Capítulo 4: La Verdadera Victoria

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Elisabeth no podía dejar de pensar en lo que había sucedido durante la fiesta. El beso que compartió con Ethan había sido como el clímax de una historia que ambos habían escrito sin darse cuenta. Desde esa noche, todo en su vida parecía haberse puesto patas arriba. Durante años, habían jugado al juego de la rivalidad, pero ahora, el tablero era completamente distinto.El lunes por la mañana, al llegar al instituto, Elisabeth se sintió más nerviosa de lo que quería admitir. ¿Cómo iban a comportarse después de lo que había pasado? ¿Sería todo diferente ahora? Mientras caminaba por el pasillo, podía sentir las miradas de sus compañeros, como si todos estuvieran esperando ver cómo iba a continuar la historia de "Ethan y Elisabeth".Cuando lo vio al otro lado del pasillo, su estómago dio un vuelco. Ethan estaba apoyado contra las taquillas, como de costumbre, hablando con un grupo de amigos. Pero en cuanto la vio, su sonrisa arrogante apareció, como si nada hubiera cambiado.


—Buenos días, campeona —dijo, acercándose a ella.


Elisabeth sonrió, recordando el desafío de la fiesta.


—Supongo que ahora ambos somos campeones, ¿no? —respondió, aunque su tono ocultaba el nerviosismo que sentía.


—Tal vez... —Ethan la observó con esa intensidad que ella conocía tan bien—. Pero me pregunto, ¿cuánto durará esta tregua?


Elisabeth arqueó una ceja, fingiendo desinterés, aunque en su interior sentía una mezcla de emociones. ¿Estaba insinuando que quería volver a la antigua dinámica? ¿O tal vez estaba esperando que ella admitiera lo que realmente había entre ellos?


—¿Tregua? Yo diría que ya superamos esa fase, ¿no? —respondió, manteniendo el tono ligero.Ethan sonrió, pero había algo más en su mirada. Sin decir nada más, se inclinó ligeramente hacia ella y susurró:


—Veremos cuánto tiempo puedes mantenerte así sin lanzarme uno de tus comentarios afilados.


Antes de que ella pudiera responder, él se apartó con una sonrisa traviesa y volvió con su grupo, dejándola con una sensación extraña. A pesar de los cambios recientes, Ethan seguía siendo impredecible, lo que mantenía la relación entre ellos tan llena de tensión y misterio.


Elisabeth suspiró y se dirigió a su clase, pero no podía concentrarse. Su mente volvía una y otra vez a las palabras de Ethan y a lo que realmente estaba pasando entre ellos. Todo el instituto estaba acostumbrado a verlos como enemigos, pero ahora... ¿cómo iban a manejar esta nueva etapa?

***

A lo largo de las semanas siguientes, las cosas entre ellos parecían balancearse entre lo conocido y lo nuevo. Los intercambios de comentarios sarcásticos no habían desaparecido del todo, pero había una nueva capa de complicidad en ellos, como si cada comentario escondiera un significado más profundo, algo que solo ellos dos entendían.


Un viernes por la tarde, mientras Elisabeth estaba en la biblioteca repasando para los exámenes finales, Ethan apareció inesperadamente. Se sentó frente a ella sin decir nada, simplemente observándola.


—¿Qué pasa? —preguntó ella sin levantar la vista de sus libros, aunque sentía su mirada clavada en ella.

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