Romeo y Julieta

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James estaba nervioso. Pese a que sabía que interpretar a Romeo en la obra de la escuela, Romeo y Julieta, no era un gran reto para su talento nato en la actuación, pero el verdadero reto venía con una escena en particular, lo que le inquietaba no era aprenderse las líneas ni proyectar bien su voz, eso era pan comido.

No, su mayor problema era el beso. Cada vez que intentaba besar a Bridget, quien interpretaba a Julieta, algo en su interior lo detenía. Durante los ensayos, siempre se trababa en esa parte u evitaba a toda costa juntar sus labios con los de su co-protaognista.

Finalmente, un día, Maléfica y Uliana, que lo conocían bien, lo tomaron aparte después de otro ensayo fallido.

—Mira, James —Le dijo Maléfica con una sonrisa astuta—, si no puedes besar a Bridget, simplemente imagina que estás besando a Morgie.

James se quedó en silencio, parpadeando. ¿Morgie? ¿Cómo no había pensado en eso antes?

—Sí, imagínalo como si fuera tu noviecito —Añadió Uliana con una risa—. Es tu mejor opción, además no te culpo, yo tampoco besaría a Bridget con todo ese maquillaje que se pone encima.

James se trago su comentario sobre que Uliana usaba incluso más maquillaje, y mal aplicado la mayor parte del tiempo. En cambio solo asintió, tomando el consejo de sus amigas.

Desde ahí en cada ensayo siempre que miraba a Bridget, trataba de sustituir mentalmente su rostro con el de Morgie, y sorprendentemente, funcionó. Para el estreno de la obra, se sentía más preparado.

La noche del estreno llegó, y el auditorio estaba lleno de estudiantes, padres y profesores. Todo iba según lo planeado hasta la escena del beso. James, como Romeo, se inclinó hacia Bridget, listo para pronunciar sus líneas antes del gran momento.

Como siempre, James visualizo a Morgie en lugar de Bridget y se sintió más seguro de su actuación.

—¡Oh, Morgie, te beso por última vez! —Dijo sin pensar, con los ojos cerrados y una gran emoción.

Hubo un silencio sepulcral en el teatro. James se congeló en su lugar. El nombre de "Morgie" resonó en su mente como una alarma. Abrió los ojos lentamente y se dio cuenta de lo que acababa de decir. Bridget lo miraba, mordiendo sus labios para evitar reír, y el público comenzó a murmurar.

El director desde las sombras le hacía señas desesperadas para que continuara, pero James sabía que había cometido un gran error.

—Quiero decir... ¡Julieta! —Intentó corregir, pero ya era demasiado tarde.

El auditorio explotó en risas, y James deseó poder desaparecer en ese momento. Aunque la obra continuó, no podía dejar de pensar en cómo lo había arruinado todo. Maléfica y Uliana, desde tras bambalinas, apenas contenían la risa, sabiendo que su consejo había tenido consecuencias inesperadas, pero tampoco se quejaban de la comedia involuntaria.

Más tarde, detrás del escenario, Morgie, quien había estado trabajando de tramoyista junto a Hades, lo esperó con una sonrisa divertida.

—¿Así que soy tu Julieta, eh? —Bromeó Morgie, dándole un ligero golpe en el brazo.

James se tapó la cara, aún avergonzado.

—Nunca olvidarás esto, ¿verdad? —Dijo con una risa nerviosa.

—No te preocupes —Respondió Morgie, acercándose a besar a James en la mejilla—. Para mí siempre serás mi Romeo.

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