Capítulo XXII

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Carbín y Hans se encontraban frente a frente del leñador. Pero el leñador aprovecho la gran desventaja en la que se encontraba Hans, y se acercó a toda velocidad a terminar con su vida, Hans rodó esquivando el ataque del leñador dejando un rastro rojo por toda la nieve.

-Que movimientos tan patéticos -dijo el leñador que de un salto se acercó a Hans y lo pateo, empujándolo a un árbol cercano, dejándolo apoyado de espaldas contra este.

Carbín voló donde Hans.

-Hans, ¿estas bien? -pregunto Carbín.

-Estoy excelente -Hans no estaba excelente.

El leñador se rio -Creo que aquí se acaba todo esto -el leñador se acercó con su hacha en mano para dar el golpe de gracia.

Carbín fue en dirección a la cara del leñador con intención de dañarle los ojos con sus garras, pero este lo esquivo y le dio un manotazo empujando por la nieve a Carbín. El leñador ahora si estaba frente a frente de Hans y sin vacilar mucho levanto su hacha para concluir este enfrentamiento.

- ¡Déjalo en paz! -Lamy apareció de los árboles y saltó al rostro del leñador comenzando a arañarle y a estorbarle la vista.

Todos quedaron sorprendidos, sobre todo Hans al ver como Lamy aparecía en el último segundo a salvarle la vida después de que se habían separado.

-Morirás cuanto te agarre -el leñador hacia todo el esfuerzo posible para quitar a Lamy de su rostro.

Sin perder ni un solo segundo Carbín se acercó a Hans, pero comenzó a preocuparse al ver a Hans perdiendo sangre y sabiendo que Lamy estaba arriesgando su vida para distraer al leñador.

–Dime Hans tienes ¿algún plan? -dijo Carbín pensando que hacer.

-Matarlos a todos, comenzando por ti -Hans sentado extendió su machete, pero Carbín lo esquivo.

-Hans, contrólate -Carbín volaba esquivando los ataques de Hans- tú puedes con esto, contrólate.

Hans soltó su machete y puso su mano sobre su cabeza y comenzó a respirar profundamente.

-Escucha Carbín -Hans miró la escena que tenía frente a él de Lamy distrayendo al leñador- la placa de metal que tiene en el pecho, solo necesitamos quitársela de alguna forma o lograr destruirla, ya con eso solo sería rematarlo.

- ¿Por qué no le disparas a la cabeza? -le pregunto Carbín.

-Tengo algo borrosa la vista -decía Hans a la vez que perdía sangre y peleaba contra sus pensamientos -podría darle a Lamy- Hans apenas distinguía a Lamy de la barba del leñador.

A Carbín le dolió oír que Hans tenía la vista borrosa- Entonces dime ¿Cómo piensas quitarle la placa?

-No lo sé, estoy muy cansado -Hans estaba apoyado a un árbol con Carbín viendo como Lamy se las arreglaba para distraer al leñador.

El leñador se cansó y solo dejó que Lamy lo siga arañando y mordiendo. Miró en dirección de Hans y comenzó a acercarse arrastrando su pie herido por el disparo que le había dado este último.

-El leñador no es un tonto -hablo Hans viendo que este se acerca- él quiere mi cabeza y aprovechara ahora que me tiene así, luego ira por la de ustedes y luego por la de Hanna.

Carbín también se dio cuenta que el leñador se comenzaba a acercar -Hans dime ¿Qué vamos a hacer?

Los ojos de Hans no podían enfocar bien la cara del leñador, estaba muy débil y poco a poco comenzaba a perder su conciencia.

-El señor Li y Jartho me dijeron que resistiera todo lo que pudiese si este maldito espíritu comenzaba controlarme la cabeza -decía Hans mientras recargaba sus dos cañones- escucha Carbín, necesito una manera de perforar ese metal, o al menos dejar inmóvil al leñador para ir y quitarle su pechera con mis propias manos -Hans acomodo sus cañones dentro de su chaqueta llena de sangre.

El HADA, EL LOBO Y LA DAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora