Capítulo 22

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El tiempo pasó y, con cada día que pasaba, la vida de Adara y María Corina floreció en una hermosa rutina. La recuperación de María fue completa, y ambas se sumergieron en sus respectivas responsabilidades en la universidad. Adara, ahora en su último año, se dedicaba a sus estudios con fervor. La graduación se acercaba y, con ello, una mezcla de emoción y nerviosismo.

El día de la graduación de Adara llegó como un rayo de sol tras una tormenta. La mañana estaba radiante y el aire fresco prometía un día lleno de celebraciones. María Corina se despertó temprano, emocionada por ser parte de este momento tan significativo en la vida de su amada.

—¡Adara! ¡Despierta! —gritó, entrando en la habitación de un salto—. ¡Es tu gran día!

Adara se estiró, sonriendo al ver a María con su energía contagiosa. A pesar de los nervios que la invadían, la presencia de María la llenaba de calma.

—Estoy tan nerviosa —confesó Adara, mientras se vestía con su toga y birrete.

—Eso es normal. Pero piensa en todo lo que has logrado. Hoy celebramos tu esfuerzo y dedicación —le dijo María, ayudándola a ajustar el birrete—. Estoy tan orgullosa de ti.

La ceremonia se llevó a cabo en el gran auditorio de la universidad, donde cientos de estudiantes y sus familias se reunieron para celebrar este importante logro. Adara se sentía abrumada por la multitud, pero al mirar a María entre los asistentes, encontró su ancla. María sonreía, apoyándose en la barandilla y animando a Adara con gestos de aprobación.

Cuando llegó el momento de recibir su diploma, Adara subió al escenario con el corazón palpitante. Mientras el decano pronunciaba su nombre, la emoción la invadió. Al tomar su diploma, miró a María en la audiencia, y en ese instante, el mundo se detuvo. Todo el esfuerzo, las largas noches de estudio y las dificultades parecían desvanecerse. Solo existía ella y la felicidad de este logro.

—¡Lo hiciste! —gritó María cuando Adara regresó a su asiento, con lágrimas de orgullo en los ojos.

Al finalizar la ceremonia, la emoción de la graduación se desbordó. Adara se unió a sus compañeros, celebrando con abrazos y risas, mientras María se acercaba para atraparla en un fuerte abrazo.

—No hay palabras que puedan describir lo orgullosa que estoy de ti —dijo María, apretando a Adara entre sus brazos.

—Gracias por estar aquí. No habría llegado hasta aquí sin tu apoyo —respondió Adara, sintiendo que su corazón rebosaba de gratitud.

Tras las festividades, María Corina había planeado una pequeña sorpresa para celebrar la graduación de Adara. Reservó una cena en un acogedor restaurante de la ciudad, donde las luces suaves y la música de fondo creaban un ambiente perfecto para la celebración.

—¿Estás lista para la sorpresa? —preguntó María mientras se dirigían al restaurante.

Adara asintió, emocionada por lo que pudiera venir. Cuando llegaron, el personal del restaurante las recibió con sonrisas y las guió a una mesa decorada con flores y velas.

—Es hermoso —susurró Adara, maravillada por la atmósfera.

Mientras disfrutaban de la cena, María Corina tomó la mano de Adara sobre la mesa.

—Quiero que sepas que no solo celebro tu graduación, sino también todo lo que eres y lo que hemos construido juntas —dijo María, su mirada profunda y sincera.

—Tú también has sido una parte fundamental de esto. Tu amor y apoyo me han dado la fuerza para seguir adelante —respondió Adara, con los ojos brillantes.

La conversación fluyó mientras compartían risas y recuerdos, y el tiempo pareció volar. En un momento, María pidió un brindis.

—Por Adara, por su futuro brillante y por todo lo que nos espera. Estoy emocionada de acompañarte en cada paso de este nuevo capítulo —dijo, levantando su copa.

—¡Salud! —exclamó Adara, sintiéndose llena de amor y esperanza.

Tras la cena, decidieron dar un paseo por el parque cercano, donde la noche estaba iluminada por las estrellas. Mientras caminaban, María tomó la mano de Adara, entrelazando sus dedos.

—¿Qué planes tienes ahora que te has graduado? —preguntó María, sintiendo una mezcla de curiosidad y emoción.

Adara miró al cielo, pensativa.

—Me gustaría explorar más el campo de la educación. Tal vez un posgrado... y, quién sabe, algún día tener un proyecto propio —respondió, sintiendo una oleada de sueños renovados.

María sonrió, sintiéndose inspirada por la ambición de Adara.

—Cualquiera que sea el camino que elijas, estaré a tu lado. Siempre —prometió María, apretando su mano.

Esa noche, mientras se acurrucaban en la cama, Adara sintió que su vida había tomado un nuevo rumbo. La graduación no era solo un final; era un nuevo comienzo, lleno de posibilidades. Al mirar a María Corina, se dio cuenta de que cada paso que dieran juntas las llevaría a construir un futuro brillante.

—Gracias por ser mi compañera en esto. Te amo —dijo Adara, acariciando suavemente el rostro de María.

—Y yo a ti. No puedo esperar a ver todo lo que lograremos juntas —respondió María, besando suavemente los labios de Adara.

Y así, con el corazón lleno de amor y esperanza, ambas se entregaron a los sueños que les aguardaban, listas para enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara, siempre juntas.

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Cap de hoy.
Ya estoy mejor por cierto.
Y hoy tengo examen 😔
L@s amo
💗

La profesora-María Corina Machado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora