Los días que siguieron a su conversación en el parque fueron un suave vaivén de emociones para Elisabeth y Ethan. Habían decidido reconstruir su relación, pero ambos sabían que este sería un proceso lento, lleno de altibajos. El tiempo y la distancia habían creado un espacio que necesitaban llenar con confianza y comunicación.
Al principio, sus encuentros eran breves y cautelosos. Se veían en los pasillos de la universidad, intercambiando sonrisas nerviosas y palabras tímidas. Cada vez que se encontraban, Elisabeth sentía mariposas en el estómago. La familiaridad de su presencia era reconfortante, pero el miedo a que todo volviera a desmoronarse la mantenía alerta.
Una tarde, decidieron salir a caminar después de clases. El campus estaba en su máximo esplendor, con los árboles adornados con hojas de tonos dorados y rojizos. Elisabeth sintió que el ambiente era el perfecto para abrir un diálogo.
—¿Te gustaría ir a esa nueva cafetería que abrieron cerca de aquí? —sugirió, tratando de sonar despreocupada.
Ethan sonrió, y su corazón se aceleró al ver esa chispa de alegría en su rostro.
—Claro, suena genial. He oído que hacen un café excelente —respondió, aliviado de que el tema de conversación fluyera con naturalidad.
Mientras caminaban, el silencio entre ellos no se sentía incómodo, sino lleno de expectativa. Era como si cada paso que daban juntos los acercara un poco más. Al llegar a la cafetería, se sentaron en una mesa en la esquina, donde podían observar a la gente pasar.
—¿Sabes? Estaba pensando en nuestras listas. Creo que podríamos hacer algo más con ellas —dijo Elisabeth, juguetonamente, tratando de aliviar la tensión que aún existía.
—¿Qué tienes en mente? —preguntó Ethan, intrigado.
—Podríamos agregar cosas que queremos hacer juntos. Un tipo de "lista de deseos" —sugirió, sintiéndose más animada.
Ethan se inclinó hacia adelante, interesándose por la idea.
—Eso suena perfecto. Así no solo recordaremos lo que nos gusta de cada uno, sino que también crearemos nuevos recuerdos —dijo, sus ojos brillando de emoción.
Comenzaron a escribir en sus teléfonos, compartiendo ideas mientras el café llegaba. Se lanzaron desafíos ligeros, como "hacer una noche de películas" o "visitar un lugar nuevo en la ciudad". La conversación fluyó, y cada risa que compartían parecía borrar un poco más de las inseguridades que aún existían entre ellos.
Pero no todo era tan fácil. A medida que pasaban los días, Elisabeth comenzó a notar que aún había una barrera emocional entre ellos. Aunque habían decidido avanzar, había momentos en que los recuerdos de su ruptura se interponían en el camino. Una tarde, mientras estaban sentados en un parque, Elisabeth sintió que era el momento adecuado para abordar el tema.
—Ethan, hay algo que me preocupa —comenzó, nerviosa por cómo podría reaccionar.
Él la miró con atención, sus ojos reflejando una mezcla de curiosidad y preocupación.
—¿Qué pasa? —preguntó, su tono suave.
—A veces siento que, a pesar de que estamos intentando reconstruir las cosas, todavía hay mucho que no hemos resuelto. Me preocupa que el pasado siga afectando nuestra relación —admitió, sintiendo el nudo en su estómago.
Ethan se quedó en silencio por un momento, considerando sus palabras.
—Tienes razón. Tal vez estamos intentando avanzar demasiado rápido. Necesitamos tiempo para procesar lo que sucedió y lo que sentimos el uno por el otro —dijo, su expresión seria.
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Chispas de orgullo
Roman pour AdolescentsElisabeth y Ethan siempre fueron el centro de atención en el instituto, pero no por ser el típico dúo de guapos populares que todos admiraban. No. Ellos eran rivales. Rivales en todo, desde las mejores notas hasta quién tenía más seguidores en redes...