Después de Amarte (GL)

41. Apuesta perdida

—Entonces, ¿vamos primero donde Joao?, para preguntarle por qué dijo que fue él quién tomó las fotos.

—Si, pero más tarde, todavía quiero estar así contigo ¿si?

Las chicas no dudaron en aprovechar en hacer el amor toda esa mañana, querían continuar, pero al medio día Isabel empezó a recibir llamadas de Daniela.

—¿No vas a responder? —preguntó la pequeña que la abrazaba por atrás.

—No, ya luego lo hago para terminar con ella.

—Está bien —Maritza le dejó un beso en su mejilla —supongo que Nicole también me estará reventando el celular con sus insistentes llamadas, menos mal que no lo traje.

—Tenemos que hablar con ellas y aclarar todo con tuuuu noviaaa.

—Hey, peque ya, yo quiero estar contigo mi amor —le dio otro beso para dejarle en claro que es a ella a quien quiere.

—Ya ok, y yo contigo Maritza. Te quiero

Maritza sonrió, porque creyó que todo era parte de un sueño y pensó que nunca más iba a volver a escuchar esa frase de parte de Isabel.

Después de bañarse y cambiarse, las chicas se dirigieron a casa del primo de la pequeña, sin embargo, se encontraron con Daniela y Mauricio en el patio.

Maritza quiso soltar la mano de Isabel, pero esta no lo permitió y se puso firme.

—¿Isabel? ¿Qué haces con ella agarrada de las manos? —Daniela preguntó furiosa tratando de apartar a la pequeña de Maritza.

—No la toques —se interpuso la castaña

—No te metas porque ella es mi novia

—Terminamos Daniela, no quiero seguir contigo —intervino Isabel.

—Pues no, tú seguirás conmigo hasta cuando yo quiera Isabel —Daniela no estaba dispuesta a perder a su novia.

—Ya la escuchaste, y es mejor que la dejes tranquila porque ella ahora está conmigo, Daniela.

—¿Y Nicole ya sabe que estás con Isabel?

—No es asunto tuyo, por ahora ni se te ocurra acercarte a ella.

—Yo haré lo que se me dé la gana, tú no me dices qué hacer Maritza —la rubia le dio una mirada fría a Isabel —y en cuanto a ti pequeña, puedes regresar con ella porque.. —sonrió con burla—ya te disfruté primero, solo espero que te gusten mis sobras, Maritza.

La castaña se le iba a ir encima, pero Isabel la sujetó del brazo para que no caiga en la provocación de la rubia.

—Amor, amor, mejor vamos a hablar con Joao. No le hagas caso, por favor.

—No, Joao no está, por eso lo estamos esperando aquí —Mauricio interrumpió

—Yo llamé a mi tía antes de venir y me dijo que él se había quedado en casa, así que permiso, Mauricio.

—Ya te dije que no —el chico no se movía de la puerta.

—¿Aquí era la reunión y no me dijeron nada? —Edú apareció de la nada y bromeando como siempre.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Maritza confundida.

—Vine a cobrarle a Joao, ¿y ustedes?

—Permiso Mauricio —Maritza trató de pasar pero el chico la empujó con fuerza.

—Imbécil —Edú se le fue encima a Mauricio —te advertí que no te metieras con ella.

Los dos chicos empezaron a agarrarse a golpes, hasta que unos vecinos tuvieron que intervenir para separarlos.