The sexy athlete, is he a girl?

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Narra Giselle

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Narra Giselle

Era el fin de semana, y allí estaba yo, tirada en mi cama como si fuera parte del colchón. Mi cabello, desordenado y enredado, caía por mi rostro. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando mi rostro pálido y demacrado. Me sentía un desastre total; ¿dónde había quedado esa chica que se arreglaba hasta para dormir? Ahora solo era una sombra de mí misma.

Con el celular en mano, decidí que un poco de crema batida sería un desayuno apropiado. Abrí el envase y me lo llevé a la boca, sin moverme de mi posición.

De repente, alguien abrió la puerta de golpe. Era Marcos, mi primo, que entró como si estuviera buscando un tesoro perdido.

-Dios, si te quedas un poco más en esa cama, te vas a fusionar con el colchón -exclamó, observando la escena con una mezcla de sorpresa y diversión en su rostro.

-Uuy, ¿puedes dejarme en paz? ¿No tienes vida social? -respondí, lanzándole un cojín con la poca fuerza que me quedaba.

-¿Y tú no tienes ducha? -preguntó, cruzando los brazos, disfrutando claramente de mi miseria.

-No puedo tocar el agua porque me convierto en sirena -dije, volviendo a mirar mi teléfono como si el mundo exterior no existiera.

-Ahora veo por qué hueles a pescado -replicó, y yo no pude evitar rodar los ojos, sintiéndome como una caricatura de lo que solía ser.

-¿Así que no te vas a levantar? -insistió, como un perro que no deja de ladrar.

-Eeh... no.

-Muy bien. -Con un movimiento rápido, me quitó el celular de las manos y salió corriendo de mi cuarto.

Instintivamente, lo seguí, como si estuviera persiguiendo un ladrón.

-¡Dame el puto celular, italiano de película de bajo presupuesto! -grité, tratando de alcanzarlo.

-Wow, tus insultos son sorprendentes -dijo, riendo mientras mantenía el teléfono en alto, fuera de mi alcance.

Nos encontramos en la sala, donde intenté derribarlo en el suelo. Él se tambaleó, pero logró mantenerse firme, levantando el celular por encima de su cabeza.

-Dame eso, ¡no es justo! -protesté, forcejeando con él mientras me estiraba lo más que podía.

En ese momento, Phillip, mi padre, entró en la sala y nos observó con los brazos cruzados, como si estuviera juzgando un espectáculo de boxeo.

-¿Qué rayos hacen? -preguntó, separándonos de un empujón.

-Este extranjero intruso me quitó el celular sin ningún motivo -me quejé, tratando de parecer digna mientras me sacudía.

-Sí tengo uno -dijo Marcos, intentando mantener su compostura.

-¿Y cuál es? -preguntó Phillip, levantando una ceja.

🩰𝐁𝐀𝐋𝐋𝐄𝐑𝐈𝐍𝐀 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐒 ✧˙⊹ ⁽ᴸʸⁿⁿ ᴸᵒᵘᵈ ᴶʳ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora