Era una noche tranquila en la casa de James y Morgie. Las luces estaban apagadas y la oscuridad envolvía todo, salvo por el tenue resplandor que emitía el microondas. Morgie, vestido con su pijama, se movía sigilosamente por la cocina, intentando no hacer ruido. Abrió la nevera y sacó los restos de los hot cakes que desayunaron esta mañana, su antojo de medianoche no podía ser ignorado.
—Solo un poco... no le haré daño a nadie —Murmuró para sí mismo mientras colocaba el tazón en la mesa.
Buscó una cuchara en el cajón, y luego decidió entibiarlos un poco en el microondas. Con un giro de la perilla, encendió el aparato y se sentó a esperar, sintiendo que la noche era perfecta para un pequeño capricho.
Sin embargo, el microondas comenzó a pitar repetidamente, interrumpiendo el silencio de la casa. Morgie, sorprendido por el ruido, buscó frenéticamente el botón para detenerlo.
—¿Dónde está ese maldito botón? —Exclamó, sintiéndose algo ansioso.
Finalmente, encontró el botón de apagado y lo presionó. Pero el pitido continuó, resonando por toda la cocina. En el fondo, una puerta se abrió, rompiendo la calma nocturna.
James apareció en el umbral de la cocina, con el cabello desordenado y una expresión de confusión en su rostro.
—¿Qué está pasando? ¿Es un ataque alienígena? —Preguntó, frotándose los ojos.
Morgie se dio la vuelta, sorprendido al ver a James.
—No, es solo el microondas. Intento calentar hot cakes... Pero hace demasiado ruido —Respondió, riendo nerviosamente.
James se acercó, todavía medio dormido, y apagó el microondas con un simple toque.
—¿Hot cakes a esta hora? ¿No podrías esperar hasta la mañana? —Bromeó con una sonrisa curvando sus labios.
Morgie se encogió de hombros, sintiéndose un poco avergonzado por su antojo nocturno.
—La medianoche es la mejor hora para come. ¿No estás de acuerdo? —Dijo, intentando justificar su elección.
James se apoyó en la encimera, observando a Morgie con una sonrisa.
—Bueno, si eso es lo que dices... Pero solo si me dejas probar —Respondió, acercándose al tazón.
Morgie, sintiendo que su corazón se aceleraba, le pasó el plato. James tomó un trozo y disfrutó del sabor.
Mientras compartían los hot cakes, se sentaron juntos en la mesa de la cocina, disfrutando de la compañía mutua.
—¿Sabes? Me alegra que te despertaras. Es más divertido compartirlo —Comentó Morgie mirando a James.
—Sí, aunque de haber sabido que esto iba a pasar, me habría preparado mejor —Replicó James con una sonrisa pícara.
Ambos se rieron, disfrutando del momento. La tensión se sentía suave y relajante, un recordatorio de la cercanía que compartían.
Morgie terminó de recoger los utensilios, mientras James lo ayudaba.
—Prometo no quejarme de tus meriendas nocturnas, pero solo si prometes que habrá hot cakes con helado la próxima vez —Dijo James, mirando a Morgie con complicidad.
—Trato hecho. Pero la próxima vez, tal vez elija un bocadillo menos ruidoso —respondió Morgie, riendo.
Ambos se miraron con complicidad, riendo juntos mientras se dirigían hacia la habitación, dejando la cocina y su aventura nocturna atrás.
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SerpentHook
FanfictionUna colección de drabbles románticos sobre Morgie le Fay y James Hook.