capitulo 15

575 50 10
                                    

Mikaila.

El aire dentro del consultorio era fresco, completamente diferente a los grandes pasillos del palacio. A pesar de ser una princesa, había ciertas decisiones que solo yo podía tomar, sin importar mi estatus. Y esta era una de ellas. Sentada en la sala de espera de la ginecóloga, me recordé a mí misma que ser miembro de la realeza no me eximía de la responsabilidad sobre mi propio cuerpo.

Las mujeres de mi familia siempre habían sido fuertes, independientes y capaces de tomar decisiones importantes. Y aunque mi vida estaba marcada por compromisos y deberes reales, en ese momento, lo que me ocupaba era algo personal. Mi relación con Christopher había crecido más de lo que alguna vez imaginé, y sabía que era hora de prepararme para lo que pudiera venir.

-Su alteza, puede pasar -dijo la asistente, inclinando la cabeza con respeto antes de conducirme al consultorio.

A veces olvidaba lo que significaba ser una Lancrotte, pero los demás no lo hacían. Caminé hacia el consultorio con la frente en alto, recordando que, aunque tenía responsabilidades más grandes que la mayoría, seguía siendo una mujer con decisiones propias que tomar.

-Princesa Mikaila, qué gusto verla-me saludó la doctora con una sonrisa amable- ¿En qué puedo ayudarla hoy?

Me senté con calma, tratando de liberar la tensión en mis hombros. Sabía que estaba haciendo lo correcto, pero aún así, la sensación de incertidumbre permanecía.

-Estoy aquí para hablar sobre anticonceptivos -le expliqué, con un tono suave.

La doctora asintió, manteniendo su profesionalismo. Pasamos por todas las opciones disponibles, mientras me hacía preguntas sobre mi salud. Su manera de tratarme, sin que mi título influyera en el proceso, me ayudó a relajarme un poco. Aquí, en este pequeño consultorio, no era solo la princesa de las tierras del norte. Era simplemente Mikaila, una mujer tomando el control de su propio cuerpo.

Cuando terminamos, me entregó una receta junto con algunas recomendaciones. La decisión había sido tomada, y aunque la responsabilidad de mi título pesaba en todo lo que hacía, esta vez, lo había hecho por mí misma.

Mientras caminaba hacia el coche que me esperaba afuera, con los guardias observando desde la distancia, una idea vino a mi mente.

Llegué a la central con la comida en una mano, A pesar de que Christopher y yo habíamos estado escribiéndonos durante los últimos días, nuestras agendas apenas nos permitían vernos. El trabajo y mis estudios me mantenían ocupada, pero siempre había un lugar para él en mi mente. Hoy, más que cualquier otro día, quería sorprenderlo.

La secretaria de Christopher me recibió en la entrada con una sonrisa nerviosa. Sabía perfectamente quién era, y tras unos segundos revisando el calendario, tomó el teléfono.

-coronel Morgan, la princesa Mikaila ha llegado para verlo - su voz tembló y parecía que tenía miedo.

Unos segundos después, bajó el auricular y me indicó que podía pasar. Caminé hacia la oficina, mi corazón latiendo con algo de prisa. Me detuve un segundo frente a la puerta cerrada, respiré hondo y luego toqué antes de entrar.

Christopher estaba sentado tras su escritorio, como siempre, enfocado en papeles y documentos, pero en cuanto me vio, su expresión cambió. El ceño fruncido que llevaba se desvaneció y fue reemplazado por una suave.

- Mikaila -dijo con un tono más relajado, levantándose y acercándose a mí. Dejó su trabajo a un lado y me dio un beso-. ¿Qué haces aquí?

- Te traje algo de cenar -respondí con una sonrisa. Sabía que probablemente no había comido nada decente en todo el día.

Mi Dulce Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora