Elisabeth y Ethan siempre fueron el centro de atención en el instituto, pero no por ser el típico dúo de guapos populares que todos admiraban. No. Ellos eran rivales. Rivales en todo, desde las mejores notas hasta quién tenía más seguidores en redes...
Elisabeth y Ethan siempre fueron el centro de atención en el instituto, pero no por ser el típico dúo de guapos populares que todos admiraban. No. Ellos eran rivales. Rivales en todo, desde las mejores notas hasta quién tenía más seguidores en redes sociales. Pero, lo peor de todo, era que ambos lo sabían. Y lo disfrutaban.
Elisabeth, con su cabello castaño y sus ojos marrones que parecían iluminarse cada vez que lograba una victoria, era la chica que nunca aceptaba un "no" como respuesta. Aventurera y llena de confianza, siempre buscaba destacar. No porque necesitara la validación de los demás, sino porque le encantaba sentirse superior.
Ethan, por su parte, tenía el mismo nivel de arrogancia. Rubio con ojos verdes que reflejaban su ego, caminaba por los pasillos como si fuera dueño del lugar. Y aunque había muchas chicas tras él, no parecía importarle. En su mente, nadie podía estar a su altura... excepto Elisabeth, claro.
—¡Oh, mira quién llegó! —dijo Elisabeth un día al verlo en clase, con una sonrisa irónica—. ¿Listo para perder otra vez? Porque, ya sabes, es tu especialidad.
—¿Perder? —respondió Ethan con un tono despectivo, inclinándose ligeramente hacia ella—. Lo siento, no hablo "el lenguaje de los mediocres".
Cada comentario sarcástico entre ellos era una batalla, una competición no dicha por ver quién podía herir más el ego del otro. Sin embargo, había una extraña tensión en el aire. Ninguno lo admitiría, pero esa rivalidad les daba un extraño placer.
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