01: ¡Suéltame, bruto!

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El mundo de las clases sociales podía parecer un tema repugnante e indignante del cual hablar.

Y no digo que no lo sea.

¿Pero sonaría loco si digo que es fascinante?

Y me refiero a fascinante en el sentido de que es tan interesante y sorprendente hasta donde la hipocresía, la falsedad y la extravagancia por llamar la atención eran capaces de llegar.

Podía hasta causar una crisis existencial el no poder entender el comportamiento humano de las personas acomodadas, las que luchaban por la comida de cada día y las que disfrutaban gastar su dinero en subastas sin sentido.

Pero no tengo porqué ponerme a hablar de esto aquí.

El punto es que, el dinero y el poder no son malos, para nada lo son.

Pero la sociedad los utilizó de la manera que creyeron mejor, y así fue como la poca transparencia del corazón humano, se esfumó.

Por eso dos hombres de traje estrecharon sus manos y sonrieron con hipocresía como siempre sucedía en esos ambientes.

Los negocios eran conveniencia e interés, no un verdadero placer como solían decir:

——Fue un placer hacer negocios con usted, Hargreeves.

——Igualmente.

El hombre acomodó su saco a pesar de no tener ni una arruga en él, y salió de aquella sala de juntas.

En cuanto puso un pie fuera del lugar, su falsa sonrisa se borró en un segundo para darle paso a su típica seriedad.

Miró su reloj y suspiró, a penas iban a medio día. Parecía que ese día sería interminable.

La vibración de su celular en su bolsillo lo hizo detenerse justamente a unos pasos de la entrada del enorme edificio.

——Bueno ——contestó con su tono seco de siempre.

——¿Hermano? ¿Estás ocupado?

——¿Desde cuándo he tenido una vida desocupada, Viktor?

——Buen punto.

——¿Para qué llamas? Estaba por ir a almorzar.

——Lo imaginaba, pero es que Luther y Ben no dejan de insistir en que te llame.

——¿Y no pueden hacerlo ellos mismos?

——Saben que con lo que te dirán les colgaras de inmediato.

El hombre sonrió levemente.

——Al menos me conocen... ¿Y qué deben decirme para que yo reaccione de esa forma?

——Seamos honestos, solo con ver su nombre en la pantalla es suficiente para que no contestes.

——Cierto, pero habla ya Viktor, o sino serás uno más de la lista.

Un suspiro se oyó al otro lado de la línea.

——¿Vendrás solo a la boda de Luther?

——Obviamente, ¿qué clase de pregunta tan tonta es esa?

——Pues ya no podrás.

——Sin rodeos Viktor, tengo hambre.

——Papá te exigió llevar acompañante.

Aquel ojiverde se quedó en silencio por unos segundos, nunca cuestionaba las órdenes de su padre por muy tontas que le parecieran.

Pero ésta era pasarse del límite.

Finge ser mi novia - Five Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora