Capítulo 26

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El tiempo pasó y la relación entre Adara y María Corina se fortaleció aún más. Cada día que compartían estaba lleno de risas, apoyo y amor incondicional. Las experiencias vividas, desde los momentos difíciles hasta las celebraciones, solo sirvieron para unirlas más. Con cada desafío que enfrentaban, se daban cuenta de que juntas eran más fuertes.

Fue en una de esas noches estrelladas en la cabaña, recordando los momentos especiales que habían vivido, que Adara comenzó a pensar en un futuro junto a María Corina. La idea de dar el siguiente paso comenzó a tomar forma en su corazón.

—¿Te imaginas cómo sería nuestra vida dentro de cinco años? —preguntó Adara una noche, mientras se sentaban alrededor de la fogata.

María la miró, sus ojos brillando con curiosidad.

—Lo imagino con amor, aventuras y mucha risa. Pero también imagino cosas que quizás aún no hemos considerado —respondió María, sonriendo.

Las palabras de María resonaron en el corazón de Adara, quien sintió que el amor que compartían merecía ser celebrado de la manera más hermosa. Así que, después de pensarlo bien, decidió que quería dar el gran paso.

A lo largo de las siguientes semanas, Adara comenzó a planear la propuesta. Quería que fuera especial, algo que reflejara la esencia de su amor. Finalmente, eligió el lugar: el mismo parque donde habían celebrado el cumpleaños de María Corina. Era un lugar lleno de recuerdos felices, y sabía que sería el escenario perfecto.

El día llegó, y Adara estaba nerviosa pero emocionada. Llevó a María a dar un paseo por el parque, donde habían compartido tantas risas y momentos inolvidables. Mientras caminaban, el ambiente estaba lleno de flores y el aroma del aire fresco.

—Este lugar siempre me hace sentir tan viva —dijo María, disfrutando de la belleza del entorno.

Adara sonrió, sintiendo que ese era el momento. Se detuvieron junto a un hermoso árbol, cuyas ramas se extendían como si quisieran abrazarlas.

—María, hay algo que quiero preguntarte —comenzó Adara, su voz temblando ligeramente.

María la miró, intrigada.

—¿Qué pasa, amor?

Adara tomó una profunda respiración, sacando un pequeño estuche de su bolsillo. Al abrirlo, reveló un anillo brillante que capturó la luz del sol.

—He estado pensando en nuestro futuro y en todo lo que hemos construido juntas. Eres mi amor, mi compañera y mi mejor amiga. Quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Te casarías conmigo? —preguntó, su corazón latiendo con fuerza.

María se quedó en silencio por un momento, los ojos llenos de lágrimas de felicidad. No podía creer lo que estaba escuchando.

—¡Sí! ¡Sí, mil veces sí! —exclamó, lanzándose a los brazos de Adara.

Ambas se abrazaron para luego besarse, riendo y llorando de alegría. En ese momento, todo el mundo a su alrededor desapareció. El amor que compartían brillaba más que nunca, y supieron que estaban destinadas a estar juntas.

Con los preparativos de la boda en marcha, cada día se sentía como un nuevo capítulo en su historia. Decidieron que querían una ceremonia íntima, rodeadas de sus amigos y familiares más cercanos. El lugar elegido fue la cabaña de montaña, donde habían compartido tantos momentos significativos.

El día de la boda llegó, y el aire estaba lleno de emoción y amor. María Corina, vestida con un hermoso vestido blanco, se veía radiante. Adara, por su parte, lucía un traje que reflejaba su personalidad: elegante y con un toque de originalidad.

Cuando finalmente se encontraron en el altar, sus corazones latían al unísono. Las miradas que compartieron estaban llenas de promesas y sueños compartidos. Las palabras que intercambiaron durante la ceremonia resonaron en sus almas, cada "sí, acepto" marcando un nuevo comienzo.

Cuando llegó el momento de los votos, Adara se sintió abrumada por la emoción.

—Prometo amarte en cada momento, en cada risa y en cada desafío. Eres mi todo, y no puedo esperar para construir nuestro futuro juntas —dijo, su voz temblando con la intensidad de sus sentimientos.

María, con lágrimas de alegría en los ojos, respondió con sus propios votos.

—Te elijo a ti, hoy y siempre. Juntas hemos enfrentado tanto, y sé que nuestro amor es lo suficientemente fuerte como para superar cualquier cosa. Te prometo ser tu compañera, tu amiga y tu amor incondicional.

El momento fue mágico. Cuando finalmente se dieron el beso que sellaba su unión, una ovación estalló entre los presentes. Las risas, los abrazos y la alegría llenaron el aire, mientras todos celebraban el amor que había florecido entre Adara y María Corina.

La fiesta continuó con música, baile y momentos entrañables. Mientras miraban a su alrededor, Adara y María sintieron una profunda gratitud por todos los que estaban allí, apoyándolas en su viaje.

Al final de la noche, cuando la fiesta comenzaba a desvanecerse, Adara tomó la mano de María y la condujo fuera de la cabaña. El cielo estaba estrellado, y todo se sentía perfecto.

—Hoy ha sido el mejor día de mi vida —dijo María, mirando a Adara con amor.

—Y lo mejor está por venir —respondió Adara giñandole el ojo, lo cual hizo sonreír a María Corina

Ambas se quedaron en silencio, disfrutando de la paz que les rodeaba. Sabían que la vida no siempre sería fácil, pero mientras estuvieran juntas, no había nada que no pudieran superar.

Y así, con sus corazones llenos de amor y esperanza, Adara y María Corina comenzaron su nueva vida como esposas, listas para escribir juntos el próximo capítulo de su hermosa historia.


💕💕🌺💕💕
!!Tan, tan, tan!!
Espero y hayan disfrutado esta
historia tanto como yo al
escribirla.
L@s quiero muchísimo
💗

La profesora-María Corina Machado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora