Capítulo 15: Caminos Separados

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Elisabeth sintió un nudo en el estómago cuando la directora del instituto anunció que, debido a su destacado rendimiento académico, había recibido una beca para una universidad prestigiosa en otra ciudad. Era una oportunidad que había esperado toda su vida, pero al mismo tiempo, la noticia la llenó de ansiedad. Ethan, por su parte, también había sido aceptado en una universidad cercana, pero la idea de la distancia se cernía sobre ellos como una sombra.

Los días siguientes fueron un torbellino de emociones. Elisabeth trató de concentrarse en la emoción de su nueva aventura, pero su mente siempre regresaba a Ethan. Aunque habían compartido un momento significativo, la distancia que se avecinaba empezaba a hacer eco en sus corazones.

Una tarde, mientras se preparaban para un evento de despedida del instituto, Elisabeth se encontró con Ethan en el parque donde habían tenido tantas conversaciones sinceras. El aire estaba fresco, y el cielo se tornaba de un azul profundo. Sin embargo, la atmósfera entre ellos era diferente.

—¿Estás emocionada por la universidad? —preguntó Ethan, con una sonrisa que no alcanzaba a iluminar sus ojos.

—Sí, un poco... —respondió Elisabeth, sintiendo que la tensión entre ellos aumentaba—. Pero me da miedo lo que significará para nosotros.

Ethan se quedó en silencio, mirando hacia el horizonte.

—Lo sé. La distancia puede ser difícil —dijo finalmente, su voz grave—. Pero ambos tenemos que enfocarnos en nuestras carreras.

—¿Así que ya lo has decidido? ¿Que no debemos intentar mantenernos juntos? —preguntó Elisabeth, la decepción filtrándose en sus palabras.

Ethan la miró, sus ojos verdes reflejaban una lucha interna.

—No estoy diciendo eso. Solo... no quiero que nuestra relación se convierta en una carga. Ambos tenemos sueños que seguir —dijo, la voz temblando con la sinceridad de sus sentimientos.

—Pero podríamos intentarlo. No quiero perder lo que tenemos. Ya hemos pasado por tanto juntos —replicó Elisabeth, sintiendo que las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.

Ethan suspiró, su expresión se tornó seria.

—Elisabeth, no es que no quiera que estés en mi vida. Pero la universidad es un gran cambio, y tal vez sea mejor que nos tomemos un tiempo. Quiero que te concentres en tus estudios y en ti misma —dijo, la tristeza llenando su voz.

Elisabeth sintió que el corazón se le hundía. ¿Un tiempo? Esa frase resonaba en su mente como un eco. Sabía que, aunque Ethan tenía razón, la idea de separarse era devastadora.

—¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? —preguntó, la voz quebrada—. Siento que todo lo que hemos construido se desmorona.

—No es eso. Es solo que... no quiero que nuestra relación se convierta en una distracción. Quiero que seas feliz —dijo Ethan, acercándose un poco más, pero aún manteniendo la distancia.

Elisabeth sintió una punzada de tristeza al escuchar sus palabras.

—¿Y si ser feliz significa estar contigo? —preguntó, con la voz cargada de emoción.

Ethan cerró los ojos por un momento, como si estuviera buscando una respuesta dentro de sí mismo.

—No quiero que te sientas atrapada. Tal vez sea mejor que tomemos un respiro y veamos cómo se desarrollan las cosas. Siempre podremos hablar y apoyarnos mutuamente, incluso si estamos lejos —sugirió, abriendo los ojos nuevamente.

Elisabeth sintió que su corazón se rompía lentamente. ¿Estaba realmente dispuesto a dejarlo todo en manos del destino? Sin poder soportar la tristeza, dio un paso atrás, alejándose de él.

—Si eso es lo que realmente quieres, supongo que no puedo hacer nada al respecto. Pero te prometo que no será fácil —dijo, sintiendo cómo las lágrimas caían por sus mejillas.

Ethan se acercó para abrazarla, pero ella se apartó. No quería que el último recuerdo que tuviera de él fuera uno de tristeza.

—No... no quiero que esto termine en un abrazo que no significa nada —respondió, sintiendo que su voz se quebraba.

—Elisabeth... —dijo Ethan, pero ella lo interrumpió.

—No, no puedo. Necesito tiempo para procesar esto —dijo, sintiendo que la angustia la consumía.

Sin otra palabra, se dio la vuelta y comenzó a caminar, dejando a Ethan de pie, mirándola con una mezcla de tristeza y confusión. Cada paso que daba se sentía como un ladrillo que se caía de su corazón. La distancia entre ellos parecía crecer más y más con cada paso, y una sensación de pérdida la envolvía.

Mientras se alejaba, sabía que esta era una nueva etapa de su vida, pero el vacío que dejaba Ethan en su corazón la hacía dudar de su capacidad para enfrentar lo que vendría. La universidad estaba a la vuelta de la esquina, y con ella, un futuro incierto que, aunque prometedor, parecía incompleto sin él a su lado.

La tristeza la acompañó mientras se alejaba, y a medida que la noche caía, Elisabeth entendía que el camino hacia el futuro sería más difícil de lo que había imaginado, especialmente ahora que el amor que había encontrado se desvanecía en la distancia.

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