Esto último en el telegrama, me causaba intriga. Sabíamos que la dirección era la ubicación del edificio donde Alfred había estudiado artes alguna vez. El aula 23 estaba en la planta más alta, donde se encontraba la biblioteca. Había quedado en ruinas por el terremoto del 85.
Dijo que había sido uno de sus lugares favoritos, quedaba a unos 30 min. Luis y Yenni fueron voluntarios para llevar el telegrama a la oficina postal y hacerlo llegar lo más pronto posible. Salieron en seguida en el auto.Todos nos habíamos quedado hundidos en nuestros pensamientos cuando llamaron a la puerta. Era el director Armando ¿Qué diablos hacía ahí?. Tenía un gesto maníaco. Abrió simplemente la puerta que estaba abierta y corroboro con la mirada.
—Entonces eran ciertas mis sospechas... — dijo en un tono seco, comenzó a sonreír mientras miraba a Alfred—¿Qué quieres maldito imbécil? — dijo Alfredo. Armando borró su sonrisa cuando lo escuchó, dio unos pasos por la casa, observándola. Aun me dolía mi cuerpo por la golpiza que me metió un día antes.
— Lastima que tengo que entregarte vivo. Resulta que están dando una fuerte cantidad de dinero por un fenómeno como tú, quién lo diría. — volteo a verme, se acercó de frente a mí, tenía una mirada retadora, le escupí en la cara, fue sencillo ver venir su golpe, no dude en regresarlo con su misma fuerza. Con una patada lo lleve por la puerta tracera.
— Te vaz a arrepentir.—— No, no creo, — la situación fue sencilla, sin prisa, lo lleve golpe a golpe por la puerta de atrás, hasta que llegamos al bosque, su rostro se llenó de sangre, en varias ocasiones intentó golpearme, y escapar, solo pudo ofenderme y limitarse a mirar como una fiera mira a sus presas.
— No te saques de quicio si las cosas no te salen. Sabrás que no soy solamente un adolescente más, al que amenazaron con una mala referencia académica. No, hoy seré más que eso para ti. — intentó golpearme. Fallo, cada vez estábamos más adentro del bosque.
— No sabrán lo que les espera cuando salga de aquí y todos se enteren de esto. Ahora si, tu querida tía estará en la cárcel de por vida y tu en un manicomio... —
—Oh no, eso si que no, lo que sucede en el bosque, se queda en el bosque. Me pregunto dónde te encontrarás tú cuando esto termine.— pregunté burlón. Yo tenía puesta aún la pequeña pero muy funcional mochila que había preparado desde la mañana, la abrí, saqué el revólver, apunté, sin dudarlo, disparé. Le di en la cien. Apenas y alcanzo a hacer un gesto y cayó por completo. Fue cuestión de aventarlo a la barranca con una patada. Helen estaba muy anonadada, lamentaba haber hecho eso en su presencia. Pero reacciono cuando los chicos se acercaron a mi.
—Sus ¿te encuentras bien?. — preguntó Rodrigo. — La verdad se lo ganó. — eso me hizo sonreír. Helen tenía un gesto despreocupado, pero Alfred no. Estaba totalmente pasmado, hasta que dijo
— Amigos ya no quiero envolverlos más en esto. — estaba desconcertado. Parecía en serio fuera de sus pensamientos
—Alfred fue como matar a una mosca, en serio, molestaba de la misma manera, lo sabes, dijimos que solo de ser necesario y todo apuntaba a que debía ser así — tratamos de recuperar la calma y volvimos a la casa donde ya estaba de vuelta Yenni y Luis. Pronto darían las 6:30 Alfred mencionó que debía irse a las instalaciones donde había quedado de ver a sus padres.
Dijo que iría solo pero fuimos a dejarlo, acordamos que nos quedamos con él.
— Si mis papás los ven, enloquecerán. — advirtió.
—De noche nos camuflajeamos mejor, por si necesitas algo .— sugirió Yenni esbozando una sonrisa.
—Gracias Yenni, nunca pierdas ese ímpetu. — le miro melancólico Yenni le tocó la mejilla, sonriendo.
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REACCION.
Teen FictionEn México 1986. Susma; un estudiante de preparatoria, se cruza con personas de su pasado más crucial, lo que lo lleva a conocer las emociones más bonitas, y las que de vuelta estas traen.