Parte 14

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Desde esa noche en la cual Jimin aceptó el trato de Jeongguk, las cosas se tornaron de una forma inesperada, pues habían pasado dos días de lo sucedido. Y Jimin no demostraba miedo, una que otras veces buscaba provocar a Jeongguk retandolo con la mirada o tratándolo cómo se le saliera del culo.

Y eso era algo que comenzaba a odiar Jeongguk, porque sí, aquel pequeño castaño podía mantenerle la mirada, podía observarlo sin vergüenza a una, hacía lo que quería, no le importaba. Claro que aún se sentía intimidando ante ese músculo hombre, tatuado y con piercings, con una aura donde gritaba peligro por todos lados. ¿Pero que más daba? Tal vez le gustaba un poco el peligro, era divertido.

Justo hoy, Jeongguk recibió una llamada de su padre, donde le pedía que por favor llegase a la casa, tenía noticias sobre la empresa, Jeongguk tenía ganas de mandar a su padre a la mierda y lanzar el maldito móvil por cualquier parte de la casa, odiaba la maldita empresa, pero tenía que estar para poder satisfacer los beneficios de su padre, y también los de él, su padre pensaba que la cantidad de dinero y lujos de su hijo eran por su maravillosa empresa, pero no sabía en lo absoluto en el mundo en el que su hijo se encontraba sometido. Sí o sí Jeongguk tenía que ocultar lo que hacía, sabía que si no hacía nada podría levantar sospechas, tenía que actuar como una persona. "Normal"

— Bien, sí como sea. Estoy en unos 10 minutos allí—Al terminar de colgar con su padre, tiro el móvil por cualquier rincón de la sala con tanta fuerza que podía jurar haber escuchado una rotura, pues estaba harto de esa mierda de empresa. Prefirió llevar sus manos hacia su cabeza y quedarse acostado tranquilamente en el sofá, cerrando los ojos.

— Uh, amanecimos de malas hoy—Habló un Jimin adormilado acabándose de levantar, porque sí, ya no estaba en el calabozo.

Él le había dejado en claro que si iba a ayudar a Jeongguk tenía que comenzar por dejar de atarlo. Pues Jimin de por si no tenía siquiera ganar de escapar de ahí, sabía todo los problemas que se le vendrían encima, no tenía más opción, así que Jeongguk aunque le llevó más de un día pensar, empezó por darle un pequeño cuarto con una simple cama, una mesa y un clóset, sin mucho más.

Justo ahora acababa de despertarse, escuchar la voz enojada de Jeongguk antes le causaba escalofríos, lo sigue haciendo, pero por alguna extraña razón, le divertía si no iba dirigida a él.

Jeongguk se encontraba frustrado, acostado en el grande mueble de la sala con sus manos pasando por su cabello negro, mostrando un acto de desesperación luego de escuchar la burlesca voz de Jimin, tenía su ceño fruncido dejando a la vista el piercing en una de sus cejas.

— Cállate.

— No.

El pelinegro levantó su espalda, para así quedarse sentado en el mueble y disimuladamente sacar un cuchillo en uno de sus bolsillos, levantándose y dirigiéndose peligrosamente hacia el castaño.

— Sabes..—Sus pasos resonaban en el lugar, y cada vez se acercaba mucho más hacia el menor— es una mierda que hagas lo que se te dé la gana, que me hables como se te de la gana, que hagas todo como se te salga del puto culo.

De un momento a otro, el castaño estaba arrinconado a la fría pared blanca, mientras que Jeongguk tenía una de sus manos posadas en esta, al lado de la cabeza de Jimin, luego comenzó a llevar lentamente el filoso cuchillo dirigiéndolo hacia el cuello del menor, sin apartar su penetrante mirada en aquellos ojos miel.

Antes posiblemente a Jimin le causaría terror, pero ahora, tal vez la locura había sido contagiada.

Pues se encontraba sonriendo como un maldito desquiciado aún con su cara adormilada y sus castaños cabellos en todas direcciones.

Debilidad Mortal--Kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora