno en ese momento que me hizo sonreír. Pero necesitaba despejarme, así que me dirigí al baño.
El agua caliente del regadera era justo lo que necesitaba para relajarme. Mientras me enjabonaba, mi mente no dejaba de dar vueltas en lo que había pasado entre nosotros. Aún no podía creer que nos hiciéramos novios, considerando lo diferente que parecía ser nuestra vida. Pero a pesar de todo, sentía que esto iba más allá de una simple atracción. Era más profundo, aunque apenas lo estábamos descubriendo.
Una vez vestida con su camisa y sin bragas, bajé las escaleras con la intención de encontrar algo ligero para desayunar. El penthouse estaba en completo silencio, salvo por los ecos suaves de mis pasos. Cuando entré al comedor, una mujer apareció. La reconocí de inmediato, Marie, el ama de llaves de Christopher, Me habló de que vivía con ella anoche.
Su expresión no era nada amistosa, algo en su postura me advirtió que la interacción no sería agradable.
-Las mujerzuelas no tienen permitido desayunar aquí -soltó con frialdad, su tono cargado de veneno.
Me quedé parada, sorprendida por lo directo y ofensivo de su comentario. Mi corazón se aceleró, pero no por miedo, sino por la indignación que empezaba a arder en mi interior. Respiré profundo, recordando quién soy.
-Perdón, ¿qué has dicho? -le pregunté, manteniendo la calma aunque sentía la sangre hervir.
-Lo que oíste -respondió con una sonrisa burlona-. Sé muy bien lo que eres, una trepadora, una cualquiera que solo busca el dinero de Christopher. Y lo siento, pero aquí no tienes lugar.
Sus palabras fueron como un golpe. Pero en lugar de permitirme caer en su provocación, decidí tomar una postura firme. No iba a permitir que me humillaran, no cuando sé perfectamente quién soy.
-¿Sabes con quién estás hablando? -dije, enderezando la espalda, mirando a Marie directamente a los ojos-. Soy Mikaila Lancrotte Hefferline, reina de Dihenstown y princesa de Lancrotte. No necesito trepar por nada ni por nadie, y mucho menos por dinero. Mi familia es mucho más que rica, es poderosa. Y créeme, eso es algo que claramente no entiendes.
Marie se quedó sin palabras, claramente no esperaba esa respuesta. Antes de que pudiera replicar, continué.
-Si realmente trabajas para Christopher, deberías saber que él jamás permitiría que trataras a sus invitados de esta manera. Ahora, si me disculpas, voy a desayunar como cualquier persona con dignidad lo haría. Y si sigues con esa actitud, te aseguro que Christopher se enterará de esto.
No esperé respuesta. Simplemente me giré y caminé hacia la mesa del comedor, sintiéndome aliviada por no haber permitido que me afectara. A pesar del mal sabor que la conversación había dejado, me sentí orgullosa de haberme defendido. Mientras me sentaba a desayunar.
Mientras tomaba mi café, escuché los pasos suaves bajando las escaleras. Cuando apareció en la puerta del comedor, su mirada se iluminó al verme, y sin decir una palabra, se acercó para besarme. Su beso fue suave pero lleno de intención, y no pude evitar sonreír en respuesta.
-Buenos días, angel-susurró contra mis labios, usando ese apodo que tanto me derretía.
-Buenos días -respondí con una sonrisa-. Espero que hayas dormido bien.
-Mucho mejor sabiendo que estabas aquí -dijo mientras tomaba asiento frente a mí. Sus ojos se clavaron en mi taza de café y luego en el plato con tostadas que estaba a medio terminar-. Veo que ya comenzaste sin mí.
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Mi Dulce Ángel
Fiksi PenggemarPecados placenteros >> trilogía el rey Mikaila lacrontte es dulce amable era todo lo que christopher desea y mas. Christopher morgan era todo lo apuesta a la princesa.