Capítulo XXI

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Saliendo de la arbolada, Hanna se encontró con un paisaje verde y un cielo completamente azul con unas nubes blancas que lo adornaban. Era increíble imaginarse como era posible que, en una montaña nevada, exista un punto en la cima en la que no haya rastro de nieve, pero como ya se podía imaginar, esto era obra del espíritu de montaña blanca. Hanna vio a primera vista la casa de su abuela, que no era otra más que una simple casita de madera con una chimenea. Sin pensarlo dos veces esta entro, y como ya se lo esperaba no fue recibida por nadie, después de todo su abuela ya no estaba viva.

-Muy bien Hanna -Hanna comenzó a hablarse así misma- no puedo perder el tiempo. Tengo que buscar algún lugar donde echar estas cenizas, porque no creo que deba echarlas por ahí como si nada -Hanna estaba perdida de lo que debía hacer ahora.

Hanna comenzó a buscar por toda la casa, abriendo todas las puertas, todas las habitaciones, y no encontró ningún tipo de santuario especial y ni un libro donde había instrucciones. Sin rastro alguno de nada Hanna se desesperó y vio una foto de ella con su abuela. Hanna tomo la foto y una lagrima callo sobre esta -Por favor abuela, dime que hacer, estoy perdida, Hans me necesita, dame una señal -Hanna comenzó a llorar por la impotencia que sentía, hasta que vio una luz que venía desde fuera de la casa. Hanna salió a perseguir esta luz, la cual la guio a una especie de cueva que había detrás de la casa, esta luz era una esfera blanca, acompañada de unas hermosas y delicadas alas translucidas, esta le hacía sentir segura y caliente.

-Rápido -hablo la esfera de luz- sígueme.

- ¿Quién eres? -le pregunto Hanna- ¿acaso eres mi abuela?

Pero Hanna no recibió respuesta alguna, solo siguió a la esfera. Después de un rato de seguir a la esfera, llegaron a una especie de santuario con una especie de circulo enorme en el suelo.

- ¿Aquí debo rociar las cenizas? -pregunto Hanna.

Pero no recibió respuestas.

-Bueno, supongo que si -dijo Hanna sacando el paquete que había llevado con ella desde pueblo Verdi.

En cuanto Hanna se acercó al centro del círculo, la esfera blanca comenzó a hablar a la par de otra voz diferente.

-Ayúdame -dijo la esfera- libérame.

-Es inútil liberar a esta horrible hada -dijo la segunda voz- todo tu viaje fue en vano.

Una gran sombra salió del círculo y golpeo a Hanna, haciendo que esta suelte el paquete y las cenizas caigan esparcidas en el suelo. De la sombra se materializaron unas manos con garras y comenzó formarse un cuerpo más detallado. Una de las manos sujetó a Hanna y comenzó a aplastarla, Hanna estaba teniendo dificultades para respirar y estaba a punto de desmayarse. Hasta que alguien llego a rescatar a Hanna. Una silueta bastante familiar para Hanna la libero de las garras oscuras. Hanna cayo al lado de la esfera blanca, a la vez que esta última se acercaba al centro del círculo.

-Libérame -dijo la esfera.

Hanna recuperando el aliento y la fuerza miro la esfera y dijo - ¿Cómo se supone que te libero?

-Solo empújala contra el circulo -dijo la voz de la silueta que salvo a Hanna.

- ¿Abuela? -Hanna miro la silueta reconociendo su voz.

-Libera a la pequeña hada de este horrible sufrimiento -dijo la abuela a la vez que la gran mano iba a apuñalar a Hanna con sus garras.

Hanna esquivo el ataque del ser oscuro, el cual era una criatura muy alta, y de apariencia intimidante, a pesar de tener un cuerpo definido, no podía ver su rostro, era como si no se lograra materializar del todo, pero su propia existencia de la criatura le decía que sería una mala idea verle la cara. Sin tardar mucho, Hanna fue en dirección donde estaba el Hada, y con sus dos manos al mismo tiempo, hizo que el Hada se una con el circulo haciendo que este se ilumine. Esto hizo que se hagan visibles unas cadenas oscuras con un aura blanca que ataban al ser de sombra, estas cadenas se rompieron de la sombra. La criatura se quedó estática viendo como las cadenas se rompían y miro a Hanna mostrando una sonrisa burlona llena de malas intenciones.

-Quedan solo tres hadas -el ser seguía mostrando su sonrisa burlona- da igual si ustedes las liberan o simplemente las termino de matar yo, igual voy a ser liberado.

Hanna tomo su arco y apunto directo a la criatura.

-Así que tu eres la nieta de esta anciana que mato aquel leñador -el ser oscuro miro al espíritu de la abuela acercándose a Hanna- tal como te decía, será alguien de tu descendencia que terminará con la era de los espíritus -el ser noto que comenzaba a desvanecerse- ya es hora que me vaya, disfruten de la paz de este mundo mientras aun existan tres hadas sellándome.

La sombra desaprecio dejando de ultimo rastro su sonrisa, el espíritu de la abuela de Hanna también desapareció. Seguido de este un temblor sacudió el santuario y el circulo dibujado comenzó a desvanecerse. El santuario comenzó a colapsar, Hanna salió a gran velocidad hasta llegar de nuevo al prado verde, donde vio que el sol comenzaba a salir y las nubes comenzaban a juntarse y a tornarse más grises. Hanna se tiro sobre el césped, al rato que escucho y vio al Hada blanca que se manifestaba frente a ella, también escucho la voz de su abuela, aunque no logro ver a este ultima.

-Gracias, por liberarme de este sufrimiento -dijo el Hada que estaba frente a Hanna- lamento no haber podido resistir más en mi deber de sellar a aquel ser de pura maldad. Adiós.

Hanna no entendió lo que dijo el Hada.

-Vaya que has crecido mi pequeña Hanna -la voz de la abuela hablo- lamento no haberte dicho que la verdadera misión no tenía nada que ver con mis cenizas.

Los ojos de Hanna comenzaban a llenarse de lágrimas. Hanna puso su brazo sobre sus ojos.

-Gracias por liberar a mi pequeña amiga -la voz de la abuela comenzó a desvanecerse- Adiós mi pequeña Hanna -la voz de la abuela era casi imperceptible- prepárate para lo venidero -la voz de la abuela dejo de escucharse.

Hanna se puso de pie con las ultimas energías que le quedaban después de escuchar las últimas palabras de su abuela. Hanna tenía la cabeza llena de incógnitas, sabia que el viaje aún no había termina.

Hanna fue en dirección de la arboleda - Espero que estés bien Hans- Hanna vio como Lamy se acercaba con lo que parecía ser Carbín en sus brazos.

El HADA, EL LOBO Y LA DAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora