Capítulo 20

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Una semana después de la manifestación, la vida de María Corina y Adara había comenzado a retomar un ritmo casi normal. Sin embargo, el eco de la protesta aún resonaba en el campus, y la relación de ambas se había vuelto más fuerte y visible. A pesar de los desafíos, compartían una alegría renovada en su amor.

Una tarde, mientras María Corina se preparaba para dar una conferencia sobre igualdad en la educación, Adara decidió sorprenderla con un almuerzo en la universidad. Emocionada, llegó a la facultad con una canasta llena de delicias que había preparado con mucho cariño.

Al entrar en el edificio, notó que el ambiente estaba lleno de estudiantes que debatían animadamente. Sin embargo, cuando llegó a la puerta de la sala donde María Corina daba su charla, un fuerte estruendo resonó desde el pasillo. Adara sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

Sin pensarlo, corrió hacia el sonido, encontrando a un grupo de estudiantes agolpados en torno a algo en el suelo. Al acercarse, su corazón se hundió al ver a María Corina tendida en el suelo, inconsciente. Alguien había dejado caer un estante de libros, y María había estado en el lugar equivocado en el momento equivocado.

—¡María! —gritó Adara, arrodillándose junto a ella y tomando su mano, sintiendo que el mundo se desvanecía a su alrededor.

Los demás estudiantes llamaron a una ambulancia mientras Adara intentaba mover a María, pero sabía que no debía hacerlo. La angustia la consumía mientras esperaba que llegaran los paramédicos, su corazón latiendo con desesperación.

Cuando finalmente llegó la ambulancia, los paramédicos la rodearon y comenzaron a atender a María. Adara no podía dejar de llorar, sintiendo que todo su mundo se desmoronaba. La llevaron al hospital, y Adara se quedó a su lado, incapaz de apartar la vista de su rostro.

Las horas que siguieron fueron una agonía. Adara se sentó en la sala de espera, sintiendo el peso del miedo en su pecho. Cuando por fin un médico salió a hablar con ella, su corazón se detuvo.

—La hemos estabilizado, pero tuvo una conmoción cerebral y algunas contusiones. Necesitamos hacer más pruebas para asegurarnos de que no haya daño permanente. Puede que esté inconsciente por un tiempo —dijo el médico, y las palabras fueron como un golpe en el estómago de Adara.

—¿Puedo verla? —preguntó, su voz apenas un susurro.

—Por supuesto, pero solo por unos minutos. Necesita descansar —respondió el médico.

Adara entró en la habitación, su corazón roto al ver a María Corina en la cama, conectada a monitores. La pálida luz del hospital iluminaba su rostro, y Adara sintió que las lágrimas volvían a brotar. Se sentó en la silla junto a ella y tomó su mano.

—Por favor, despierta, María. Te necesito. No puedo imaginar mi vida sin ti —murmuró, apretando su mano con fuerza.

Pasaron los días, y María Corina continuaba inconsciente. Cada vez que Adara entraba a la habitación, hablaba con ella, contándole sobre su día, recordando los momentos felices que habían compartido. Pero cada minuto sin respuesta se sentía como una eternidad.

Una mañana, mientras Adara le leía un libro que ambas habían disfrutado, sintió que la mano de María se movía ligeramente. Con el corazón acelerado, miró a su amiga, y en un instante, los ojos de María Corina se abrieron lentamente.

—Adara... —susurró, su voz débil y entrecortada.

La alegría y el alivio inundaron a Adara, quien tomó la mano de María entre las suyas.

—¡Estás despierta! ¡Por fin! —exclamó, dejando escapar lágrimas de felicidad.

María Corina sonrió débilmente, pero su expresión se tornó seria al darse cuenta de dónde estaba.

—¿Qué pasó? —preguntó, confundida.

—Tuviste un accidente en la universidad. Te caíste y te golpeaste la cabeza. Pero ya estás aquí, y estás a salvo —dijo Adara, sintiendo que su corazón se llenaba de amor y gratitud.

María Corina se esforzó por recordar. Se sentía débil, y su mente era un torbellino. Pero al ver la mirada preocupada de Adara, comprendió que su presencia era su ancla.

—¿Estás bien? —preguntó María, frunciendo el ceño.

—Sí, estoy bien. Pero me preocupaste mucho. No sabía qué hacer sin ti —respondió Adara, con la voz entrecortada.

María Corina sintió una oleada de amor por Adara. A pesar de su debilidad física, su corazón latía con fuerza por ella.

—Te prometo que estaré bien. Solo necesito descansar y recuperarme —dijo, cerrando los ojos por un momento.

Los días pasaron lentamente mientras María Corina se recuperaba. Adara estaba a su lado en cada momento, ayudándola a comer y a realizar pequeñas actividades que la enfermera le permitía. Sin embargo, la experiencia del accidente dejó una huella profunda en ambas.

Finalmente, después de una semana, María Corina fue dada de alta. Adara la ayudó a salir del hospital, sintiéndose aliviada y agradecida. Sin embargo, la experiencia había cambiado la dinámica entre ellas. Ahora sabían que el amor que compartían debía ser valorado y protegido, más que nunca.

Al regresar a casa, Adara preparó un espacio acogedor para que María Corina se recuperara. Pasaron las primeras noches hablando y recordando todo lo que había sucedido.

—Quiero que sepamos que esto nos hace más fuertes —dijo María Corina, mientras se acomodaba en el sofá—. No quiero que este accidente nos asuste, sino que nos impulse a seguir adelante.

Adara asintió, sintiendo que, a pesar de lo difícil que había sido, su amor había sobrevivido a la tormenta.

—Tienes razón. No podemos dejar que el miedo nos detenga. Estamos juntas en esto —respondió, apretando la mano de María Corina.

Con el tiempo, su vínculo se volvió más profundo. María Corina se enfocó en su recuperación y en su relación con Adara, sabiendo que el amor que compartían era lo más valioso que tenían.

Aunque el accidente había traído incertidumbre, también había iluminado su camino. Ambas decidieron que, independientemente de lo que sucediera, estaban listas para enfrentar el futuro juntas, valorando cada momento y cada paso en su viaje compartido.


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Yo debería de estar estudiando para mis exámenes, pero quería actualizar otra vez 😔

La profesora-María Corina Machado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora