capitulo 20

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Mikaila.

Magnus y yo estamos en el salón de juegos del palacio, listos para una partida de ajedrez real, un juego con reglas adaptadas para reyes y reinas en las que se evalúan tanto la estrategia como el conocimiento de la historia y linajes de cada reino. Desde niños, siempre me ganaba, pero esta vez pienso darle pelea.

-¿Lista para perder, hermanita? -bromea Magnus, acomodándose en su asiento con una sonrisa desafiante.

-No tan rápido, querido hermano. No pienses que voy a dejártelo fácil solo porque eres rey -le respondo con una sonrisa igual de desafiante.

Gregori y Elizenda están observando, y tras unos movimientos en el tablero, Magnus propone cambiar de jugadores, vanir tuvo que volver a lancrotte de forma urgente por algo que sucedió con su madre, así que ahora Gregori y Magnus toman el lugar del otro mientras Eli y yo nos hacemos a un lado para disfrutar del espectáculo.

-¿Cuánto apuestas a que gana Magnus? -me pregunta en voz baja, inclinándose hacia mí para que los hombres no nos escuchen.

-Lo conozco muy bien como para apostar en su contra -le contesto, y ambas reímos suavemente mientras los observamos.

Aprovechando la privacidad del momento, decido contarle a Eli algo que llevo pensando desde hace unos días.

-Eli... creo que tal vez empiece a vivir con Christopher.

Me mira con los ojos bien abiertos, claramente sorprendida.

-¿En serio? ¿No crees que es un poco temprano para eso? -pregunta, algo preocupada, pero sin juzgar.

-Quizás, pero con él todo se siente... diferente -respondo, sonriendo para mí misma-. Es como si estuviera en casa, incluso cuando estoy en su apartamento.

Eli sonríe y asiente, comprendiendo mi sentir.

-Entonces, si es lo que deseas, hazlo. No hay una regla que te diga cuándo es el momento adecuado. Solo lo sabes -me dice con una calidez que me reconforta.

Asiento, feliz de contar con su apoyo, cuando en ese momento Magnus y Gregori regresan hacia nosotras, terminando su partida.

-¿De qué se ríen ustedes? -pregunta Magnus, alzando una ceja con curiosidad.

-Cosas nuestras, Magnus. Cosas nuestras -le respondo con una sonrisa traviesa.

Magnus niega con la cabeza, divertido.

-Siempre han sido una conspiración andante -dice, bromeando.

Gregori me da una sonrisa cómplice.

-Aunque cuando ustedes conspiraron para esa fiesta sorpresa de cumpleaños, casi me cuesta la vida- añade.

Todos reímos ante el comentario, y nos acomodamos nuevamente en el salón, disfrutando del momento en familia. Sin duda, este tipo de días me hace sentir afortunada.

Gregori me mira con curiosidad y una sonrisa cálida.

-Dime, Sunshine, ¿cómo te va en Oxford? -pregunta, usando su apodo cariñoso para mí.

Sonrío y me encojo de hombros, considerando cómo explicarle mi vida universitaria.

-En arqueología me va excelente, ya sabes, es fascinante. Pero en antropología... bueno, creo que el profesor me odia -confieso con un suspiro, recordando las miradas que me lanza el profesor cada vez que participo en sus clases-. En historia, al menos, tengo buenas notas.

Magnus, que había estado escuchando, se cruza de brazos y frunce el ceño.

-¿Qué profesor te odia? -pregunta, con tono serio, como si estuviera listo para hacer algo al respecto.

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