Capítulo 43.

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El drástico cambio en el semblante antes calmado ahora muestra un aspecto mucho más serio y de pocos amigos.

—La lealtad no se puede dar como caridad, él que lo pide lo quiere con totalidad, Xuan Ji.

Sólo puede quedarse sin habla, con rabia e impotencia, mira hacia el alfa que tiene una sonrisa de victoria en su rostro.

Apartamento de Xie Lian, tres horas y treinta minutos después.

Luego de una velada tranquila y sin acontecimientos fuera de lugar había insistido en volver solo a casa, no había necesidad que Jun Wu lo trajera de vuelta pues no quería que ese hombre se entrometiera aún más en su vida.

Decidió caminar por la carretera principal, pasando por la parte periférica de las calles que lo conectan a su apartamento y así despejar un poco la mente, tenía mucho en que pensar, una parte de ésos muchos pensamientos estaban dedicados a San Lang que ya llevaba muchos días fuera.

El cálido viento sopla acariciando su rostro, moviendo delicadamente mechones del cabello castaño claro que ahora se muestra un poco más largo de lo habitual, la luna se ve hermosa y las estrellas brillan alrededor de ella sin inmutarse ante lo hermosa que se ve.

De un momento a otro el timbre de una llamada entrante lo saca de esa bella y breve ensoñación nocturna.
Responde rápidamente al ver el nombre conocido.

—Hola Feng Xin, dime.— Mirando el reloj de su muñeca —Es tarde, ¿pasó algo?

—Xie Lian, dime ¿el día de hoy te viste con Jun Wu?

Escuchando la voz demandante de la otra parte intenta comprender la situación y responde tranquilamente.

—Bueno, sí...

Pasando el pequeño parque de en frente de su apartamento es cuando levanta la mirada y entonces sus ojos se encuentran con los de cierto zorro rojo que ya tenía más de treinta minutos esperando apoyado en su lujoso carro negro.

Sólo puede quedarse quieto ante la vista que tiene en frente y que dos palabras salgan pausadamente de sus labios.

—... San... Lang...

—¿Qué...? ¿Qué San Lang...? ¡¿Es Hua Cheng?!

Dándose cuenta que tiene a su buen amigo aún en línea intenta acabar con la llamada lo más rápido posible.

—... Feng Xin, discúlpame, voy a cortar.

—¡¿Qué?! ¡Ya es muy tarde! ¡Ni se te ocurra ir con ese hombre! ¡Xie Lian, tú y yo tenemos que hablar! ¡Xie Lian...!

Guardando el teléfono móvil en el bolsillo de su abrigo y haciendo caso omiso a las palabras del alfa cruza la calle viendo a la derecha e izquierda con cuidado, llega hasta donde se encuentra aquel hombre que no a despegado sus ojos del hurón, más la hermosa sonrisa que acompaña ese semblante tan poderoso.

—Gege...

—San Lang, ¿cuándo llegaste? ¿Estuviste esperando mucho?

—Acabo de llegar.

—Ya veo, entonces debes de estar muy cansado.

Viendo el aspecto llamativo del alfa, aquel rostro que tiene facciones maravillosas se ve opacada por una leve capa de sudor, y los labios un poco secos y descoloridos, cuyos rasgos no pasan desapercibidos por Xie Lian.

La hermosa sonrisa en aquellos labios finos y los ojos llenos de emoción se retiran lentamente, con una voz mucho más baja y suave habla nuevamente.

—¿San Lang?

Un hilo rojo, una flor y mariposas. (HuaLian) (Au moderno) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora