Lynn Loud Jr., capitana de su equipo de fútbol, es forzada a tomar clases de ballet, lo que la lleva a convivir con Giselle Westwood, su compañera en la escuela, una sofisticada bailarina, que es prejuzgada y molestada por Lynn. Aunque al principi...
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Narra Lynn
Observé a Lia con una mezcla de confusión e incredulidad. ¿Giselle... adoptada? No era que eso me importara, pero de verdad, era una revelación inesperada y, si Lia estaba jugando, esta vez se había superado.
—Lia, ¿es en serio? Pensé que ya habíamos pasado esta fase —suspiré, alzando una ceja.
Habíamos tenido esta conversación antes: andar hablando mal de Giselle no era un deporte que iba a tolerarle, y, sin embargo, aquí estábamos de nuevo.
—No, Lynn, no estoy jugando. Lo que te digo es verdad —replicó Lia, mirándome con una seriedad que ni sabía que podía tener en su arsenal de expresiones.
Rodé los ojos. No, no podía ser cierto.
—Pero si Giselle es idéntica a Elizabeth, ¿de qué estás hablando? —me crucé de brazos, desafiándola a soltarme alguna prueba concreta.
—¿Tú crees que es tan difícil encontrar a una niña rubia y de ojos claros? Mis tíos están forrados en dinero, Lynn, podrían comprar hasta una asiática de ojos azules si quisieran.
Suspiré. Sinceramente, me costaba tomarme en serio lo que estaba diciendo, parecía uno de esos cuentos de misterio baratos. Pero la convicción en la voz de Lia me descolocaba.
—Lia, en serio, basta. Te estás pasando.
—Oye, te estoy diciendo la verdad —insistió, esta vez acercándose y bajando la voz como si me estuviera confesando un secreto prohibido-. Escuché a mi mamá hablando con Andrés en la sala. Yo bajé a ver qué pasaba y los vi intercambiando miradas sospechosas. Les exigí respuestas y, bueno... me contaron toda la verdad. Giselle es adoptada.
Me quedé en silencio, intentando procesar lo que acababa de decir. Adoptada. ¿Giselle, la perfeccionista de Giselle, no era una Westwood de sangre?
—No tiene ningún sentido, Lia. ¿Por qué iban a querer adoptar a Giselle?
—Porque después de Aurora pensaron que no podrían tener más hijos —explicó, sin dudar ni un segundo—. Así que, cuando apareció una chica joven y pobre embarazada que estaba a punto de quedarse en la calle, decidieron que sería su oportunidad perfecta para tomar a la bebé.
Lia me puso una mano en el hombro, mirándome con compasión, pero la aparté casi al instante. No me gustaba la dirección en la que iba esta conversación, y mucho menos cómo Lia estaba convirtiendo a Giselle en una especie de villana.
—Escucha, Lia, Giselle sea adoptada o no, no me debe ninguna explicación. Una familia es familia, sin importar de dónde venga.
—Lynn, no te pongas así. Ella es la que te ha mentido. Está avergonzada de que no tiene sangre Westwood, ¿entiendes? Es hija de una pobre indigente, y sus papás...unos sin vergüenza.
Las palabras de Lia me estaban atravesando como cuchillas. Por una parte, no quería creerle, pero la certeza en sus ojos me hacía dudar. Era confuso. Pero, ¿qué importaba?
