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1498 Reino del fuego

El primer embarazo de la princesa avanzo sin contratiempos, su vientre se abultó normalmente y cuando llego su hermana al palacio esta le fue de gran ayuda para los cambios de humor y para tolerar los distintos dolores, la pequeña Anastasia no había sido casada para ese momento y aunque tenía pretendientes su hermana la convirtió en su dama de compañía por petición de la propia princesa.

Atice era una de las que estaba más contenta con la próxima maternidad de la reina, aliviada de que a diferencia de su madre no mostraba síntomas de aborto y tenía una excelente salud, sus ojos se veían más brillantes, sus mejillas sonrosadas y su cabello más sedoso, era como si su belleza se hubiese multiplicado apenas se embarazó, algo que para Atice era obvio porque ahora su cuerpo tenía más sangre ¿de dónde sacaría sino el crío la sangre que necesitaría para crecer? Era por eso que la reina estaba radiante.

Rara vez salía del palacio por más que ella quería hacerlo, por su seguridad era mejor que estuviera resguardad para evitar ser víctima de algún ataque de la gente que seguía disgustada por su matrimonio con el rey, Nóbrac no era específicamente santo de la devoción del pueblo, ya que en sus recorridos no permitía ninguna infracción de la ley, era estricto con las normas, compasivo con los desvalidos, e inflexible con los castigos.

Los duques tampoco veían con buenos ojos al nuevo rey que tras su ascenso al trono no había dudado ni un segundo en encarcelar a su rival, solo Claennis sabía que realmente el muchacho no había sido encarcelado sino convertido en consejero real por sus conocimientos, debía fidelidad a los nuevos gobernantes a cambio de su libertad, un trato que el joven tomo gustoso cuando se lo presentaron tomando el puesto de visir y renunciando a la opción de subir al trono en algún momento hipotético.

De igual forma el muchacho permanecía dentro del palacio, había pasado tanto tiempo encerrado que ya no era capaz de imaginar una vida afuera por lo que prefería quedarse oculto tras esas paredes, estaba contento paseándose libremente por todas las habitaciones del recinto, aprovechando sus comodidades pero sobre todo le gustaba el jardín privado, un patio central oculto en el palacio en donde se había traslado una semilla del árbol que trajeron los forestales, y gracias a la magia de uno de estos elfos el cual fue convocado por la reina el árbol creció rápidamente entregando sus dulces frutos todos los días del año.

La reina que antes amaba los mangos verdes bien aliñados ahora le había agarrado asco al vinagre condimentado que se usaba para bañar el fruto y solo era capaz de comerlos cuando estaban maduros, los disfrutaba incluso con la concha manchando todo su rostro y manos, aun así su institutriz no era capaz de regañarla al ver lo feliz que era comiendo aquel fruto.

Anastasia era la única que sí la regañaba, no porque ella se ensuciara sino porque el pobre señor chispas terminaba embarrado también. Aún se comportaban como cuando eran niñas, Anastasia haciendo hincapié en la etiqueta y Claennis riendo mientras trataba de mancharle el vestido de mango y esta se apartaba molesta buscando la forma de darle una palmada en la cabeza a su hermana como venganza.

- Estaba preocupada porque no quedabas embarazada mi niña, tanto tiempo durmiendo con tu prometido y seguías sangrando una vez al mes, tardaste tanto que por un momento pensé que alguno de los dos era estéril.

Le comentó Atice a la reina interrumpiendo la batalla campal de mango de las hermanas. Anastasia también miró con curiosidad a la reina, era realmente extraño que no se hubiera embarazado antes.

- No vale Atice, si tú supieras que a la primera que estuve con él ya me dejó embarazada, yo pensé que no se podía a la primera pero mira, ahora tengo un pequeño elfo en el vientre que todo el tiempo me pide comida y a los dos minutos me hace vomitarla.

- ¿Cómo que a la primera? ¿Acaso tu primer bebe murió? ¿fue un aborto natural o te lo provocaste?

- Cómo crees Atice, no he tenido ningún aborto, simplemente que estaba esperando a casarme para estar con él.

- Pero como vas a esperar tanto muchachita tonta, les pudo haber pasado algo, pudieron haber cambiado de heredero o suplantarte a ti por tu hermana, y todavía ustedes dos se daban el lujo de esperar LA CABEZA NO ES SOLO PARA SOSTENERTE EL CABELLO. ¡ÚSALA!

- Bueno Atice, pero estoy embarazada no pasó nada y todo salió bien.

- Mira muchachita —la mujer se sacó la sandalia del pie amenazando a la reina con ella mientras esta ya se había levantado de la silla lista para correr— tú a mí no me estés contestando, y más te vale que lo que estés esperando sea un niño o tendrás a todo el pueblo encima oíste.

- Tú tranquila, con las ganas con las que me dieron capas hasta traigo dos príncipes.

- Quien te viera con tu carita de yo no fui.

- Que no me vea Nóbrac porque capas me hace otro muchacho, mira que con el embarazo el pecho me ha crecido bastante.

Después de decir eso tuvo que correr porque Atice le lanzo el primer chanclaso directo a la cabeza –Respeta chica que esas cosas no se dicen- Anastasia solo se quedó riendo alentando a la institutriz a que le lanzara la otra sandalia mientras esta corría, algo que efectivamente hizo y aunque la reina ya estaba a varios metros de distancia cayó derrotada cuando la sandalia le aterrizo en todo el centro de la cabeza mientras su hermana se reía y empezaba también a correr porque Atice le iba a pegar por reírse de su hermana.

Mientras tanto el rey hacia sus rondas habituales, la situación si bien había mejorado se encontraba en un punto delicado, ya que la monarquía no contaba con dinero suficiente para salir adelante correctamente, los nobles y el clero religioso a las hadas no pagaban impuestos y consumían demasiado sin dar su equivalente a cambio, y el pueblo empobrecido exigente y rabioso tenía intenciones de explotar contra los nuevos gobernantes que habían asumido las consecuencias de la gestión desventajosa del reinado anterior.

Los problemas alimenticios habían sido gratamente solucionados gracias a los comedores construidos por la reina en ese entonces princesa los cuales suministraban comida a los más necesitados, también se había construido con los fondos de la reina varios albergues en distintas zonas del reino, pero lo que había causado más ruido en el pueblo fue la creación del voto individual.

Con esto una vez cada cuatro años el pueblo de cada punto cardinal podría elegir al duque que quisiera que los gobernara, rompiendo las estructuras de poder por monarquía y creando un estado democrático en el que cada candidato debía aceptar los votos y decisión del pueblo sin derecho a oponerse.

El duque que no aceptara abandonar el poder sería llevado a la guillotina, su cabeza aún viva y cercenada sería paseada por todo el reino como ejemplo para los otros aspirantes, y como prueba hacia el pueblo de que su voto era respetado, una vez de vuelta al punto de partida el cuerpo y la cabeza sería arrojado al río hada donde el fuego de su cuerpo se apagaría y el candidato morirá al fin después de la humillación.

Otro cambio que el pueblo aplaudía y la monarquía y clero repudiaba era el pago de impuestos para todos, lo que más le molestaba a los hombres de poder es que sus impuestos eran más altos, mientras que los de la burguesía y el pueblo común eran mucho más bajos, aun así no tuvieron más remedio que aceptarlos, ya que cuando intentaron revelarse los guardias fieles a su nuevo rey comunicaron inmediatamente la revuelta, algo que el gobernante asumió dando la orden de guillotinarlos a todos de inmediato después de haber expuesto a los acusados empalados por todo el reino como advertencia para los demás.

Una vez el muchacho regreso al palacio su esposa lo esperaba en el salón principal, ya no usaba los corsés ajustados de cuando la conoció, ahora su cuerpo lucía un vestido holgado con un listón por debajo del pecho que le marcaba sus abultados senos que ahora de vez en cuando soltaban leche, su vientre empezaba a crecer y apenas se notaba bajo los vestidos que usaba que ahora le llegaban a la rodilla mostrando sus piernas pálidas y firmes de tanto correr.

Apenas la reina vio a su esposo corrió hacia él, feliz porque le traía dulces del pueblo, Nóbrac la atrapo en sus brazos alzándola mientras ella rodeaba su cintura con sus piernas besándolo mientras su esposo sonreía, esa era la parte favorita del día del rey, llegar a su hogar y abrasar a su esposa la cual si estaba de buen humor lo besaba asta cansarse, como era el caso de esta noche. 

Villanos de una historia mal contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora