Capítulo XIV

1 0 0
                                    

Pasaron los tres días en un abrir y cerrar de ojos. Y a la mañana del tercer día Hanna, se alistó junto con Carbín y Lamy. En estos tres días Hanna había reflexiono que sola no lo iba a lograr, y que Hans se arriesgó por culpa de su imprudencia, así que había dejado atrás la idea de irse sola y ahora estaba agradecida de que Carbín y Lamy irían con ella, aunque aún no se los decía. Terminando de alistar sus cosas bajaron al salón principal donde Hans los esperaba mientras ajustaba su vendaje, Hans ya no usaba su máscara, de hecho, ahora tenía su máscara rota sujeta en su cinturón.

-Espero que se estén llevando ropa abrigada, porque a donde vamos reina el frío.

-Si estamos llevando ropa adecuada para el lugar, estuviste repitiendo eso durante todos estos días, pero pasando a un tema más importante ¿De verdad vendrás en ese estado? -pregunto Hanna mirando a Hans de pies a cabeza.

-Estoy bien, he estado peor -respondió Hans.

-No se vale arrepentirse -dijo Hanna- es hora de irnos.

-Eso deberías decirte a ti misma -dijo Hans viendo fijamente los ojos de Hanna.

Hanna dio medio vuelta y en ese mismo instante salieron de la casa, Hans pego llave a todo, y fueron en dirección al Bosque Neblina ya que ahora se había vuelto seguro gracias a la intervención de Hans. Saliendo del pueblo fueron encontrados por los habitantes, como había sucedido cuando Hanna se fue del Pueblo Verdi, los esperaban el alcalde, el capataz, su mujer y su equipo, algunos habitantes del pueblo, el doctor Henry y el señor Li.

-Les deseo un lindo viaje -dijo Manuel la cabra.

-Gracias, esperaba verlos -dijo Hans.

-Don alcalde tenemos prisa -siguió Hans- nos conviene llegar con el sol de nuestro lado a Zarpa Blanca.

-Tienes razón tener al sol con uno es como tener a un viejo sabio guiando el camino -dijo la cabra- Bueno, entonces seré breve y conciso, el lugar a donde van no es para nada seguro, así que por eso estamos aquí para desearles suerte y para darles algunas provisiones.

-Muchas gracias señor alcalde -dijo Hanna- nos serán de mucha ayuda.

-Bueno no los quiero retener más, ahora pueden marchar tranquilos.

El grupo avanzó después de recibir las provisiones.

-Un momento Hanna -dijo el capataz Matías al lado de Li- casi te olvidas de esto.

-Mi arco -Hanna se había olvidado por completo de él- pensé que quedó roto en la batalla.

-Y también esto -dijo Martina guiñándole le ojo a Hanna.

-Mi caperuza -dijo Hanna feliz al recibirla, porque la recibió limpia y con costuras porque esta se había dañado.

-Muchas gracias -dijo Hanna.

-Vamos -le siguió Hans.

-Matías -Hans le dio las llaves de su casa a su capataz- te encargo mi casa.

-Gracias por todo -dijeron Carbín y Lamy.

-Gracias por la amabilidad de todos -dijo Hanna.

-Tengan mucha suerte -dijeron todos los del pueblo al mismo tiempo.

-Esperen tranquilos nuestro regreso -habló Hans - les garantizo que nos veremos pronto.

Con esas últimas palabras salieron del pueblo y fueron al Bosque Neblina, el cual fue un paseo corto por este, era considerablemente muy pequeño en comparación con el Bosque Verdi, saliendo del bosque Hanna le hizo una pregunta a Hans.

-Oye Hans.

- ¿Sí?

- ¿Esa cabaña del Bosque Neblina...

-Otro día Hanna... otro día hablaremos de eso -dijo Hans serio.

Todos notaron esa seriedad y no dijeron nada más de ahí solo continuaron con su camino, hasta que el verde paisaje se empezó a mezclar con pequeños toques blancos.

El HADA, EL LOBO Y LA DAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora