Un mal día

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Orm estaba sentada en el sofá con Uni en brazos cuando Ling volvió a casa después del trabajo. Tenía los ojos enrojecidos, ya que no había sido capaz de contener el llanto, y al escuchar a Ling abrir la puerta con su llave sintió una intensa oleada de alivio. Echó un vistazo al reloj, sorprendida de que ya fueran las seis de la tarde. Aquello significaba que llevaba llorando casi media hora. La brillante sonrisa de Ling se desvaneció en cuanto entró en el apartamento y miró a Orm a los ojos.

"¿Orm?" Se acercó al sofá, claramente preocupada. "¿Mi amor?"

Casi en contra de su voluntad, Orm hizo un puchero y los ojos se le llenaron de lágrimas otra vez. "Tuve un mal día". murmuró.

Ling soltó el maletín enseguida y se sentó en el sofá junto a Orm.

"¿Qué te pasó, mi cielo?" quiso saber. Frunció el ceño y analizó el rostro de Orm. "¿Y por qué no me has llamado?"

"Hoy he... perdido a mi primer paciente". murmuró Orm. Su rostro se contrajo con tristeza al recordar y apartó la mirada. "No te he llamado porque estabas trabajando y sabía que vendrías esta noche, así que..."

"Oh, no". exclamó Ling con simpatía. Orm se sintió un poco mejor por ello. Ling le pasó el brazo por los hombros y le dio un fuerte abrazo. "¿Quieres hablar de ello?"

Orm negó con la cabeza, pero aún así, empezó a hablar.

"Puedo aguantar tener que sacrificar un animal, ¿Sabes? Cuando es viejo o está enfermo y sufre, hay una razón para hacerlo y puedo soportarlo. Pero hoy..." Abrazó a Uni con más fuerza y le hundió el rostro en el sedoso pelaje. "Me han traído una gatita negra. Tenía tres años".

"¿Qué tenía?"

Orm notó que se le hacía un nudo en la garganta.

"No estoy segura. La habían envenenado. No... no lo sabemos exactamente".

"¿Envenenada?" Ling miró a Uni y después volvió a posar los ojos en Orm. "¿Cómo?"

"Los dueños dijeron que se pasaba el día fuera de casa. Pasó la noche por ahí y cuando volvió le costaba respirar. Nos la trajeron, pero no pudimos hacer más que llenarla de medicamentos mientras el veneno la iba matando". sollozó Orm. Uni se asustó y saltó al suelo. Tras echar una mirada atrás, la perrita se marchó al pasillo. Ling aprovechó para acercarse más a Orm y le dio un abrazo que su novia correspondió con desesperación.

"¿No pudiste hacer nada?"

Orm negó con la cabeza y le hundió la cara en el hombro. "Solo verla morir. Nada le hacía efecto. Tuvo un paro respiratorio y sufría unas convulsiones horribles". Se estremeció por el recuerdo. "Ha sido lo más horrible que he visto".

Ling le susurró palabras de consuelo y la acunó con delicadeza mientras le acariciaba la espalda cariñosamente.

"Lo siento mucho, mi cielo".

Orm sorbió las lágrimas y murmuró.
"Ya sé que soy una profesional y que debería ser capaz de soportarlo, pero..."

"¿Soportarlo?" Ling frunció el ceño. "Has tenido que ver morir a un animal de una manera horrible. ¿Porqué ibas a tener que soportarlo?"

"Yo solo podía pensar en Uni". dijo Orm con voz cortada. Las lágrimas le rodaron por las mejillas. "No podía dejar de pensar en eso, en que no podría soportar si a Uni le pasará algo".

Ling se apoyó en el respaldo del sofá y acomodó a Orm en su regazo.

"Uni está bien, cariño. Está aquí y está perfectamente".

13 Horas (LingOrm)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora