Celos

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James siempre había sido un poco celoso, aunque nunca lo admitiría. Después de todo, ¿quién podría culparlo? Cuando uno tiene una relación con alguien tan increíble como Morgie, es natural sentir la necesidad de proteger lo que se tiene. Sin embargo, en las últimas semanas, James no había podido ignorar la creciente incomodidad que lo atormentaba.

Morgie estaba pasando cada vez más tiempo con Bridget. Al principio, no había pensado mucho en ello. Ambos eran amigos desde hace tiempo. Pero cuando las reuniones entre Morgie y Bridget comenzaron a ser más frecuentes y siempre a solas, James empezó a sentir una punzada de inseguridad.

Se lo mencionó a sus amigos en la mesa de la cafetería un viernes por la tarde. Hades, quien generalmente era la voz de la razón (por más increíble que parezca) en el grupo, trató de tranquilizarlo.

—Vamos, James —dijo Hades mientras tomaba un sorbo de su café—. Conoces a Morgie. Es fiel, además, tú eres su mundo. Lo que sea que esté haciendo con Bridget seguro no tiene nada de malo.

—Eso lo sé —Replicó James, aunque en el fondo de su mente algo no encajaba del todo—. Pero… no puedo evitar pensar que algo está pasando. Y esta noche se verán otra vez, a solas. No sé… me molesta.

Uliana, que estaba sentada a su lado, frunció el ceño.

—¿Por qué no lo sigues? —Ella sugirió—. Si realmente te está incomodando tanto, no pierdes nada con asegurarte. Si ves lo que están haciendo seguro te sentirás mejor. Y si no… bueno, al menos sabrás la verdad.

—Uliana tiene razón en esto —Maléfica dijo—. Síguelo.

James se quedó callado por un momento, sopesando la idea. No era del todo irracional, y aunque confiar en Morgie no era el problema, las dudas que lo corroían empezaban a afectar su paz mental.

—Podría ser una buena idea —James murmuró, como si tratara de convencerse a sí mismo.

Esa noche, después de despedirse de Morgie, quien le había dicho que iba al dormitorio de Bridget, James decidió seguirlo. Se sintió ridículo mientras lo hacía, como si estuviera en una película de espías de bajo presupuesto, pero su curiosidad y la creciente desconfianza lo superaron.

Mantuvo su distancia mientras Morgie caminaba tranquilamente por los pasillos de la academia, hasta que llegó al dormitorio de Bridget. James se detuvo al otro lado del pasillo, oculto en la sombra de la noche, viendo cómo Morgie entraba a la habitación. La luz de la habitación de Bridget se veía desde debajo de la puerta, y después de unos minutos de indecisión, James cruzó el pasillo sigilosamente y se movió hasta la habitación.

Cuando llegó a la puerta de la habitación de Bridget, podía oír murmullos. Apoyó el oído contra la puerta, aguantando la respiración para no hacer ruido. Lo que escuchó lo dejó helado.

—Así está mejor, Morgie… eso es. Más suave, con más movimiento de cadera —Dijo la voz de Bridget.

—Sí, ¿justo así? —Respondió Morgie, su tono de voz más bajo de lo normal—. ¿Y qué tal si intento hacer esto?

James sintió que su corazón se hundía en su pecho. ¿Qué demonios estaba pasando? No podía creer lo que oía. Sus peores miedos parecían confirmarse justo al otro lado de esa puerta. Sin pensar en las consecuencias, giró el picaporte y entró de golpe en la habitación.

—¡¿Qué demonios está pasando aquí?! —Gritó teniendo su cara roja de rabia.

Morgie y Bridget, que estaban de pie en el centro de la habitación, lo miraron sorprendidos. Morgie tenía las manos en sus caderas, y Bridget estaba parada frente a él, sosteniendo su teléfono con una expresión de incredulidad.

—¿James? ¿Qué haces aquí? —Preguntó Morgie, claramente desconcertado.

James miró alrededor, esperando encontrar alguna evidencia incriminatoria. Pero en lugar de una escena comprometedora, lo que vio fue… un dormitorio completamente normal. Morgie y Bridget estaban vestidos con ropa deportiva, y no había nada fuera de lo común, salvo por la expresión de pánico en el rostro de James.

—Yo… yo escuché lo que decían… —Balbuceó James, sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas—. Pensé que… pensé que…

Bridget soltó una risa, y James la fulminó con la mirada.

—¿Pensaste que estábamos haciendo qué? —Dijo ella, intentando contener la risa—. ¡James, sólo estábamos ensayando la coreografía para el baile de fin de curso! Morgie me dijo que me ayudaría a bailar Shuffle of Love.

Morgie puso una mano en su frente, exhalando profundamente.

—¿De verdad me seguiste hasta aquí? —Preguntó Morgie con tono incrédulo—. James, soy gay, ¿qué pensaste que estaríamos haciendo Bridget y yo?

James se quedó en silencio, sintiéndose completamente avergonzado.

—Lo sé… lo sé, pero… —James tartamudeó—. ¡Escuché lo que decían y sonaba tan… raro! ¡Pensé que tú y Bridget…!

Bridget soltó otra carcajada.

—¡Ay, James! —Dijo entre risas—. No puedo creer que pensaste que Morgie y yo…

Morgie se acercó a James y tomó su mano suavemente.

—James, cariño, sé que puede parecer sospechoso que pase tanto tiempo con Bridget últimamente, pero estamos trabajando en esto juntos. Sólo ensayamos una coreografía, nada más. —Luego, con una sonrisa suave añadió—. No tienes de qué preocuparte. Eres el único para mí.

James bajó la cabeza, sintiendo el peso de su propia inseguridad. Se dejó llevar por la paranoia, y ahora se daba cuenta de lo ridículo que había sido.

—Lo siento —murmuró—. Fui un idiota. Debería haberte creído desde el principio.

Morgie lo abrazó, acercándolo a él.

—No te preocupes —le susurró al oído—. Pero la próxima vez, sólo pregúntame, ¿de acuerdo? Ahora, ¿por qué no vuelves al dormitorio? Estaré ahí en una hora tal vez.

—Prometo que no volverá muy cansado —Bridget bromeó.

Maldita sea, ahora Bridget no iba a dejar de molestarlo.

SerpentHookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora