Capítulo 50.

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Mirando hacia la herida en su dedo, se da cuenta que todo lo sucedido no fue un sueño, levanta la cara hacia la regadera, el flujo de agua recorre cada parte de aquel rostro.

Junto a las gotas de agua que caen incesantemente, gruesas lágrimas de aquellos ojos cafés se unen al recorrido, el sonido del lastimero llanto se pierde instantáneamente entre el ruido del agua.

Después de haber llegado a su apartamento fue como dijo el secretario Yin, habían caballeros de negro resguardando su hogar y calles aledañas.

Con un nudo en el corazón como también en la garganta e intentando calmarse había tomado un baño, tenía todo un mundo de sentimientos y pensamientos ahora dentro de su ser.

Después de un tiempo desconocido se encuentra ya vestido y aún con el cabello mojado dando vueltas en la sala, su corazón y sus pensamientos están hechos un lío, no sabe muy bien que hacer o con quien hablar sobre todo ésto.

Las lágrimas vuelven a caer sin permiso, las limpia rápidamente como si así evitara que salgan más.

La fotografía como la corona de flores que se supone ya estaban hechas cenizas bajo el incesante fuego de hace muchos años atrás, fueron encontradas por él, sin un ápice de daño y en un lugar inesperado.

En un principio creyó que fue una coincidencia pero, ¿como una persona podría guardar recuerdos ajenos? Recuerdos que definitivamente no le pertenecían.

Sólo el protagonista de tales recuerdos podría hacerlo.

Mirando hacia la ventana, la suave brisa de media mañana mueve las hojas rojas del árbol de arce que se encuentra al lado de aquel pequeño apartamento.

En todo este tiempo creyó que ese pequeño cachorro había perecido en aquel incendio en el hogar de niños de hace más de una década, no había creído ni en sus más demente sueños volverlo a ver, mucho menos tenerlo tan cerca después de haberlo buscado por cinco largos años sin éxito, hasta ahora.

Su corazón duele tanto, el nudo en su garganta no deja que las palabras salgan tan fácilmente.

—... Hong... Er...

Hace trece años atrás.

Los empleados en aquella mansión tienen un aspecto lúgubre, después del acontecimiento que debió haber sido motivo de felicidad como ser la diferenciación del joven maestro de la familia, que pasó de ser un beta a un precioso omega pero entonces después de una semana, un día por la noche llegó aquella terrible noticia.

El hogar de niños auspiciado por los señores de la casa y sus socios, se estaba consumiendo en llamas.

Esa noche estuvo llena de pánico e impotencia, ellos como los encargados del hogar junto a los bomberos intentaron ayudar a sofocar el inminente fuego de todas las maneras posibles pero cuando lo hicieron ya era muy tarde, el incendio lo había consumido todo.

El joven maestro Xie tiene una cara muy triste, desconsolado, ya no sonríe como hasta ahora en el funeral de sus padres.

Después de aquellos lamentables sucesos, los señores Xie se apresuraron en volver de un viaje de negocios de sólo dos días en el extranjero, luego de haber estado por una semana cuidando de su hijo recién diferenciado tenían mucho que hacer y por lo cual no retrasaron más sus responsabilidades como dueños de grandes compañías.

Luego del aterrizaje del avión, el coche personal de los señores corría por la avenida principal trayendolos de vuelta a casa, el joven Xie como los señores esperaban impacientes por darse un abrazo consolador pero ese anhelado abrazo nunca pudo ser dado.

Un hilo rojo, una flor y mariposas. (HuaLian) (Au moderno) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora