Lynn Loud Jr., capitana de su equipo de fútbol, es forzada a tomar clases de ballet, lo que la lleva a convivir con Giselle Westwood, su compañera en la escuela, una sofisticada bailarina, que es prejuzgada y molestada por Lynn. Aunque al principi...
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Giselle se encontraba en el pasillo de la escuela, ansiosa por contarle a sus amigas cómo había sido su experiencia trabajando con Lynn en el proyecto. Se acercó a Alicia y Emma, que esperaban cerca de la entrada del salón.
—Hola linda ¿Cómo fue la noche en casa de Lynn?
Giselle se acomodó en el asiento mientras empezaba a relatar.
—Fue todo un caos al principio. Lynn no quería aceptar mi ayuda. Me miraba como si fuera un marciano o algo así. Pero, finalmente, logramos ponernos de acuerdo.
Emma se rió, mientras sacudía la cabeza.
—¿En serio? Eso no me sorprende. Lynn puede ser muy testaruda.
—Sí, y no solo eso, sino que cuando llegué, su casa parecía un campo de entrenamiento militar —continuó Giselle—. Pero cuando empezamos a trabajar, descubrí que en realidad es una buena compañera de trabajo. Se llevó bien con el concepto de la obra.
Alicia asintió, animada.
Justo en ese momento, Lynn apareció por detrás de Giselle y, sin más preámbulo, dijo:
—¿Hoy vamos a trabajar en el proyecto, Muñequita?
Giselle se volvió y sonrió, emocionada de que finalmente se pusieran a trabajar de nuevo.
—Sí, Podríamos ir a mi casa esta vez si quieres. Solo estará mi hermana mayor y mi hermano de 7 años.
Lynn arqueó una ceja, pero al ver la expresión de Giselle, asintió.
—Está bien. Iremos a tu castillo— Giselle sonrió, disfrutando del tono juguetón de Lynn— Entonces no vemos más tarde princesita.
Lynn se alejó, y Giselle se quedó sonriendo, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Alicia y Emma se miraron entre sí y luego giraron sus miradas hacia Giselle, una sonrisa traviesa dibujándose en sus rostros.
—Oye, Gigi —comenzó Alicia—, ¿no te parece que estabas mirando a Lynn de una forma un poco... especial?
Giselle frunció el ceño, tratando de disimular su sorpresa.
—¿Qué? No, para nada. Solo estaba pensando en el proyecto.
Emma se acercó, con un tono burlón en su voz.
—Claro, claro. ¿O es que tienes un pequeño crush en la señorita intensa?
Giselle se sonrojó y movió las manos, como si tratara de deshacerse de la idea.
—No, ¡no me gusta Lynn! Solo es... mi compañera de trabajo.
Alicia se echó a reír.
—¿Compañera de trabajo? Suena como la excusa perfecta para acercarte a ella.
—No estoy tratando de acercarme a nadie—se defendió Giselle, aunque su sonrisa la delataba.
