Capítulo 47.

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Todo se encuentra en total silencio, en medio de la oscuridad los suaves destellos de la luna se encuentran atravesando las transparentes cortinas de los grandes ventanales.

Aquel par de palabras fueron dichas por el joven zorro con una voz ronca y profunda, hacen qué cualquiera que las oigan sientan recorrer un escalofrío por todo su cuerpo, se les erice la piel y sientan temblar sus piernas.

Y Xie Lian no era la escepción.

Por instinto busca la raíz de tales palabras y  feromonas, tiene la palma de la mano sobre su nariz, siente débiles las piernas pero aún está consciente.

Siente la necesidad de ser abrazado como aquella última vez en el que habían compartido un lecho en su apartamento, desde ese entonces no había pensado en ello con tanto fervor como ahora.

Mientras sus ojos se adaptan a la oscuridad lentamente, se da cuenta del estado de la habitación, hay muchas cosas tiradas por todo el piso, todo es un desastre.

El movimiento sobre la cama capta toda su atención, la sábana roja se mueve lentamente.

Dando pasos lentos, intenta no hacer ruido al caminar y se dirige hacia ella.

Siente dolor en su corazón, siente desfallecer al sentir el desamparo y abandono que transmite aquel aroma que lo envuelve cada vez más fuerte mientras se acerca.

—San Lang.

Ya en frente de la cama, llama con una voz suave y gentil una vez más.

—San... Lang...

Se da cuenta que el zorro rojo se encuentra de espaldas hacia él, tiene los ojos fuertemente cerrados, el agarre de sus manos sobre las sábanas interiores es con tanta fuerza que duelen verlas.

—San Lang, soy Xie Lian...

Puede ver ese hermoso rostro con la ayuda de la luz de luna, puede notar el leve tono carmesí sobre las mejillas, como también la frente fruncida con fuerza a causa del malestar.

Sus dedos se acercan al ceño fruncido, como si así podría suavisarla y dejar que haga aquel gesto que le preocupa tanto.

Antes de poder tocar aquella frente sudorosa su muñeca es frenada y agarrada con fuerza.

De repente un par de ojos carmesí son los que esculcan su alma al parecer, la sensación de verlos hace que no pueda decir una palabra.

Se queda paralizado como si fuera una presa a la que han atrapado y no tiene escapatoria.

El agarre en la muñeca se suavisa pero no lo suelta, mirando aún más de cerca puede notar la mirada brumosa en aquellos ojos rojos, son como si estuvieran teniendo momentos de delirio.

Dándose cuenta de ello, el hurón blanco lo llama con dulzura.

—San Lang.

Así de un momento a otro, todo su mundo da un vuelco total, se encuentra de espaldas sobre la cama.

—¡Ah!

Aquel repentino movimiento lo había tomado de sorpresa, en cualquier otra situación no habría sufrido este tipo de ataque, pero ahora era diferente, ya había bajado la guardia totalmente.

Tiene un par de brazos que sujetan fuertemente su cintura, la sábana roja y la interior blanca habían caído lentamente al suelo dejándolos a ambos solos sobre la cama.

A la falta de un nuevo movimiento de parte del alfa y después de calmar un poco los latidos de su corazón, intenta moverse pero no lo logra.

—¿San Lang? ¿Estás... despierto?

Un hilo rojo, una flor y mariposas. (HuaLian) (Au moderno) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora