9. RECUERDOS

10 6 1
                                    

Ahora éramos Alfred y yo. Él se sentó después de mi en el viejo sillón que miraba hacia la ventana con el marco de una enredadera. Cada uno en sus pensamientos, y después de un largo silencio, fui yo quien lo rompió.

—¿Por qué tenías gas lacrimógeno en tu chaqueta? — voleo a verme.

— Lo tomé de la clínica... Así pude salir, eso y una amistad con uno de los veladores que al principio fue falsa por parte de él. — Suspiró y se recargó en el sillón mirando el techo.

— ¿fue difícil salir?. — pregunte.

— Creo que... será más difícil mantenerme afuera. — dijo cerrando los ojos.

— No quiero ser imprudente. — dude en continuar, pero volvió a verme tranquilo, así que terminé preguntando.
— ¿De qué sustancia te abstienes? —

Se llevó las manos a la nuca como buscando una respuesta.

— Puedes preguntar lo que quieras... en cuanto a fármacos son un asco, me obligaron a tomarlos en la clínica, carbonato de litio... Imipramina... odiaba ésta última, me provocaba lagunas mentales, y unas ganas inmensas de morir, eso sin contar los daños gastrointestinales, fue de las únicas que conseguí el nombre, de hecho, no teníamos acceso a esa información... Voy a mantenerme afuera aunque tenga que seguir escapando.— Su tono era seco y sus palabras firmes, pero me miró resignado.

— Siéntete libre de ser como eres —comente y sonrío... quise volver a preguntar algo.

—... lo de Marco, ¿cómo lo descubriste?— cuestione directamente.

Alfred sonrió divertido, con unos ojos expresivos.

— Hay que mencionar que sí soy gay, esto no significa que sienta una atracción incontrolable por todos los hombres, no, pienso que fue toda nuestra historia lo que me llevó a amarlo tanto. —

Aún sonriendo me miró a los ojos y confesé.

— Solo para que te enteres, no tengo ni la capacidad de hablar con la chica que me gusta sin que me suden las manos, me tiemble la voz y se me bloquee el cerebro, así que estoy muy lejos de experimentar cualquiera de esas emociones. Solo pregunto porque... el amor, ¿Cómo se siente? — dije desolado al darme cuenta que por primera vez lo había mencionado en voz alta, él soltó una sonrisa con estima, me miró con ternura, como si se tratara de un hermano menor que es demasiado lindo.

— ...Vale la pena recordar, y es probable que si lo hayas sentido y que las manos sudorosas y el bloqueo mental sea una señal de ello.— me miró —Yo no sé qué es el amor exactamente, pero si tuviera que describir algo parecido, pienso en Mraco... cuando me cambiaron de primaria, en aquel entonces, justo al otro día de haberte conocido. Nos mudamos con mis padres, por su trabajo nos fuimos a Valle de Bravo, ellos pasaban fuera de casa mucho tiempo, entonces estaba gran parte de los días y en ocasiones también de las noches solo, mis padres decían que tenía que aprender a cuidarme tarde o temprano, y tenían razón en eso, tenía 10 cuando me crucé con Marco, un niño hiperactivo pero agradable, era el tipo de niño que amaba andar en bicicleta todo el tiempo, haciendo trincheras imaginarias o casas secretas en los arbustos y en los bosques, para introducirse en un mundo de fantasía y acción, aunque habría terminado fracturado algunas veces, era muy inteligente hasta para divertirse, y ahora que lo pienso, sobre todo para eso.
Un día coincidimos al ir a la escuela. Como ambos íbamos tarde, terminó siendo una carrerita improvisada, fue en el crucero que descubrimos que, aunque ambos teníamos la misma edad y estábamos en el mismo grado, no íbamos en la misma escuela, aun así vivíamos cerca, así que fue sencillo volvernos a encontrar. Pasé mi niñez jugando con él. Aunque mis padres no lo querían, Marco siempre fue tan... tenaz, que ya estaba acostumbrado a lidiar con eso. Con el tiempo llegamos a la adolescencia casi sin darnos cuenta, para este tiempo, mis padres ya lo ubicaban a la perfección. Una ocasión a los 15 fuimos a la cascada del cerro gordo, a escondidas de mis padres, siempre se negaron a todo lo que implicaba irme a dejar y volver por mí,
"El tiempo es oro" decían. Así que tampoco tenían tiempo de vigilarme.

REACCION. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora