Hora Once. 5:00 A.M.

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"¿Sabes que si lo hago mal vas a tener que ayudarme, verdad?"

Orm rió cuando Ling se puso a horcajadas encima de ella.

"Dudo que tú puedas hacer algo mal". murmuró. "Además, tampoco me parece que no sepas nada de sexo".

"De lo que no sé nada es de hacerle el amor a una mujer tan preciosa como tú". Ling le pasó la yema de los dedos por la clavícula. "No te importa lo que he dicho antes de que... quería follarte, Verdad?"

Orm inclinó la cabeza.

"¿Importarme?"

"Bueno, no es que sea una palabra muy tierna, ¿No te parece?". Ling se encogió de hombros. Cuanto más hablaba, más tonta se sentía. "Quiero decir que ya sé que eres muy abierta con estas cosas, pero..."

"Amor, estamos practicando sexo, no oficiando una ceremonia religiosa". la tranquilizó Orm. "Se supone que tiene que ser divertido. Me gusta la ternura, pero hacer el amor no siempre tiene que ser romántico, lento y cursi".

Ling se sintió aliviada. Quiere decir que no lo había estropeado. Aún. Se inclinó y agachó la cabeza para besar el duro pezón de Orm.

"Muy bien". murmuró con el pezón entre los labios. Para probar, le dio un mordisquito. Orm jadeó encantada con la sensación.

"Ya te he dicho que me gustaba hablar sucio". le recordó Orm con voz entrecortada. "Entre otras cosas que no son precisamente tiernas".

Ling le soltó el pezón para poder intervenir.

"Es verdad. ¿Así que Eres una pequeña pervertida, ¿Eh?"

le lamió la aureola del pezón con la respiración agitada. Ojalá pronto se sintiera lo bastante cómoda con Orm como para hacer realidad aquella fantasía. Orm le hundió los dedos en la melena y retuvo la cabeza de Ling contra su pecho.

"Estoy dispuesta a hacer casi cualquier cosa, Ling, si tú quieres".

«Este año voy a tener que hacerle a Jakarin un buen regalo de Navidad.» Ling cambió al pecho izquierdo y atrapó el pezón entre los dientes mientras trazaba un círculo húmedo con la lengua a su alrededor. «Algo que exprese mi amor incondicional y eterno por él, fantástico hijo de puta.» Ling se apartó y respiró hondo.

"Quiero saborearte".

"Sí". gimió Orm. Abrió las piernas para que Ling pudiera colocarse entre sus muslos. "Me hice las pruebas después de mi última pareja". dijo sin mirar a Ling a los ojos. "Desde entonces no he estado con nadie".

Ling pestañeó. Ni se le había pasado por la cabeza preguntarle por aquello. Notaba cómo se le humedecía el vientre redondeado con la esencia del deseo de Orm. La sensación la volvía impaciente y apenas era capaz de concentrarse en las palabras de Orm.

"Por si te preocupaba". concluyó esta, con voz insegura.

A Ling se le aclararon las ideas lo suficiente para recordar una de las primeras cosas que le había dicho a Orm: "A lo mejor me da miedo de lo que me podría contagiar si te me restriegas de esa manera".

"No estaba preocupada".

Orm sonrió. "Quiero que me chupes".

Ling se estremeció solo de pensarlo. Se humedeció los labios; casi no podía creerse que estuviera a punto de cumplir una de sus mayores fantasías: tener a su disposición a una mujer tan hermosa, era como un milagro de cumpleaños. Contempló el cuerpo de Orm de arriba abajo, admiró sus firmes curvas y evaluó la situación.

13 Horas (LingOrm)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora