El sol comenzaba a ponerse cuando Elisabeth recibió la respuesta de Ethan. Su corazón latía con fuerza mientras pensaba en el lugar ideal para su encuentro. ¿Qué dirían? No sabía si estaría lista para enfrentar todos sus sentimientos, pero sabía que tenía que intentarlo.
Decidió que el parque, donde habían pasado tantos momentos felices juntos, sería el lugar perfecto. Las memorias de risas y susurros flotaban en el aire, y tal vez, el ambiente podría ayudar a suavizar la tensión entre ellos.
Cuando llegó al parque, el aire estaba fresco y la luz dorada del atardecer iluminaba todo a su alrededor. Se sentó en una banca, sintiendo cómo la nostalgia la envolvía. Pero pronto, el sonido de pasos la sacó de sus pensamientos.
Ethan apareció, su figura familiar era un recordatorio de lo que había perdido y de lo que aún podría haber entre ellos. Se miraron en silencio durante un momento que pareció eterno. Había tanto que decir, pero las palabras parecían atascarse en sus gargantas.
—Hola —dijo Ethan, su voz un susurro en el aire.
—Hola —respondió Elisabeth, sintiendo una mezcla de alivio y nerviosismo.
Se sentaron uno al lado del otro, manteniendo una distancia que parecía estar llena de significados. Elisabeth se armó de valor y decidió romper el silencio.
—Gracias por venir. No sabía si aceptarías —dijo, buscando su mirada.
—No podía ignorar tu mensaje. He estado pensando mucho en nosotros... en lo que pasó —dijo Ethan, mirando hacia el horizonte.
Elisabeth sintió que su corazón se encogía.
—Yo también. La verdad es que he estado tratando de seguir adelante, pero hay algo que me detiene. Siempre he sentido que hay más entre nosotros de lo que se rompió —confesó, sintiendo que las lágrimas comenzaban a asomarse en sus ojos.
Ethan la miró con intensidad, y ella pudo ver en sus ojos el mismo conflicto que había sentido.
—Yo también lo siento, Elisabeth. A veces pienso que nuestra historia no ha terminado. Pero también me asusta lo que eso podría significar —respondió, su voz temblando un poco.
La sinceridad en su tono hizo que Elisabeth se sintiera más fuerte.
—Lo sé. Pero también tenemos que enfrentar lo que pasó. No podemos ignorarlo. La última vez que hablamos fue... difícil. No quería que terminara así, sin una conversación real —dijo, su voz un poco más firme.
Ethan asintió, y su mirada se tornó seria.
—Lo sé. Y lamento cómo manejé las cosas. No quería herirte, pero me sentí perdido. No sabía cómo seguir adelante sin ti, y eso me asustó —admitió, bajando la mirada.
Elisabeth sintió una mezcla de tristeza y comprensión.
—Lo mismo me pasó a mí. Pasé semanas pensando que había tomado la decisión correcta al dejarte ir, pero en realidad, solo me estaba engañando. No quiero vivir con ese vacío —dijo, sintiendo cómo su voz se quebraba.
Ethan se acercó un poco más, la distancia entre ellos parecía desvanecerse.
—¿Y si intentamos hablar sobre lo que sentimos? No podemos seguir aferrándonos al pasado, pero tampoco podemos ignorar lo que hemos vivido —sugirió, su voz llena de esperanza.
Elisabeth lo miró a los ojos y, por un momento, el mundo a su alrededor desapareció.
—¿Y si nos damos otra oportunidad? Tal vez podríamos empezar de nuevo, pero esta vez con más honestidad —dijo, sintiendo que el nudo en su estómago comenzaba a deshacerse.
Ethan sonrió, y ella sintió que todo se iluminaba.
—Me encantaría eso. Pero debemos hacerlo bien, sin secretos ni miedos. Lo que tuvimos fue real, y si vamos a intentarlo de nuevo, quiero que sea desde un lugar de sinceridad —afirmó, su tono lleno de convicción.
Elisabeth asintió, sintiendo una oleada de alivio y emoción.
—Yo también. No quiero volver a perderte. Lo que vivimos fue especial, y creo que podemos volver a construirlo —dijo, su corazón latiendo con fuerza.
Los dos se quedaron en silencio por un momento, sintiendo el peso de sus decisiones. Luego, Ethan tomó su mano, y Elisabeth sintió una chispa de conexión que había estado ausente durante tanto tiempo.
—¿Quieres que empecemos con un nuevo capítulo, entonces? —preguntó Ethan, su voz llena de esperanza.
—Sí, quiero eso —respondió Elisabeth, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.
Ambos sonrieron, y en ese instante, una brisa suave recorrió el parque, llevándose consigo la tristeza del pasado. Aunque había mucho trabajo por hacer para sanar las heridas que habían dejado atrás, el primer paso estaba dado.
Mientras se quedaban allí, tomados de la mano, Elisabeth supo que el camino podría ser complicado, pero tenía la certeza de que valdría la pena. Juntos, podían enfrentarlo todo.
El día se desvaneció lentamente, pero el futuro parecía brillar más que nunca.
---
ESTÁS LEYENDO
Chispas de orgullo
Teen FictionElisabeth y Ethan siempre fueron el centro de atención en el instituto, pero no por ser el típico dúo de guapos populares que todos admiraban. No. Ellos eran rivales. Rivales en todo, desde las mejores notas hasta quién tenía más seguidores en redes...