Cuando entré al salón de clases, busqué con la mirada a Jimmy, quien por cierto no había llegado aún. Él y yo nos conocimos en primer semestre, aunque para ser honesto al principio solo le hable para distraer la atención de Socorro. La profesora de Química 1, quien me acusó de sociópata ese año ¿sus motivos? Una discusión a causa de mi camisa desfajada dijo algo como que era "la gota que derramó el vaso" ¿Cuál vaso? pregunte.
Pero yo sabía que todo había empezado realmente una tarde, poco después de haber iniciado el curso, cuando estaba regañando a Miriam, una chica con una personalidad y estilo algo extravagante, y despreocupado, después de amonestarla de forma pública por su falda que llegaba arriba de la rodilla.
Socorro miró y al azar, de entre todo el grupo, clavó sus malditos ojos dormilones en mí.
Me pidió que dijera mi opinión honesta, sobre la forma de vestir de aquella chica, me preguntó si se ganaría de esta forma el respeto. Yo no quería darle la razón, no por molestar, en realidad no estaba de acuerdo.
Pasó por mi mente un pensamiento fugaz en el que vivíamos todos desnudos sin ningún tipo de pudor, pero solo se quedó en una pintura renacentista. Recordé que ella estaba esperando una respuesta, y trate de contestar, aún sumergido en mis pensamientos.
— ...Pienso que el respeto no debería estar basado en la apariencia o en la forma de vestir de las personas.— dije titubeante.
Se escucharon algunas risitas, imagino que mis gestos no fueron nada discretos, al quedarme pasmado, Socorro se limitó a mirarme fijamente de una forma que podría jurar que me estrangulaba con sus ojos, esos ojos dormilones un tanto por lo vieja que estaba y otro tanto porque así eran. Entonces comenzó a aprovechar cada oportunidad para tratar de usar lo que ella llamaba psicología inversa conmigo, pero eso ya es un cliché tan viejo como ella. Después, en esa misma semana, me mandó a sentar hasta el frente, con el discurso de que, aunque era bueno en su clase, necesitaba integrarme con los compañeros, pero ¿se supone que eso me haría integrar? Lo déspota, fue exhibirme frente a todo el salón diciendo que seguramente habría sido mi niñez disfuncional lo que me hacía ser un inadaptado. Si, seguramente eso y el choque ocasional de personas como ella, pensé. Entonces entendí a que vaso se refería ella, al de los limites o en su caso al de la paciencia.
Sé quedarme callado, pero ella quería frustrarme aunque, estaba lejos de eso, asentí.
A los dos días Jimmy, que era el más cercano a mi pupitre, sospecho que había sido yo quien puso esa bendita rata muerta en la bolsa de la jodida señora Socorro, me pregunto. Luego guardó el secreto. Seguro que ella nunca tuvo la más mínima idea de quién había sido exactamente y no era que yo fuera muy bueno haciendo travesuras, lo que pasa que había varios buenos sospechosos, claro que yo formaba parte de esa lista, pero nunca pudo comprobar nada. Ese fue como el pacto que abrió una amistad con Jimmy, tiene un sentido del humor que lo hace muy divertido y un buen gusto musical que lo hace único.
Esa mañana lo busqué con la mirada, pero solo me encontré con la de Helen, quien parecía mirar el infinito en el pizarrón, tenía unos pantalones flojos de campana cafés y un suéter tejido color negro, se le apreciaba muy acogedor, su cabello lacio caía por ambos lados y su piel apiñonada le daba un brillo peculiar a su rostro, de nuevo volví a ver la escena convertirse en una pintura. Ella estaba sentada en su pupitre recargada en la pared. Siempre me parecía algún tipo de pieza de museo al cual le ponen cristales para no ser tocada y sólo puedas observar; sintió mi mirada, le sonreí, no me devolvió la sonrisa. Es como si de pronto Helen hubiera roto esa cadena de sonrisas, pero al menos no fingió una, eso me reconfortó.
El señor Bruno entró al salón, cerrando la puerta del aula detrás de sí, como en todas sus clases, era puntual, se dirigió a dejar sus cosas en el escritorio y preparó las muñequeras de su camisa, como para empezar su labor. Dejando afuera a los alumnos que llegaban después del horario, como Jimm esa mañana. Nos despertó dando una fuerte palmada, y los buenos días, frotó sus manos, después, mientras nos daba la espalda para escribir en el pizarrón algunos temas, comenzó.
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REACCION.
Teen FictionEn México 1986. Susma; un estudiante de preparatoria, se cruza con personas de su pasado más crucial, lo que lo lleva a conocer las emociones más bonitas, y las que de vuelta estas traen.