Piensa en lo peor.—¿Qué acabas de decir? ¿Lo lastimó?
Ante la complicada expresión de miedo en el rostro de su primo intenta explicar con calma.
—Sólo le impidió el pasó, hablé con él y dijo que no le hizo daño.
—¿Se encuentra... bien?
—De hecho si... no irrumpio el apartamento como en esa otra ocasión porque San Lang ha estado cuidando de nosotros. Aunque...
—¿Qué... qué pasa?
—Lo intentó varias veces. Actúa muy extraño. Quizás es porque sabe que es su cachorro, ¿no lo crees?
Sólo abraza al bebé durmiente con fuerza, como si fuera reacio a separarse de él. Con la voz baja y temblorosa dice:
—Es mío, es sólo mío y de nadie más. No dejaré que me lo quite...
—No creo que lo haga, ¿por qué dices éso?
—No lo conoces bien.
Qi Rong lo mira de frente, su primo también lo mira extrañado ante esas palabras.
—De seguro ya investigó, y sabe que es su hijo. Él no permitiría que alguien como yo crié a este niño que lleva su sangre.
—¿Qi Rong?
—Una vez lo dijo... No dejaré que se lo lleve, no. Es mío.
La voz decidida asusta en cierta manera al hurón blanco que no deja de mirar el aspecto débil de su pequeño primo.
Los días han pasado lentamente, Qi Rong no había vuelto a hablar sobre el tema con Xie Lian, aunque siempre se mantenía taciturno y algo distraído, aspectos que preocupaban al hurón blanco aunque una parte de él se mantenía tranquilo pues su pequeño primo estaba ahí con él y contando también al pequeño cachorro que hacía sus días más llevaderos.
Definitivamente, su vida era buena.
El aspecto algo sombrío de la tarde de un día de otoño estaba ahí, aún con el sol en lo alto, dos adultos y un pequeño bebé se encontraban en la cocina del acogedor apartamento que los abrigaba.
—Entonces, ¿también le llevaras pasteles? Y
¿es por éso que tienes tantos en el horno?—Bueno, algunos son para San Lang y los demás serán tuyos, y Ban Yue. De alguna manera debo agradecerle por todas las molestias y atenciones para con nosotros.
—¿Como también con los aperitivos y dulces que siempre envuelves?
—Qi Rong.
Ya escuchando la advertencia que viene, levanta la mano con la que no sostiene al bebé, dándose por rendido.
—Está bien, está bien. Sólo creo que es demasiado. No creo que pueda comerlos todos.
Viendo la expresión relajada y tranquila de su primo, Xie Lian cree que quizás podría ser que al final Qi Rong ya habría aceptado a San Lang. Sonríe con suavidad.
—Es porque también llevó algunos para Yin Yu y los guardias, todos son muy amables.
—¿Lo harás hoy?
—Sí pero llevaré los de San Lang y Yin Yu mañana.
—Ya veo.
Aún en sus propios pensamientos Qi Rong se retira de la cocina mientras Xie Lian continúa realizando los aperitivos.
Dos horas después, se escucha el ruido de la puerta cerrándose, Qi Rong mira hacia su primo que entra sonriendo.
—Ya llegaste, ¿cómo te fue?
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Un hilo rojo, una flor y mariposas. (HuaLian) (Au moderno)
De TodoEl joven maestro de la familia Xie pasa su tiempo libre ayudando con el cuidado de los niños dentro de un orfanato del cual sus padres también son auspiciadores, inesperadamente llegan los días en el que trágicos sucesos llegan a ocurrir, y así mism...