Hora seis. Medianoche

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"¿Se puede saber por qué llevas crema batida en la mochila?"

El rostro de Orm adoptó un delicioso tono rosado. Ruborizada, apartó la mirada y pegó los ojos al suelo.

"Era para..."

Ling tenía la sensación de ser indiscreta, pero realmente no entendía lo que le daba tanta vergüenza a Orm.

"¿Para el postre?" preguntó.

"Para mis pechos". Orm sacó una cajita de velas de cumpleaños de la mochila. "¡Feliz cumpleaños!"

Ling le devolvió la lata a Orm.

"¿Ibas a dejarme...?"

"Lamerlas, sí". Orm volvió a guardar la lata y las velas sin mirar a Ling a los ojos. "Crees que soy una pervertida, ¿Verdad?"

Por extraño que pareciera, era lo último que se le habría ocurrido."No, creo que eres un sueño húmedo hecho realidad". Era un alivio que su sorpresa de cumpleaños hubiera acabado antes de tener que enfrentarse a los pezones de Orm untados con nata. La mayoría de la gente habría aprovechado la oportunidad para pasárselo en grande, pero ella lo habría estropeado. De hecho, lo había estropeado.

"¿Y no te hace sentir incómoda?" le preguntó, para dejar de pensar en sus propias reacciones. "Dejar que un extraño... ¿Ponga su boca en ti?"

"No es lo habitual en mis actuaciones ni nada de eso". negó Orm. Se había separado solo unos centímetros, pero Ling sintió la pérdida. "Solo pensé... que... No sé, pensé que podía ser muy caliente".

Obviamente, Orm se sentía incómoda y Ling se arrepintió de haberla puesto en un aprieto. Para hacerla sentir mejor, repuso: "A mí me encanta la crema batida. Y seguro que habría estado aún mejor servida sobre unos pechos tan perfectos".

Después de haber puesto su supuesta heterosexualidaden tela de juicio, se esperaba una respuesta burlona, pero Orm le sonrió con timidez y su confesión valió la pena.

"Gracias, Ling".

De nuevo, metió la mano en la mochila y sacó un objeto que hizo que Ling gimiera de emoción. Orm le agitó la chocolatina Hershey en las narices.

"¿Tienes hambre?" preguntó.

Cuando Ling estiró la mano para cogerla, Orm la esquivó.

"No habías dicho que el postre vendría con condiciones". Ling suspiró.

"Seguro que te lo puedes ganar. Soy fácil de complacer".

"Ah, ¿De verdad?" ronroneó Ling. Joder, qué divertido era coquetear. "¿Fácil de complacer? Lo tendré en cuenta también".

"Hazlo".

"¿Algo más? ¿Qué otras maravillas escondes ahí?"

Orm sonrió ampliamente y sacó dos libros. El que le pasó a Ling estaba un poco gastado, pero bien cuidado. Enseguida, la imagen de la portada, en donde aparecían dos hermosas mujeres enredadas en un beso sensual, atrapó la atención de Ling. El libro se titulaba Historias para una noche larga. Relatos eróticos lésbicos. Ling se encendió de inmediato y fue incapaz de pronunciar palabra. Miró el otro libro.

«Procedimientos veterinarios de emergencia para pequeños animales» leyó en alto.

"Un poco de lectura ligera. Es de una de mis clases. La verdad es que interesante".

Luego, Orm sacó un estetoscopio y fingió acariciarlo con ternura, con una expresión a la vez burlona y seductora.

"¿Y qué te parece esto para divertirnos?"

13 Horas (LingOrm)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora