Hora Uno. 7:00 P.M.

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Se nombre es Orm.

"Sí, fíjate". añadió tras revelar ese detalle. "Las strippers tienen nombre, como las personas de verdad".

Ling sonrió sin mucho sentido del humor y por fin le dirigió la mirada a su compañera. La chica estaba sentada con las rodillas dobladas contra el pecho y los brazos alrededor de estas, mientras observaba a Ling con unos ojos mieles que amenazaban tormenta.

"Oye, ya que tenemos que estar aquí juntas por un largo tiempo. ¿Crees que podrías intentar tratarme con un poquito de cortesía?"

"Hagamos un trato, Orm". propuso Ling. Era un bonito nombre, a juego con sus bonitos pechos. Ling se reprendió por el rumbo que tomaban sus pensamientos y se apresuró a continuar. "Tú te quedas quietecita en tu lado del ascensor y yo hago lo mismo en el mío. Si eres capaz de hacer eso, nos llevaremos bien".

Orm la miró con desprecio evidente.
"En serio, ¿Qué problema tienes? Estoy dispuesta a empezar de cero si tú lo haces. Quedarnos atrapadas no tiene porqué ser el peor rato de nuestras vidas, que es en lo que tú pareces empeñada en convertirlo".

Cansada de discutir, ¡Y encima con una maldita stripper! Ling no se dignó a contestar. Lo último que quería era hacerse amiguita de una mujer que Jakarin había contratado con el objetivo expreso de demostrar algo sobre su estilo de vida. Desde el momento en que la humillante sorpresa de cumpleaños se había presentado en su oficina y había llenado el aséptico despacho con su música y su embriagador perfume, Ling se había sentido vulnerable y desnuda. Quedarse atrapada con ella en un espacio tan pequeño le parecía un castigo especialmente cruel.

Levantó la vista hacia las tenues luces de emergencia que iluminaban la cabina del ascensor. ¿Podía confiar en haber guardado su documento a tiempo de que el corte de luz no le hubiera borrado horas de trabajo? Apoyó lacabeza en la pared y empezó a darle vueltas a la propuesta. La voz de Orm la sobresaltó.

"Mi perrita Uni me va a matar". informó a Ling. "Le había prometido que esta noche nos bañaríamos juntas. Le gusta sentarse en el borde de la bañera y meter la nariz en las burbujas. Normalmente me molesta, sobre todo cuando estornuda, pero ahora mismo daría cualquier cosa por darme un baño".

Ling notó que sus labios se curvaban en una sonrisa, pero evitó la reacción a tiempo y frunció el ceño. La mención al «baño» le había traído a la cabeza imágenes que no iba a permitirse. "Bueno, siento que en lugar de eso estés aquí conmigo".

Los labios de Orm se extendieron en una lenta sonrisa. Sus dientes blancos y aquellos labios carnosos y rosados distrajeron a Ling hasta el punto de olvidarse de mantenerse fría y desinteresada.

Pese a sí misma, le devolvió la mirada con cariño. Y luego, igual de rápido, se obligó a pensar en la propuesta que había perdido porque Jakarin había decidido enviar a Orm «Pechos Perfectos» a interrumpirla.

De nuevo de mal humor, le volvieron las ganas de hacerle daño a alguien. Se fijó en los pezones de Orm, que se le marcaban bajo la camiseta de algodón. El sujetador, que se suponía que tenía que evitar que Ling perdiera el norte, seguía en la mano de la joven.

"¿Te importaría ponerte el sujetador?" le preguntó Ling con voz ronca. Acalorada, añadió: "Me siento observada, como si esas cosas me señalaran".

Orm estiró las piernas e inclinó la cabeza. Entonces reprimió lo que parecía una sonrisa divertida y dijo: "Como quieras, Ling". Dicho aquello, se levantó y se quitó la camiseta. Por segunda vez en la tarde, Ling tuvo que esforzarse para no quedarse mirando los pechos desnudos de Orm con ojos desencajados. Su reacción fue girar la cabeza para no caer en la tentación.

13 Horas (LingOrm)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora