Cortes

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James estaba sentado en el borde de la cama, con una mezcla de preocupación y frustración mientras limpiaba las heridas en manos de Morgie. El accidente en la bicicleta había sido aparatoso y, aunque no era realmente grave, ver a Morgie herido siempre lo ponía nervioso. Con cuidado, pasó el algodón húmedo por los raspones y cortes, pero fue cuando le dio la vuelta a la muñeca de Morgie que algo le llamó la atención.

Había unas marcas finas en la parte posterior de las muñecas de Morgie, eran cortes, pequeños pero definidos, que parecían recientes. El corazón de James dio un vuelco en el pecho. Su respiración se aceleró, y en un instante, una marea de pensamientos lo inundó. ¿Cómo no había notado eso antes? ¿Morgie había estado haciéndose daño?

James soltó la muñeca de Morgie con un temblor en las manos y se levantó abruptamente, alejándose un paso mientras sentía que los ojos se le llenaban de lágrimas. Sin poder contenerse, comenzó a hablar, casi sin respirar entre las palabras mientras Morgie volteaba a verlo con confusión pues ese repentino cambio era raro.

—¿Por qué no me dijiste nada, Morgie? —La voz de James le temblaba al hablar—. ¿Por qué no me confiaste esto? ¡Pensé que nos contábamos todo! ¡Pensé que confiabas en mí!

Morgie parpadeó, confundido, mientras veía la reacción de James y dejaba de comer su barra de chocolate. El tono desesperado de James lo desconcertó. Morgie abrió la boca para decir algo, pero James seguía sin darle tiempo.

—¡No puedo creer que estuvieras pasando por esto solo! —Continuó James, secándose furiosamente las lágrimas que comenzaban a caer por sus mejillas—. ¡Yo te amo, Morgie! ¿Cómo pudiste pensar que esto estaba bien? ¿Qué te hizo llegar a este punto?

La confusión de Morgie se transformó en un completo shock cuando entendió de qué estaba hablando James. Sus ojos se dirigieron hacia sus muñecas y luego lo comprendió: James pensaba que esos eran cortes autoinfligidos. El rostro de Morgie pasó de la confusión a una urgencia calmada.

—James, espera... —Trató de interrumpir, pero James seguía sin escucharlo.

—¡No quiero perderte, Morgie! —James ya estaba sollozando, incapaz de contener la avalancha de emociones que lo asaltaba—. ¡No puedo soportar la idea de que estés pasando por algo tan terrible sin mí a tu lado!

Finalmente, Morgie se levantó de la cama y se acercó, tomando el rostro de James entre sus manos con suavidad, aunque sus heridas dolieran al moverse. Los ojos de James, llenos de lágrimas, lo miraron con dolor, pero Morgie mantuvo su voz firme y calmada.

—James, escucha. No es lo que piensas —susurró Morgie, manteniendo la mirada de James—. No me hice daño, bueno sí, pero no como tu piensas. Cuando caí de la bicicleta aterrice cerca de un arbusto de hiedra, me causó mucha picazón y me estuve rascando, pero exagere con eso.

James parpadeó, como si su mente tardará en procesar las palabras. Las lágrimas seguían cayendo, pero su respiración comenzó a calmarse poco a poco.

—¿Qué? —murmuró, su voz quebrada—. ¿Me estás diciendo que... solo te rascaste?

Morgie asintió con suavidad, sin soltar su rostro.

—Sí, solo eso. La hiedra venenosa causa mucha picazón y enrojecimiento en la piel justo como mis muñecas. No me hice daño, James. No de esa manera que pensabas.

James soltó un suspiro profundo, como si una enorme carga hubiera sido levantada de su pecho. Sus rodillas temblaron y, sin más, se desplomó en los brazos de Morgie, abrazándolo con fuerza. Su llanto se convirtió en un murmullo suave contra el cuello de Morgie mientras intentaba asimilar todo.

—Lo siento... —Susurró James—. No sabía qué pensar. Te quiero tanto, no soportaría perderte.

Morgie acarició suavemente el cabello de James. El amor que sentía por él era inmenso, y ver a James tan afectado le rompía el corazón.

—Lo sé, lo sé —Murmuró Morgie, besando suavemente la cabeza de James—. Estoy aquí. Y nunca me iré. No me perderás, lo prometo.

Se quedaron así durante un rato, abrazados, dejando que la calma volviera lentamente. Morgie, aunque sorprendido por la intensidad de la reacción de James, no podía evitar sentirse agradecido de estar con alguien que lo amaba tanto y que estaba dispuesto a luchar por él, incluso cuando las circunstancias no eran lo que parecían.

SerpentHookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora